A Vox le crecen los incendios territoriales: el partido se divide ahora en Cantabria

Cataluña, Baleares y Cantabria. Son los tres incendios territoriales que Vox tiene activos. A la ruptura vivida por fascículos en el archipiélago y a la denuncia interpuesta por una parlamentaria en Cataluña contra Ignacio Garriga, número dos de la formación y candidato a la Generalitat, se suma ahora la crisis que atraviesa el partido en el Parlamento cántabro. Fuentes oficiales de la formación regional niegan cualquier problema, pero la semana pasada el grupo se dividió en dos en una votación en la Cámara y evidenció una fractura interna que lleva meses latiendo y que nació con la elaboración de las listas para las autonómicas del año pasado.

La situación tuvo un punto kafkiano. El Parlamento de Cantabria votaba una iniciativa del PSOE sobre los puestos vacantes en la Consejería de Desarrollo Rural y uno de los cuatro representantes que tiene Vox, Cristóbal Palacio, se alineó con el PP y se posicionó en contra. La votación se repitió hasta en tres ocasiones porque se produjo un empate y en todas Palacio mantuvo el sentido de su voto, mientras los otros integrantes de Vox, entre ellas la portavoz, Leticia Díaz, se abstuvieron. El episodio, que no ha alcanzado el nivel de Baleares, refleja cómo las relaciones en el seno del grupo se han ido deteriorando a lo largo de estos meses.

“No hay crisis. Todo se ha magnificado en los medios de comunicación. Fue un detalle puntual y no hay nada más. La votación se consensúa en el grupo y todo se lleva con normalidad”, defienden fuentes oficiales de la formación en Cantabria, quitando hierro a la polémica de la votación, pero las desavenencias, según otras voces, han sido muchas. Estas fuentes sostienen que las diferencias entre Palacio y Díaz, el portavoz la pasada legislatura, comenzaron con la elaboración de las listas del partido para los comicios del 28-M y en la elección de quién ocupaba los primeros puestos. Ese primer punto de fricción siguió cuando llegó el momento de elegir a los miembros de la Mesa del Parlamento y continuó con otra polémica votación a comienzos de marzo.

La portavoz y otras de las parlamentarias votaron a favor de reducir el sueldo de Palacio, que tenía reconocida la dedicación exclusiva, pero a la vez seguía ejerciendo como abogado. Esos dos votos de Vox se unieron a los del PP, el PRC y el PSOE, que tuvieron en consideración lo dictaminado por la Comisión del Estatuto del Diputado y un informe de los letrados del Parlamento, que recordaba que no era posible compatibilizar la dedicación exclusiva con otras actividades. Palacio, que ya vivió una situación similar la pasada legislatura, en una entrevista en Onda Cero, explicó que había planteado la situación para abrir un debate sobre el perfil de profesionales que considera deben entrar en política.

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No es la primera crisis que vive Vox Cantabria. A mes y medio de las elecciones autonómicas del 28-M dimitió la mitad de la ejecutiva del partido en la comunidad por desacuerdos con la dirección nacional, encabezada por Santiago Abascal. Además, a mediados del pasado mes de marzo, Emilio del Valle, hasta entonces presidente de la formación en la región, diputado en el Congreso y concejal en el Ayuntamiento de Santander, renunció a su cargo orgánico. Alegó motivos personales, pero la decisión, según consideran las fuentes consultadas, evidencia la debilidad en Cantabria. Para estas voces los problemas que vive el partido se deben, en gran medida, al hecho de que la dirección nacional “no haya puesto orden”.

Baleares y Cataluña

La crisis en Cantabria se suma a las desatadas en Baleares y Cataluña, dos importantes puntos de inestabilidad para Vox. La denuncia de una compañera de partido contra Ignacio Garriga por supuestamente haber pasado gastos personales al Parlament, como avanzó El Confidencial, ha marcado los primeros compases de la precampaña en Cataluña para la formación. La dirección nacional ha minimizado la ruptura de la formación en el Parlamento de Baleares ―los díscolos han constituido una asociación al margen de Vox, pero siguen formando parte del grupo― y sobre lo sucedido en Barcelona, alegan que es una especie de venganza por la no inclusión en las listas de las autonómicas de la denunciante.

Opinión

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Como contó El Confidencial, los casos de Cataluña y Baleares son considerados por algunas fuentes como dos ejemplos más de la contestación interna contra el aparato del partido. Y no llegan, precisamente, en un buen momento. Inmersos en el ciclo electoral, Vox ha conseguido retener a su única parlamentaria en Euskadi, pero ahora llegan las dos grandes pruebas de fuego, las elecciones a la Generalitat, donde ahora se sitúan por delante del PP y Cs, y los comicios europeos.