Sánchez exige la salida inmediata de Ábalos y él planta cara e intenta negociar

José Luis Ábalos está sentenciado en el PSOE. Su renuncia al escaño es cuestión de poco tiempo. En el partido no creen que pueda aguantar ni un par de días. O se va, o forzarán su salida. La intervención este sábado del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la crisis abierta por el caso Koldo, no da más margen al exministro de Transportes. Fin de estación.

Sánchez le mandó recado de manera directa. Aprovechó su discurso por la mañana en un acto de la Internacional Socialista y se reafirmó en su "lucha" contra la corrupción, que para él es santo y seña de este Gobierno: "El que la hace la paga". "Venga de donde venga y caiga quien caiga", destacó. Ferraz ya intentó tumbarlo el viernes, a través de la vicepresidenta del Ejecutivo y vicesecretaria del PSOE, María Jesús Montero, que le presionó públicamente para forzar su salida.

"El presidente ha marcado el camino", señalan fuentes socialistas. Y no hay más que hablar. Sánchez quiere que deje el acta de diputado de manera inmediata, aunque es su asesor, Koldo García, y no el exministro, según la investigación judicial, quien está implicado en el cobro de comisiones en la compra de mascarillas, durante los peores meses de la pandemia.

Pero Ábalos no lo está poniendo fácil. En dos entrevistas consecutivas en El País y en La Sexta, ha traslucido que para marcharse es necesario negociar. Asegura que "no se ha lucrado" en las mordidas de la empresa Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas e insiste en que no aparece en la querella de la Fiscalía Anticorrupción. "La ley castiga, pero también protege", dijo anoche en televisión. No cierra la puerta a irse, pero no de cualquier modo.

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Internamente, consideran que lo que ha hecho es establecer un "marco de negociación". Fuentes del partido le reconocen la "valentía" de tratar de explicarse, pero también que no cambia la situación y "tendrá que irse". El intento de defenderse en los medios, puede incluso, conjeturan, agravar la crisis. Aunque se defendió con solvencia, no pasó desapercibido que en ningún momento cargó con dureza contra su asesor de confianza.

El exministro y ex secretario de Organización recordó que "ha dado la cara siempre por el proyecto" socialista y que su marcha solo puede producirse si sirve para "ejemplificar la vida pública". Aunque rechaza que se le reclame dejar su cargo de diputado por errar en la elección de sus asesores o no vigilar la actuación de Koldo García, está dispuesto "a hablar". "Estoy limpio", repitió, y, por tanto, no se le puede dejar caer para "darle un tributo a la derecha".

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Pero ¿qué puede acordar Ferraz con alguien a quien buscan sacar a toda costa del escaño? Ábalos ya había pactado que formaría parte de la lista a las europeas. Eso, desde la detención de Koldo García ya forma parte del pasado porque, asumen en el PSOE, está "políticamente muerto". Lo que puede buscar es una "reparación" a futuro, ser rehabilitado, si como él mantiene, está absolutamente al margen de las mordidas de las que su hombre de confianza se benefició.

En el PSOE se respira un denso silencio, a la espera de que formalice que abandona el Congreso. En los territorios nadie cree que tenga otra opción. Ni un solo dirigente ha salido en su defensa. Este asunto está claro "desde el minuto uno", asegura un alto cargo, en referencia a que todo el mundo en la organización sabía que "Koldo era su mano derecha".

Ábalos no ha hablado con el presidente, pero sí con su sucesor al frente de la secretaría de Organización, Santos Cerdán. Él repite que no le han pedido de manera explícita renunciar al acta de diputado. "No voy a hacer una retirada como consecuencia del cuestionamiento de mi dignidad", afirmó, en el sentido de que su renuncia tiene que ser percibida como un sacrificio por el partido, no como una huida o un reconocimiento de culpabilidad. "Tengo que pensar en eso y en mis propios hijos. Pensaré en todo ello y decidiré con compromiso y con convicción". "No creo que sea el culpable de todo esto", remarcó.

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Todo el mundo en el PSOE es consciente de que Ábalos no es cualquiera. Ha sido el número tres del PSOE y, por tanto, posee mucha información. Pero tampoco se confía en que este discurso le sirva de nada. Al contrario, podría acelerar su ejecución política. La cúpula socialista piensa que con el exministro fuera de juego, no hay ya ningún vínculo del Ejecutivo con la trama. Otras administraciones del PSOE como el Gobierno de Canarias o el de las Islas Baleares y el propio Ministerio de Interior contrataron con la trama, pero por mediación del Ministerio de Transportes.

La dirección interpreta que, sin Ábalos de por medio, el caso Koldo muere. La postura del exministro y de personas cercanas es justo la contraria. Sin él, la petición de responsabilidades escalará hacia arriba. "Si hacen a José Luis dejar el escaño, el siguiente a por quién irán es por Pedro", sostienen, en referencia a la ofensiva del PP. El presidente "se quedará sin escudo".

Ábalos se enroca en que él ya pagó con su salida del Ministerio, lo que en el fondo es admitir que Sánchez le destituyó porque intuyó algo turbio. Este es otro punto fundamental para la Moncloa. Con él fuera de la vida pública, las constantes peticiones del PP sobre por qué el presidente le sacó del Gobierno en la remodelación de julio de 2021, carecerían de sentido.

Al exministro le sujeta solo un finísimo hilo casi transparente. La orden de que caiga está dada. En las próximas horas se verá si Sánchez lo corta de manera abrupta o el partido le proporciona un colchón de seguridad. De lo que nadie tiene dudas es de que, en estos momentos, Ábalos ha llegado al final de su vida política.