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Nacho Álvarez: el 'traidor' de Podemos que entregó todas las llaves a Díaz
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Ruptura en la izquierda

Nacho Álvarez: el 'traidor' de Podemos que entregó todas las llaves a Díaz

El negociador de Sumar ha sido la última víctima de la caza de brujas en Podemos. Sigue siendo secretario de Economía del partido fundado por Iglesias, pero es vilipendiado por los dirigentes morados

Foto: Nacho Álvarez, Ione Belarra, Yolanda Díaz y Pablo Iglesias. (EFE/F. Alvarado)
Nacho Álvarez, Ione Belarra, Yolanda Díaz y Pablo Iglesias. (EFE/F. Alvarado)
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Nacho Álvarez ha pasado de ser el hombre con las llaves de todas las negociaciones de peso para Podemos a engrosar su lista de traidores. Sumar quería dedicar esta semana a vender el acuerdo de gobierno con el Partido Socialista, pero Podemos directamente vetó a sus dirigentes esta posibilidad. Solo un par se saltaron esta orden, y el partido morado pasó de criticar el contenido del pacto a decir que no lo conocían, en boca de Irene Montero, colocando en el disparadero al negociador jefe. Dirigente del partido desde su nacimiento, en 2014 (es secretario de Economía del partido morado) y responsable de las negociaciones más sensibles en el Gobierno de coalición, el secretario de Estado de Derechos Sociales en funciones ha pasado a ser criticado y cuestionado a la interna. Desde hace meses, con algo menos de intensidad, lo era también por su rol en Sumar.

Había algunos precedentes: estuvo en la lista negra en Vistalegre II (2017), y su labor ya fue puesta en duda con los últimos presupuestos, hace un año, pero lo ocurrido estos días ha roto los medidores. El núcleo duro de Ione Belarra, así como parte del Consejo Ciudadano Estatal, el máximo órgano de dirección entre congresos cargó con dureza contra él esta semana, a la interna. Algunas voces moradas reconocen que lo ha hecho por intentar que la coalición de izquierdas avance en la dirección que marca Díaz. Y mientras suena como ministrable.

A última hora del jueves, tras dos intensos días de polémica en los que dirigentes como Pablo Echenique acusaron a la propia Yolanda Díaz de mentir sobre su conocimiento de las conversaciones, Álvarez volvía a reafirmarse. Aseguró en una entrevista en La Noche en 24 Horas que había informado "a todos los partidos de Sumar", la tarde antes de lograr el acuerdo con el PSOE. Solo Alianza Verde, el partido ecologista dirigido por el exdiputado Juantxo López de Uralde, alineado con algunas de las posiciones moradas ante Díaz, ha denunciado su desconocimiento sobre el pacto. Izquierda Unida, Más Madrid, Compromís, los Comunes o Equo, refrendan a Álvarez, a pesar de sus respectivas tensiones con Díaz. Interlocutó directamente, aseguran, con diputados y dirigentes de todas las fuerzas de la coalición. Y entre distintas formaciones aliadas de Sumar asisten con enfado a la actuación de Podemos para el que ha sido, casi desde su nacimiento, su primer espada en materia económica.

"Nacho mantuvo informado a todo el grupo Parlamentario", asegura Aina Vidal, dirigente de los Comunes y portavoz adjunta en el Congreso. Vidal agradece su "dedicación" y "capacidad" y pide poner los esfuerzos "en el cumplimiento del acuerdo". "Esta no será una legislatura de trámite, será de avances", promete. En su última entrevista, Álvarez, poco dado a los focos, insistió en que la vida interna de los partidos "genera cierto hartazgo y desafección" a la sociedad, y trató de centrar la atención en el que ha sido uno de los acuerdos más difíciles de su hoja de servicios. Con jornadas que se prolongaban hasta la madrugada. Ya a finales de julio remitieron al partido de Pedro Sánchez un primer documento con decenas de páginas, y en las semanas siguientes hicieron lo propio con sucesivas versiones, para recibirlas llenas de borrones. El PSOE aspiraba un pacto de "3 o 4 páginas", "vago e impreciso", apuntan desde Sumar, y no querían que las renuncias opacaran la celebración de un acuerdo de casi 50 folios, con algunas de las medidas nucleares para la coalición de izquierdas.

