Los dardos de Ábalos al PSOE: "Tengo muchas respuestas, y las iré dando"

"Estoy completamente solo". El PSOE ha quemado el fusible de José Luis Ábalos, y éste dará la batalla a esa decisión desde el exilio del Grupo Mixto. El exministro, visiblemente afectado, ha explicado en una comparecencia los motivos que le llevan a "seguir en la batalla" desde un escaño en el Congreso de los Diputados. Pero también ha utilizado su intervención para cargar, aunque sin nombrarlo de forma directa, contra Sánchez y la decisión de Ferraz de exigir su "sacrificio público" para tratar de aplacar el escándalo del caso Koldo.

"Quiero pronunciar una defensa de mi honorabilidad, ante la opinión pública y ante el Partido Socialista". Fue el primero de una larga ristra de dardos al partido que le ha repudiado políticamente sin que exista, al menos de momento, una vinculación judicial directa en el caso de corrupción de su exasesor. El dirigente no respondió a preguntas, pero sí lanzó una amenaza directa a Ferraz. "Sé que hay muchas preguntas. Yo también tengo muchas respuestas, y las iré dando en los próximos días", apuntó.

El diputado ensalzó su papel en momentos clave del PSOE, desde la moción de censura que desbancó a Mariano Rajoy de la Moncloa hasta el rol que jugó en la "cohesión de la militancia en tiempos políticos muy complejos", en alusión a las convulsas primarias de 2017 que catapultaron a Pedro Sánchez. Deslizó, por tanto, la deuda que tiene el jefe del Ejecutivo con él y condenó que después de todo tanto Sánchez como el resto del PSOE le hayan dado la espalda. "Me gustaría estar respaldado por la dirección de mi partido. Creo que hubiese sido lo correcto y lo que hubiese satisfecho más a la militancia de mi partido", lamentó.

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"Me hubiese gustado tener el beneficio del compañerismo, por la senda del sosiego y de la moderación. No ha sido así, no ha sido posible. Se me ha privado de la oportunidad de hallar la mejor solución compartida a la crisis política", incidía el diputado. Ábalos cargó contra las "voces", dentro y fuera de Ferraz, que "desprecian mi propia humanidad porque anteponen cuestiones de poder a justicia", pero justificó su decisión de seguir en el Congreso de los Diputados por el ánimo de "los que aún me quieren, que son muchos".

José Luis Ábalos manifestó su voluntad de convertir su escaño, ya sin siglas políticas a las que obedecer, en una especie de trinchera frente "a los que ahora pretenden echarme a la calle por la puerta de atrás" y que éstos "tengan que mirarme a la cara, tanto a mí como a muchos de mis compañeros del partido que me animan a seguir adelante". "Vuelvo a constatar que no estoy acusado de nada. No tengo ningún enriquecimiento ilícito, y no será porque no se me haya investigado", recordaba.

El exministro criticó una y otra vez que su partido haya decidido obedecer a la "cacería" de la derecha y sacrificarle pese a sus décadas de servicio a la organización socialista. "Los que piden mi expulsión de la política lo hacen en base a la ética. Pero no especifican cuál sería la reparación posterior a mi sacrificio público", incidía, para seguir con el rosario de ataques a la dirección del PSOE, incluso con comentarios velados a la posible implicación de otros ministros en la trama. "Se justifica lo propio y se condena lo ajeno. Con tantas varas de medir no es una ética a la que se pueda apelar".

La durísima intervención de José Luis Ábalos, en la que defendió en todo momento su inocencia y honorabilidad, culminó con una advertencia a Sánchez. Avisó de que su expulsión "no tendrá ningún efecto práctico respecto a otros casos iguales o peores" que podrían afectar a las filas de los socialistas conforme avancen las pesquisas. Y zanjó: "Ser exigentes en la respuesta frente a la corrupción no es actuar por espasmos, sino siendo implacables con quienes se corrompen y delinquen".