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El Mundial de Qatar, coincidencia con clases y ¿mes perdido en la universidad?: "Hay que verlo"
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LA COPA DEL MUNDO SE CUELA EN LAS AULAS

El Mundial de Qatar, coincidencia con clases y ¿mes perdido en la universidad?: "Hay que verlo"

Un mundial atípico comienza en menos de un mes. Miles de universitarios a los que le coincide la cita mundialista con clases tendrán que decir si ir a ellas o no. ¿Puede suponer un mes perdido para los estudiantes?

Foto: Aula universitaria. (EFE/David Borrat)
Aula universitaria. (EFE/David Borrat)

El esférico echa a rodar. Las televisiones se encienden y el mundo (prácticamente) se apaga. Las responsabilidades pasan a un segundo plano. El verano se presenta como paisaje perfecto para disfrutar de la cita mundialista. Grandes reuniones, familia, amigos, un sol de justicia y su correspondiente cerveza fría, tinto de verano o refresco para combatirlo. Un marco idílico para el que desea inocularse en vena desde un Gales-Irán hasta un España-Alemania. Así era todo hasta que llegaron Qatar y sus millones. Cifras desorbitadas de dinero sobre la mesa de las altas esferas de un deporte que desde hace mucho es simple y llanamente un negocio, ni más ni menos. Un pretexto que nos lleva a la celebración de un mundial en los meses de noviembre y diciembre. Lo que nos hará mirar con nostalgia aquellos veranos en los que se podía dejar todo en stand by para dedicar las 24 horas del día a ver ese esférico rodar.

El reloj del portátil marca las 16:45. Es miércoles 23 de noviembre. Álex tarda 10 minutos en coche en llegar desde la universidad a casa de su amiga Clara. Allí ha quedado todo su grupo de amigos para vez el primer partido de España en el Mundial. Juega contra Costa Rica. A las 17 horas. Él es el único que ha ido a clase de su grupo de amigos. Ellos ya están allí de previa. Que realmente ha sido una sobremesa larga, ya que quedaron allí para comer. La clase de Derecho Romano se está alargando más de la cuenta, ya son menos 10, y siempre suele dejar salir el profesor a menos cuarto. Por la cabeza de Álex se pasa quedarse a la siguiente clase, Derecho Administrativo, y ver el partido desde el portátil. Total, ya se iba a perder los primeros minutos del encuentro. Pero, mientras dirimía qué hacer, Andrés, el profesor de Derecho Romano formulaba la deseada frase con la que termina sus clases: "Venga, señores, mañana más y seguramente mejor". Entonces, Álex cerró su ordenador apresurado, lo metió en la mochila y salió escopetado para su coche esquivando alumnos. Objetivo: ver el Mundial.

"Me coinciden clases con casi todo el Mundial y estoy bastante jodido, pero veré todos los partidos de España en mi piso"

Realmente, Álex no existe, pero la situación narrada se dará el próximo día 23 y posteriores fechas durante la celebración del Mundial de Qatar en múltiples universidades. El que sí es de carne y hueso, y estudia a día de hoy la carrera de Fisioterapia en Madrid, es Carlos, futbolero, que se encuentra en la disyuntiva de ir o no a clases. "Me coinciden clases con casi todo el Mundial y estoy bastante jodido", afirma con resignación; pero, en busca de una solución más o menos lógica, acaba sentenciando: "Mira, lo que haré será ver los partidos de España al cien por cien en mi piso, a pesar de que pierda alguna clase, y el resto me los perderé porque no me puedo permitir faltar tanto a clase, aunque, si por mí fuera, me vería todos".

Muchos alumnos universitarios con los que ha hablado El Confidencial no quieren ni dar su nombre por miedo a represalias por parte de los profesores, incluso antes de que empiece el Mundial. Uno de estos comenta que ya tiene planes organizados con sus amigos representados detalladamente en un calendario, y que el miércoles 23, y el jueves 1 de diciembre, días que juega España fase de grupos, "no pisará ninguno" de ellos la universidad. Además, añade, "si el domingo, 27 de noviembre, ganamos a Alemania, puede que salgamos de fiesta para celebrar y, depende del grado de resaca que tengamos, iremos o no a la universidad".

Más fácil para ver el Mundial lo tienen los que dan clases telemáticas. Ignacio González vive en Madrid, pero está cursando la carrera de ADE a distancia en una universidad catalana. "Al tener clase online, lo que haré será conectarme desde el ordenador a la propia clase y ver desde el móvil o la tablet los partidos", afirma sin tapujos. La comodidad de estar desde casa en clase da pie a ello, facilita la vida a aquellos que gusten de ver los encuentros. También están los que verán los partidos dentro de la propia aula mientras reciben clase. Un quiero y no puedo. "Es que no debería perder más clases, pero quiero ver el Mundial", cuenta José Antonio, estudiante de Enfermería. La digitalización de nuestros tiempos está con él, y confiesa: "Me pondré el partido en el portátil en una pequeña pantalla, en la parte superior derecha, y lo tendré de fondo mientras saco apuntes". Una respuesta repetida en esencia por varios alumnos preguntados por este medio.