Foto: Yolanda Díaz, Ione Belarra, Nacho Álvarez y Pablo Iglesias, en 2018. (EFE/ FERNANDO ALVARADO)

Más allá de las manifestaciones en la televisión de Pablo Iglesias, Canal Red, Podemos apenas ha roto su silencio desde que Montero se quejó de que les habían mantenido a oscuras. La agenda oficial del partido solo recoge dos convocatorias a los medios en toda la semana, y en ninguna aparece el nombre de su secretaria general o de la ministra de Igualdad en funciones. Han sido figuras como la coportavoz estatal, María Teresa Pérez, o el propio Echenique, quienes han insistido en que Sumar miente, y en que Podemos no conocía el pacto. El exsecretario general morado cargaba por su parte contra Ada Colau, en respuesta a su amenaza de retirar las subvenciones públicas a los de Ione Belarra si no cumplían el pacto de coalición. Colau entraba también en la lista negra, pero los motivos eran totalmente distintos a los del secretario de Estado.

Hay voces moradas que aventuran la salida o la expulsión de Álvarez, toda vez que consideran que actuó "por libre" al negociar este acuerdo. "Su papel es encomiable", reconoce una de ellas, pero señala que el negociador apuesta por intentar acercar posiciones con Sumar, en un momento en el que la cúpula de Podemos ha elegido "la confrontación". "Está obrando a favor de la coalición, pero en contra de la dirección de su partido", asegura. La maquinaria que dificultará que continúe como responsable económico de Podemos y portavoz de Sumar en esta materia ya está en marcha.

Foto: Yolanda Díaz (c) y Ione Belarra (d). (EFE/Villar López)

El sábado 4 de noviembre los morados zanjarán y presentarán su nueva hoja de ruta política, que les servirá para distanciarse de la formación de Yolanda Díaz. Y que endurecerá la prohibición de la doble militancia. Cuando Álvarez y Alejandra Jacinto aceptaron ser portavoces de campaña de la coalición liderada por Díaz, la cúpula de su partido ya planteó objecciones. Jacinto ha dejado la política, y el portavoz económico de Sumar ha recibido el apoyo del resto de fuerzas del espacio político, pero no de la organización que le propuso como secretario de Estado. La misma que empezó a encadenar gestos de desconfianza hacia él hace meses.

Álvarez (Madrid,1977), es economista y profesor de Economía en la Universidad Autónoma de Madrid. Su solvencia es reconocida fuera de su espacio político, y en el PSOE reconocen que ha sido un hueso duro de roer frente a María Jesús Montero, también conocida por su habilidad negociadora. Ha sido la voz de los morados, de IU y de otras formaciones de su espacio en las negociaciones de los tres presupuestos generales del Gobierno de Pedro Sánchez. También en conversaciones tan complejas como las que permitieron articular los impuestos a la banca y a las energéticas, el pasado año. O en el complicado tira y afloja con el ministro José Luis Escrivá para instaurar el ingreso mínimo vital. Ha sido el cerebro de las principales políticas económicas de los suyos, y el responsable de aterrizarlas frente a sus socios del PSOE. Y de intentar arrastrarlos hacia la izquierda.

Ya estuvo en la cuerda floja una vez, meses antes del segundo congreso de Vistalegre II, que oficializó el divorcio político entre Iglesias e Íñigo Errejón. Álvarez lideró junto a Carolina Bescansa una suerte de tercera vía fallida, no se postuló en ninguna de las listas, pero fue recuperado a posteriori. A finales de 2022, desde su partido ya lo pusieron en una situación difícil cuando afirmaron que no les había informado del aumento del gasto en Defensa que incorporaban los Presupuestos para 2023. Entonces ya había aflorado el pulso entre la dirección y Díaz, y Álvarez fue criticado por su sintonía con la vicepresidenta segunda.

