El exjefe de Comunicación de Moncloa se va con un recado: "Huye de profetas"
"Huye, Adso, de los profetas y de los que están dispuestos a morir por la verdad, porque suelen provocar también la muerte de muchos otros, a menudo antes que la propia”, escribe Miguel Ángel Oliver en su despedida a los periodistas
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Sigue el ajuste de cuentas entre los altos cargos defenestrados por Pedro Sánchez en Moncloa. El exsecretario de Estado de Comunicación, el periodista Miguel Ángel Oliver, abandona su puesto con un recado: "Huye, Adso, de los profetas y de los que están dispuestos a morir por la verdad, porque suelen provocar también la muerte de muchos otros, a menudo antes que la propia".
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El suyo es un mensaje críptico —una cita de la novela 'El nombre de la rosa'— que ha compartido con las decenas de periodistas que han seguido de cerca la cobertura informativa del Gobierno, y en concreto del presidente.
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"Me despido personalmente tras estos años en Moncloa. Hay frases y palabras manoseadas en estas circunstancias: placer, honor, orgullo. Las dejaré a un lado", comienza su amable escrito por WhatsApp de quien ha dirigido la comunicación política del Ejecutivo desde que Sánchez accedió a la Moncloa, en junio de 2018.
"Creo que he sido un ratón curioso delante de un queso, Howard Carter mirando por un agujero en el Valle de los Reyes. He visto y hecho cosas increíbles en un tiempo increíble", afirma en mención al egiptólogo que descubrió varias tumbas de la necrópolis del antiguo Egipto.
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La suya, se traduce, ha sido una aventura apasionante, aunque no exenta de sufrimientos. "Me he sentido como Guillermo de Baskerville [protagonista de 'El nombre de la rosa'] dentro de su biblioteca infinita", explica antes de lanzar su dardo envenenado:
"Umberto Ecco (sic) puso en sus labios una frase que aprovecho para concluir mi etapa aquí: "Huye, Adso, de los profetas y de los que están dispuestos a morir por la verdad, porque suelen provocar también la muerte de muchos otros, a menudo antes que la propia", concluye así su ráfaga de despedida de la Moncloa.
Otra despedida
Los cuchillos vuelan estos días en las altas esferas tras la remodelación profunda del Ejecutivo. Sánchez se ha desprendido de sus más estrechos colaboradores en Moncloa, aquellos que hasta ahora formaban el núcleo del poder monclovita. Y cada uno lo digiere como puede.
El todopoderoso jefe de gabinete, Iván Redondo, que hacía pocos días aseguró estar dispuesto a despeñarse "por un barranco" en su servicio leal y dedicado al presidente, se despidió con una amable carta a sus colaboradores del edificio Semillas, dando a entender que su salida era buscada: "A veces en política, en la empresa como en la vida, además de saber ganar, saber perder, hay que hacer algo mucho más importante: saber parar". En una entrevista concedida a El Mundo días antes de su cese, Redondo deja otro comentario agridulce sobre su paso por Moncloa: "Con el tiempo entiendes que todo es un fraude".
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Igualmente brusca ha sido el cese de José Luis Ábalos, del Ministerio de Transportes y de la secretaría de Organización del PSOE. Abandonado por sus antiguos compañeros en el acto de traspaso de carteras, se lamentó de haber sido cabeza de turco, el amortiguador de todos los golpes a Sánchez. "Uno es la cabeza a la que golpear, la que también tiene que lidiar y mediar, sin equipo detrás no es posible hacer nada", aseveró.
Mientras tanto, el flamante nuevo hombre fuerte de Moncloa, Félix Bolaños, lanzó su dardo a los caídos: "Estas cosas ni se deben pedir ni se pueden rechazar", comentó en un mensaje muy explícito que todos interpretaron que tenía a Iván Redondo como destinatario. Aunque el ministro de Presidencia lo negó después intentando aplacar la ira de los caídos de Sánchez.
Sigue el ajuste de cuentas entre los altos cargos defenestrados por Pedro Sánchez en Moncloa. El exsecretario de Estado de Comunicación, el periodista Miguel Ángel Oliver, abandona su puesto con un recado: "Huye, Adso, de los profetas y de los que están dispuestos a morir por la verdad, porque suelen provocar también la muerte de muchos otros, a menudo antes que la propia".