También, hay otro perfil de alumno bastante extendido, el que no sabía, o no se acordaba, que hay Mundial en los próximos días. "¿Ah, que es el Mundial ahora? Pues hay que verlo, ¿no?", reacciona una alumna de Psicología. Otro alumno, de la misma facultad, al enterarse de la cita mundialista cuenta: "A mí me encanta el fútbol, de hecho, si fuese en verano me sentaría a verlo entero; pero tengo las clases por la tarde y empiezo exámenes en diciembre, voy a tener que pasar de ver los partidos, me veré resúmenes y si puedo algún partido de la Selección, sobre todo si llega a fases finales, pero tampoco le prestaré mucha atención al mundial a priori". Este último representa un perfil de alumno menos extendido que el que al enterarse del evento ha afirmado estar dispuesto a perder clases para ver al menos los partidos de España.

placeholder Un aula vacía, como puede que esté alguna durante el mundial. (L. V.)
Un aula vacía, como puede que esté alguna durante el mundial. (L. V.)

"A mí no me gusta el fútbol, pero, si mis compañeros no vienen a clase bajo esa premisa, yo aprovecharé para tampoco ir. Al final, si falta la mayoría a clases estaremos todos al mismo nivel. Podré permitirme no ir", cuenta un alumno de Educación Infantil, escenificando otro perfil de alumno de cara al Mundial. Son varios los que atestiguan: "Si ellos no van, yo tampoco". Aunque también hay otro grupo social en el alumnado universitario al que el Mundial no le va a afectar en nada. "Me da absolutamente igual, yo seguiré con mi vida y mis clases como si nada, de hecho, detesto bastante el fútbol", cuenta uno. "He escuchado a compañeros decir que no van a venir a clases cuando juegue España, a mí me da igual, ellos pierden temario y luego a lo mejor se arrepienten, los exámenes están a la vuelta de la esquina", opina también una alumna.

Los profesores, claros: "No es justo darles falta justificada"

"¿Ahora es el mundial, de verdad? No tenía ni idea". Es la expresión más repetida de los profesores, los cuales en un alto porcentaje desconocían la proximidad de la competición. Les ha pillado a contrapié, de sopetón. Hay cierto silencio incómodo en torno a este tema. "Los alumnos no me han comentado nada", cuentan algunos profesores. "Ningún profesor me ha dicho nada sobre si se moverá alguna clase, si se hará algo con el Mundial, ni idea", comentan, por su parte, otros alumnos. No hay mucha comunicación. Hay silencio. Cierta guerra fría. Cuando comience el evento, puede haber algún encontronazo alumno-profesor.

Paloma Corbal es profesora de Derecho Concursal. Su asignatura coincide con el primer partido de España en el mundial y ella lo tiene claro: "Se dará clase como cualquier día que damos clase". "A veces será el Mundial de fútbol y otras el de atletismo. Es verdad que el atletismo no tiene tanta afición, pero para el que le guste será lo más y será un acontecimiento importante", afirma la profesora. Eso sí, no se muestra radicalmente en contra de los alumnos que elijan el Mundial a la clase: "Cada uno tiene libertad de elegir. Yo creo que el acudir o no a clases, o prestar o no atención por ver un partido, es algo personal". Además, añade: "Al final, la asistencia a clases tiene una valoración. Tampoco es lo más valorable de todo. Si un alumno considera que es más importante ver el Mundial, es una decisión completamente legítima".

En cuanto a la cuestión de si podría darse como falta justificada la ausencia por ver un partido de España en el campeonato del mundo, Paloma dice: "Si un alumno falta, será una falta a clase sin más. Me parecería injusto dar el tratamiento de falta justificada a esta situación porque no es justo considerar de igual forma igual el hecho de ver un partido del mundial, que incluso lo puedes grabar aunque se pierda cierta emoción, que una falta por situación laboral o una enfermedad".

placeholder La profesora Paloma Corbal en su aula. (L. V.)
La profesora Paloma Corbal en su aula. (L. V.)

La libertad y la decisión crítica de cada alumno es algo que, por lo general, tiene muy presente el profesorado. Íñigo Urquía, profesor universitario de Comunicación y Humanidades cuenta: "Yo se lo digo siempre a mis alumnos, cada uno tiene que organizarse responsablemente y forma parte de su libertad acudir o no a clase. Yo daré la clase y vendrá quien quiera venir, lo que no se puede hacer es cancelar ese día la lección".