Enmienda la estrategia con Díaz y Montero

La progresiva bunkerización del partido, explican fuentes moradas, se hace evidente en un momento en el que su debilidad orgánica ha quedado al descubierto: con gestoras en cinco comunidades autónomas, la mayoría tras el varapalo del 28-M, el núcleo duro se dispone al relanzamiento como proyecto autónomo sin apenas críticas entre sus dirigentes. Irene de Miguel, coordinadora de Unidos por Extremadura fue, junto con la dirección de Euskadi, quien se saltó la consigna y celebró las negociaciones del pacto con el PSOE. Y es una de las escasísimas dirigentes que lograron un buen resultado en las autonómicas y municipales, además de ser casi la única que confronta abiertamente con la estrategia de la dirección.

"Vengo sin compartir la estrategia estatal desde hace mucho tiempo y lo he expresado en los órganos internos", afirmó la baronesa extremeña en una entrevista en El Salto, el viernes. "Yo creo que nuestros documentos de Vistalegre nos decían que Yolanda Díaz era nuestra líder ―y claro que podemos discutir si eso fue un acierto o no, pero la realidad es esa― y creo que había que haber participado en la construcción de Sumar desde el primer minuto", abundó. En esa entrevista, De Miguel rechaza el documento con el que la cúpula de Belarra aspira a establecer una nueva estrategia, critica que Podemos haya abandonado "el eje abajo-arriba", y, por tanto, opte a quedarse "en el rincón minúsculo" de la izquierda más "pura", y defiende por encima de todo la "unidad", más en un momento de "retroceso" de su espacio. "Podemos no puede, no debería de prescindir de la unidad, y debería de trabajar activamente por ella y tejer desde dentro".

Y hasta enmienda la estrategia de la dirección en lo que toca a su vinculación con el Gobierno naciente, que está a expensas de que Irene Montero continúe al frente de Igualdad. "Tenemos que recuperar el espíritu del 15M, y allí no había nombres ni apellidos, había políticas". "Creo nadie puede ser indispensable porque entonces tenemos un proyecto muy, muy frágil y muy débil", abunda.

Superada la fase del acuerdo programático, Sumar reconoce por fin que ahora sí toca hablar del reparto de ministerios y del organigrama de los mismos. Aunque no quieran reconocerles carácter oficial, en el espacio político, y entre distintas organizaciones, ha habido conversaciones sobre el futurible reparto desde hace meses. La consigna del partido de Díaz es que, hasta ahora, no tocaba hablar de Montero ni de otros nombres, y Podemos espera que confirmen la exclusión de la titular de Igualdad en funciones para distanciarse aún más de Sumar. Sánchez intentará ser investido en menos de un mes, y hoy el partido de la vicepresidenta segunda tiene cada vez más difícil postergar la decisión sobre los morados. Mientras tanto, estos ya apuntan a Álvarez como persona non grata.

Nacho Álvarez ha pasado de ser el hombre con las llaves de todas las negociaciones de peso para Podemos a engrosar su lista de traidores. Sumar quería dedicar esta semana a vender el acuerdo de gobierno con el Partido Socialista, pero Podemos directamente vetó a sus dirigentes esta posibilidad. Solo un par se saltaron esta orden, y el partido morado pasó de criticar el contenido del pacto a decir que no lo conocían, en boca de Irene Montero, colocando en el disparadero al negociador jefe. Dirigente del partido desde su nacimiento, en 2014 (es secretario de Economía del partido morado) y responsable de las negociaciones más sensibles en el Gobierno de coalición, el secretario de Estado de Derechos Sociales en funciones ha pasado a ser criticado y cuestionado a la interna. Desde hace meses, con algo menos de intensidad, lo era también por su rol en Sumar.

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