España y Marruecos evitan poner fecha a la reapertura de las aduanas por "seguridad"

La aduana de Melilla existe desde 1866, pero el Gobierno sigue plegándose a las reticencias de Marruecos para reabrirla cinco años después de la clausura unilateral protagonizada por el país magrebí. El Ejecutivo prefiere esperar a que todos los aspectos técnicos estén listos, pese a que la infraestructura en el paso fronterizo de Beni Enzar es una realidad desde hace décadas. En el caso del paso del Tarajal, en Ceuta, sería la primera vez que se pone en marcha, según pactaron Madrid y Rabat durante la declaración conjunta del 7 de abril de 2022. Fuentes de la Moncloa alegan problemas de seguridad para justificar la omisión de una fecha en el documento de 74 puntos que recoge los acuerdos de la reunión de alto nivel (RAN) que se ha producido este jueves: si se anuncia un día, dicen, se podría producir un caos a ambos lados de la frontera.

España y Marruecos han evitado comunicar los plazos de la apertura de ambos pasos comerciales, pese a que el calendario ha sido pactado entre ambos países, según aseguran fuentes gubernamentales. Aunque en su día la diplomacia española fijó el hito para finales de enero, ahora Madrid se conforma con el retraso. De hecho, el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, se ha mostrado "muy satisfecho" con la prueba experimental de la semana pasada, cuando cruzaron desde la parte española hacia la marroquí unas furgonetas con productos de higiene personal.

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El texto acordado por ambos países se limita a hacer una referencia sobre el compromiso de las partes para la "plena normalización" de la circulación de personas y mercancías, y especifica que se ha de hacer "de manera ordenada", es decir, "con los dispositivos adecuados" de control aduanero. "Las partes tienen en cuenta las conclusiones de la prueba piloto del 27 de enero y continuarán esta serie de pruebas según el calendario acordado para superar cualquier posible eventualidad", concluye el apartado número 42 del documento.

En las ciudades autónomas cunde el escepticismo ante el enésimo aplazamiento de la apertura de las aduanas y nadie se cree que el retraso se deba a motivos de seguridad. El presidente de Melilla, Eduardo de Castro, ha pedido este jueves que el anuncio "no se quede en una declaración" y, al contrario, "se formalice lo antes posible por la vía de los hechos", según una nota de prensa remitida por el Gobierno autónomo. Por su parte, el presidente de Ceuta, Juan Jesús Vivas (PP), agradece en declaraciones a El Confidencial la insistencia de Sánchez para abrir los pasos comerciales, aunque advierte: "Es hora de establecer un calendario concreto y que este se haga público".

La declaración no cita a Ceuta y Melilla

Fuentes del Ministerio de Exteriores reiteran estos días que es mejor una implantación progresiva de lo que describen como una "frontera inteligente" —un término que, en realidad, se usa para el trasiego de personas, no de mercancías—, y creen que la precipitación llevaría a situaciones caóticas con los porteadores que operan a ambos lados. El propio Sánchez se ha referido a una apertura "ordenada" en una declaración sin preguntas con su homólogo marroquí, Aziz Ajanuch. Según el diario económico Le Desk, el asunto ha sido tratado en una reunión bilateral entre los ministros de Interior, cuando debería corresponder a los departamentos de Comercio. Sin embargo, el ministerio dirigido por Fernando Grande-Marlaska desmiente tajantemente que ese tema haya estado sobre la mesa. De acuerdo con la prensa marroquí, Rabat ha pedido más tiempo para realizar "ajustes".

Sánchez ha reivindicado la "vigencia de todos los acuerdos" entre ambas partes, con una referencia explícita a "los que fijan nuestras fronteras"

En el trasfondo de este proceso está la cuestión de la soberanía. Marruecos sigue reivindicando oficialmente los enclaves españoles en el norte de África, y durante las últimas horas ha enviado mensajes en esa línea a través de la prensa oficial. Mientras tanto, el presidente del Gobierno inauguraba el plenario de la RAN con una alusión a la integridad territorial: "En nuestro discurso y práctica política vamos a evitar lo que ofende a la otra parte, especialmente lo que se refiere a nuestras esferas de soberanía". En ese sentido, ha reivindicado la "vigencia de todos los acuerdos" entre ambos países, con una referencia explícita a "los que fijan nuestras fronteras". El presidente ceutí valora positivamente las palabras de Sánchez, y considera que suponen una defensa de la españolidad de los enclaves, aunque el documento pactado no cita ni Ceuta ni a Melilla.

La sombra de Mohamed VI

Mohamed VI ha presidido la reunión plenaria de la 12.ª cumbre de alto nivel entre España y Marruecos. A su izquierda, el jefe del Gobierno marroquí, Aziz Ajanuch, y 15 ministros; a su derecha, el presidente del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, 11 ministros —todos del PSOE— y el embajador en Rabat, Ricardo Díez-Hochleitner. El retrato del rey ha vigilado el primer encuentro de estas características entre ambos países en ocho años, mientras el monarca descansa en su residencia privada en Pointe-Denis (Gabón) y los medios marroquíes saludan la docilidad española con un mensaje de advertencia a la Francia de Emmanuel Macron.

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El día después del desplante, las delegaciones de ambos países se han reunido para cerrar 22 acuerdos bilaterales que consolidan el inicio de una nueva etapa en unas relaciones que solo han mejorado tras el giro español para reconocer la propuesta marroquí de una autonomía en el Sáhara Occidental. Entre ellos, están dos memorandos sobre migraciones, varios de carácter económico —para el impulso del transporte, las infraestructuras, los recursos hídricos o la cooperación financiera— y otros de carácter social y educativo, que incluyen facilidades para que los colegios privados españoles puedan abrir centros en el país.

La cumbre nació deslucida por la llamada de este miércoles entre Mohamed VI y Pedro Sánchez, de media hora de duración, que la Moncloa trata de vender como una muestra de la relación personal que une a ambos mandatarios, pero oculta un hecho sin precedentes: el soberano alauita no ha recibido a un presidente del Gobierno de visita en Rabat por primera vez en la historia. El frío de la sala, en el Ministerio de Asuntos Exteriores, es una metáfora del clima en la delegación española, muy molesta por el hecho de que un solo gesto haya eclipsado lo que Exteriores sigue calificando de cumbre "histórica", con un récord de participación ministerial y de acuerdos entre ambas naciones.

Tras el discurso económico en el foro con empresarios de este miércoles, Sánchez ha abierto este jueves las deliberaciones de la RAN con un tono mucho más político. Unos minutos después de que el primer ministro marroquí señalase al soberano alauita como el gran artífice de la reconciliación entre ambos países, el presidente del Gobierno ha celebrado la nueva era que se abre en las relaciones bilaterales, basadas, ha dicho, en el respeto mutuo.

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Sánchez también ha reivindicado ante las dos delegaciones el compromiso de ambas partes por resolver los problemas con una comunicación fluida: "Recurriremos siempre al diálogo, nunca a los hechos consumados". En ese sentido, el Gobierno iniciará conversaciones para renovar el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación entre ambos países, y reitera que la llamada con Mohamed VI estaba pactada desde hace días. No se trató, aseguran desde la Moncloa, de un desplante. Pero la política de gestos importa: el presidente español ha saludado a todos los ministros marroquíes antes de su intervención y se ha referido a su homólogo como "amigo". En la posterior declaración institucional, Sánchez ha agradecido la invitación del monarca a Rabat.

La jornada comenzó con una visita al mausoleo del rey Mohamed V, considerado el padre de la independencia del país. Más tarde, Sánchez y Ajanuch se reunieron en la Primatura, sede del Gobierno, mientras los ministros mantenían sus respectivos encuentros bilaterales en diferentes lugares a lo largo de la ciudad. Tras la declaración de ambos mandatarios sin preguntas de los periodistas —a diferencia de la visita del año pasado—, las delegaciones han cerrado la RAN con un almuerzo conjunto. Mohamed VI no ha estado presente. En contraste, el fantasma —y la fotografía— del rey de Marruecos ha presidido todos y cada uno de los instantes de una cumbre incómoda para la diplomacia española.