La tónica general entre los profesores es la de no hacer cambios en sus clases a raíz de la celebración del Mundial de fútbol. "Supongo que el Mundial será importante, pero no tanto para que afecte a la docencia. Nunca nos hemos visto afectados por un acontecimiento deportivo", asegura Carlos Tejada, profesor de Fuentes especializadas de información. Este docente, además, pone el foco en la diferencia cultural entre los países de Sudámerica (en los que todo se para con la celebración del campeonato del mundo) y el nuestro respecto al fútbol. "En Latinoamérica es diferente. Yo personalmente he visto cómo en países como Colombia, Costa Rica, Brasil o Argentina incluso los partidos de la liga española se viven con auténtica pasión pese a la distancia. En esos países sí que se para toda una ciudad por un partido de fútbol".

"No nos han dado ninguna indicación, imaginamos que será el propio profesor el que decida qué hacer con su clase"

Desde las universidades o rectorados no se ha tomado ninguna directriz para combatir una posible desbandada de alumnos o para evitar un mes perdido en las aulas universitarias que formarán a los profesionales del mañana. "No nos han dado ninguna indicación, imaginamos que será el propio profesor el que decida qué hacer con su clase", cuentan un alto número de profesores consultados. El Confidencial también se ha puesto en contacto con el departamento de Comunicación de la CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas) para saber si se ha previsto algo ante la celebración de la Copa del Mundo. "No teníamos en mente la celebración del Mundial en estas fechas. En principio no se ha comunicado nada sobre ninguna medida respecto al Mundial de Qatar. No sabemos si se tomará alguna decisión en las próximas semanas, pero de momento no sabemos si se ha tomado alguna medida", ha sido la respuesta.

El alumnado argentino y el último Mundial de Messi

Argentina y el fútbol. Un binomio inseparable. Cuando el deporte trasciende más allá en un país, se convierte en algo social, cultural. Miles de alumnos argentinos en universidades españolas puede que no asistan a sus respectivas clases. Esa pasión por tu propio país que se acrecienta en el extranjero en la celebración de un evento que pone a tu gente en la calle, que ilusiona a todo un país. Y, por si fuera poco, este no es un Mundial más. Es el último de Messi. La última bala para que el de Rosario emule a Maradona, levante a todo un país y haga historia.

Bárbara Buenavida es alumna de 4.º de Derecho y, lo más importante, argentina. Está estudiando en Madrid y revela: "No soy una gran aficionada al fútbol pese a ser argentina, sin embargo, el Mundial me apasiona, es algo especial, sale todo el orgullo por tu país y las ganas de apoyar a los muchachos en todos los partidos, puede incluso hasta resultar vehemente". Un elemento sociocultural que está intrínseco en el propio argentino que ha crecido en un ambiente en el que el fútbol es "algo más".

placeholder Bárbara Buenavida en el campus universitario. (L. V.)
Bárbara Buenavida en el campus universitario. (L. V.)

Apenas se le saca el tema de la Copa del Mundo, y ella ya confirma que "es obvio" que verá los partidos de su país, "pese a coincidir con algunas clases". "El Mundial se juega cada cuatro años, y ese momento para los que tenemos un vínculo y una tradición con la competición se vuelve primordial. No es un precepto para perder clases, sino que es algo verdaderamente importante para muchas personas", narra con pasión Bárbara, apuntillando que "los apuntes de clases están siempre, pero la Copa del Mundo es única, y más esta que es la última de Messi".

A la alumna argentina le invade la nostalgia, está lejos de casa y este campeonato es mucho más que eso, le hace recordar su tierra, viejos momentos, a su familia. Días en los que sentirá cómo su corazón palpita más fuerte. "En Argentina, el mundial es mágico, épico, se vive de una manera indescriptible", dice con una sonrisa en la cara y una mirada profunda.

En referencia a la coincidencia del campeonato más importante del fútbol a nivel internacional con las clases, Bárbara se atreve a reflexionar: "No sé si los profesores deberían hacer algo respecto a la coincidencia de clases con el mundial de fútbol. Creo que varía según el sentimiento de cada uno. Mis compañeras acá en España me han contado que es superimportante el Mundial y que se vive también con mucha intensidad. Eso sí, te digo que en Argentina cuando se disputa el mundial se para el país y se para todo. Creo que aquí en España con lo futboleros que son debería pasar lo mismo".

El esférico echa a rodar. Las televisiones se encienden y el mundo (prácticamente) se apaga. Las responsabilidades pasan a un segundo plano. El verano se presenta como paisaje perfecto para disfrutar de la cita mundialista. Grandes reuniones, familia, amigos, un sol de justicia y su correspondiente cerveza fría, tinto de verano o refresco para combatirlo. