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El PP se abre a ceder al PNV un puesto en la Mesa para truncar la mayoría de Sánchez
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El PP se abre a ceder al PNV un puesto en la Mesa para truncar la mayoría de Sánchez

Feijóo peleará por ostentar la presidencia del Congreso con el objetivo de boicotear una posible legislatura del PSOE. Los populares confían en el desmarque de Junts o ERC, que ya votaron nulo en las dos últimas ocasiones

Foto: Comité nacional del PP en Génova. (EFE/JP Gandul)
Comité nacional del PP en Génova. (EFE/JP Gandul)

Si Sánchez cuenta con una oportunidad para volver a ser investido presidente del Gobierno, el PP explotará hasta el último recurso para torpedear esa hipotética legislatura desde el arranque y forzar una nueva convocatoria electoral cuanto antes. Feijóo está decidido a pelear por la Moncloa pese a que la aritmética es tozuda, pero antes dará la batalla para intentar controlar la Mesa del Congreso, una institución clave que puede empedrar la agenda legislativa de un eventual Ejecutivo de Sánchez, sin olvidar que los populares ya cuentan con una mayoría absoluta en el Senado. En el PP separan esta votación —que se celebrará el 17 de agosto, el mismo día de la constitución de las Cortes— de la negociación para formar Gobierno, y ponen la mirada en el PNV para intentar que, al menos en este caso, la balanza se incline a su favor. Los jeltzales ya han cerrado la puerta a sentarse a negociar una investidura de Alberto Núñez Feijóo, pero los populares se guardan un as bajo la manga y se abren, incluso, a ceder un puesto en la Mesa a los nacionalistas vascos.

Es un escenario "difícil", admiten varias fuentes populares consultadas, pero "no imposible". El comedido optimismo del PP parte de la creencia de que el PSOE no podría igualar esa oferta y ceder alguno de sus asientos en el órgano de gobierno de las Cortes, no solo al PNV, sino tampoco al resto de fuerzas independentistas. En el primer partido de la oposición, dan por hecho que Sánchez utilizará otras bazas para amarrar apoyos en esta votación, pero no dan la batalla por perdida. Más allá de un eventual apoyo de los nacionalistas vascos, los populares juegan con la teoría del desmarque de Junts. "No suelen entrar en este tipo de cuestiones", confían en el PP.

Foto: Inés Arrimadas, Cuca Gamarra y Ana Pastor, en el Congreso. (EFE/Mariscal)

Tras la primera convocatoria electoral de 2019, Meritxell Batet fue elegida presidenta de la Mesa del Congreso en segunda votación, para la que solo se precisa mayoría simple. ERC, Junts, Bildu y la CUP emitieron votos nulos. En diciembre, tras la repetición de elecciones, los nacionalistas catalanes siguieron la misma táctica y sus votos no fueron contabilizados, al escribir en sus papeletas la palabra llibertat junto a un lazo amarillo, en alusión a los condenados por el procés catalán. Son las mismas fuerzas con las que Sánchez pretende edificar una nueva legislatura, con la diferencia de que, en este caso, repetir la misma jugada le puede costar al PSOE perder la presidencia de la Cámara en favor del PP.

La votación del próximo 17 de agosto requiere en primera instancia una mayoría absoluta de uno de los candidatos a la presidencia de la Cámara, pero ninguno de los dos grandes grupos cuenta con la mayoría necesaria para lograrlo. Los aspirantes más votados se enfrentarían a una segunda votación que, en este caso, solo precisaría más síes que noes. La suma de PP y Vox es de 170 escaños, mientras que en el caso de PSOE y Sumar solo llega a los 153. El concurso de las fuerzas nacionalistas en este último caso resulta esencial.

