El papel de Errejón en Sumar: entre los incondicionales de Yolanda Díaz y rodeado de incógnitas

Se especuló con el nombramiento de Íñigo Errejón como portavoz parlamentario y hasta como ministro, pero hoy no cuenta con un cargo oficial, más allá de su puesto en la dirección del grupo Sumar en el Congreso y de su asiento en la ejecutiva del partido de Yolanda Díaz. La vicepresidenta y líder del partido acaba de reforzarle, encargándole la redacción del documento político que aterrizará los objetivos de la formación. Con él trabajará Marta Lois, portavoz parlamentaria, amiga personal y figura de máxima confianza para Díaz.

Distintas fuentes de su espacio político apuestan desde hace semanas por que Errejón tome el testigo de Lois, en el caso de que esta cambie de opinión y quiera concurrir como candidata a las elecciones gallegas, que hoy se aventuran difíciles por la ruptura con Podemos en Madrid y la difícil unión para la cita con las urnas. Hay otras que apuntan a que el prematuro divorcio político con los morados le allana el camino para acaparar más focos. Y luego están quienes sostienen que Errejón, cuya valía reconocen en todo el espacio, está esperando su momento para reclamar más peso.

Sea en lo orgánico, con la construcción de Sumar (Más País ya ha aprobado diluirse en Sumar en varios territorios), como en lo que tiene que ver con lo institucional y su exposición pública. Sin dejar de tener presencia, pero sin quemarse. Y siempre cerca de Díaz. El acuerdo del Turia, impulsado por Errejón y Compromís, es el pacto base entre fuerzas como la Chunta Aragonesista (Cha), Proyecto Drago o Més, que después vertebraron Sumar, como recuerdan en sus filas.

En el entorno del exdirigente de Podemos aseguran que está dedicándose a lo que “siempre” ha hecho: al trabajo político-ideológico, a ejercer como portavoz político de Sumar y a las tareas que pronto tendrá que afrontar como vocal en la Comisión Constitucional de la Cámara Baja, en la que fue portavoz en la anterior legislatura. Interviene en la parte discursiva, en la estrategia a corto y medio plazo, y tiene un rol importante pero acotado en lo mediático. También tuvo un papel destacado en la campaña de las generales. Pero entienden que no habrá cambios en su estatus de forma inmediata.

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Fue él quien respondió en nombre de los suyos al presidente, Pedro Sánchez, que sí es necesario mantener los impuestos al sector bancario y a las energéticas, este mismo jueves. Quien también le había afeado el criticado nombramiento de Miguel Ángel Oliver, exsecretario de Estado de Comunicación, como nuevo presidente de la Agencia EFE.

Como ocurre con Lois o Ernest Urtasun, ambos con la consideración oficial de portavoces (del Congreso y del partido, respectivamente), sus intervenciones públicas y mediáticas están más que calculadas y tasadas, tenga o no una etiqueta o cargo más allá del institucional. Y, ahora, también en el partido.

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Es esa falta de etiquetas la que desconcierta a distintos agentes del espacio, que apuntan a que la tirantez de su relación con Mónica García y Más Madrid explica que hoy no tenga más focos. "Más Madrid es su espacio y a ellas les toca la decisión de qué papel juega en el puzle de partidos", abundan en sus filas.

Interviene en medios de comunicación al menos un día por semana —un esquema muy parecido al adoptado en campaña—, es activo en Twitter y desde ahí también ejerce como portavoz de su formación. Para una parte del espacio, es la figura con más capacidad dialéctica, pedagógica y política, y no tiene demasiado sentido que no cobre más peso. Visto que Podemos acostumbra a asimilarlo con Díaz, antes podía entenderse este esquema. Hoy desconcierta incluso a partidos como el PSOE, que no entienden que no cuente con mayor espacio en la primera línea.

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El lunes, preguntado por el papel de Errejón, el flamante ministro de Cultura y portavoz del partido se deshizo en elogios: "Va a tener un papel importantísimo"; está "implicadísimo" en el despliegue del proyecto, "al igual que ocurrió en la campaña electoral"; "aporta muchísimo". En Sumar, son conscientes de las incógnitas que plantea el futuro de Errejón. Hasta en las respuestas oficiales alaban su experiencia política y parlamentaria, su "capacidad de análisis" y su rol para desarrollar una campaña "en la política útil, alejada del ruido". "Es una voz importante del espacio", abundan, sin ir más allá.

Sin embargo, en la descripción que hacen de él otras figuras de su espacio ya acotan dónde consideran que tiene un mayor valor: "Es una buena cabeza pensante, tiene intuición y capacidad de síntesis. Es un buen apoyo en términos de relato o comunicación", apostillan. Es precisamente esa labor de "apoyo", con intervenciones estelares tasadas —se espera que pronto vuelva a subir a la tribuna de oradores del Congreso—, la que genera mayores suspicacias a la interna.

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El propio Urtasun centró su "importantísimo" papel "en la ejecutiva", así como en el "diseño de la asamblea". Hoy por hoy, ya cuentan con los tres portavoces adjuntos a los que pueden nombrar, y tampoco hay indicios de que Díaz vaya a alterar el equilibrio de fuerzas que en su día enfadó a Podemos y a Izquierda Unida. Son precisamente los morados quienes menos aprecio le tenían, pero también eran quienes menos participaban en la vida del grupo. Y hoy ya están fuera.

Oficialmente, en Sumar no aclaran cuándo tendrá más peso en tribuna el diputado que hace un año recibió el Premio Emilio Castelar al mejor orador de las Cámaras, entregado por la Asociación de Periodistas Parlamentarios. Hoy ha ganado peso a la interna, se mantiene en la órbita de Díaz y deja su sello en los posicionamientos y discursos de los suyos. Mientras, en su espacio político se da por hecho que acabará haciéndose con un papel mayor.