Foto: El presidente del PNV, Andoni Ortuzar (c), el portavoz en el Congreso y candidato de esta formación, Aitor Esteban (i), y el lendakari, Iñigo Urkullu. (EFE/Luis Tejido)

El PP quiere atraer al PNV a su bloque, al menos en la votación de la constitución de las Cortes, pero incluso en el caso de que los nacionalistas vascos se ubicasen con el PSOE también en esta cuestión, ambas partes estarían empatadas a 171 diputados. El único voto de Coalición Canaria, que permanece en la indefinición, y el paso que dé Junts, con siete escaños, decidirán el color de la presidencia del Congreso.

Las opciones de éxito son limitadas, pero hay margen para la esperanza en Génova. El PP ha comenzado a mover el tablero, y los primeros contactos "extraoficiales" ya han comenzado. El equipo de Feijóo cuenta con varias semanas para iniciar también conversaciones con Vox, en cuyas filas esperan también tener hueco en el órgano pese a la caída de escaños. Esta circunstancia podría alejar al PNV, pero los populares insisten en que, en este caso, los nacionalistas vascos tendrían margen para explicar un eventual apoyo al PP en la Mesa del Congreso, aunque rechacen más tarde repetir esa dinámica para investir a Feijóo. En una entrevista en El País, el líder peneuvista, Andoni Ortuzar, se quejó de las "técnicas legislativas" empleadas por Sánchez en la legislatura anterior, con el beneplácito de la Mesa, por el abuso del decreto-ley durante su mandato. "Desdibujó todos los contornos a su antojo, usó todas las técnicas legislativas a su favor: eso no puede volver a suceder", advirtió.

Foto: Jordi Turull (d), con el portavoz de JxCAT, Josep Rius. (EFE/Enric Fontcuberta)

En un contexto en que un solo voto puede suponer la diferencia entre todo y nada, el PP cuenta con el apoyo de UPN y tratará de afianzar también el voto favorable de Coalición Canaria. El partido regionalista solo cuenta con una representante en la Cámara Baja, Cristina Valido, que puede deshacer el empate entre bloques si Junts se desentiende de la negociación con Sánchez. Pese a que hace solo dos meses el PP y CC firmaron un acuerdo para gobernar juntos en Canarias, la formación ha dejado ver sus dudas respecto a una eventual investidura. Su voto, infirió Valido, se venderá al mejor postor.

Con todo, el PP no prevé dejar ver las costuras de unas negociaciones que pretende llevar con discreción hasta el 17 de agosto. La estrategia pasa por "esperar" y observar con paciencia los movimientos a su izquierda para "dejar que se quemen" y no dar ningún paso en falso. "Si Junts mueve ficha, ya no hay nada que hacer", insisten en las filas del partido. Asumen, además, que se enfrentan a una votación "de infarto", en la que las últimas papeletas pueden negociarse in extremis. Por el momento, el PP no ha decidido quién será su candidato o candidata a la presidencia de las Cortes, aunque gana peso en las quinielas Carmen Navarro, la propuesta de Feijóo para ocupar la secretaría cuarta del Congreso tras la renuncia de Adolfo Suárez Illana.

Si Sánchez cuenta con una oportunidad para volver a ser investido presidente del Gobierno, el PP explotará hasta el último recurso para torpedear esa hipotética legislatura desde el arranque y forzar una nueva convocatoria electoral cuanto antes. Feijóo está decidido a pelear por la Moncloa pese a que la aritmética es tozuda, pero antes dará la batalla para intentar controlar la Mesa del Congreso, una institución clave que puede empedrar la agenda legislativa de un eventual Ejecutivo de Sánchez, sin olvidar que los populares ya cuentan con una mayoría absoluta en el Senado. En el PP separan esta votación —que se celebrará el 17 de agosto, el mismo día de la constitución de las Cortes— de la negociación para formar Gobierno, y ponen la mirada en el PNV para intentar que, al menos en este caso, la balanza se incline a su favor. Los jeltzales ya han cerrado la puerta a sentarse a negociar una investidura de Alberto Núñez Feijóo, pero los populares se guardan un as bajo la manga y se abren, incluso, a ceder un puesto en la Mesa a los nacionalistas vascos.

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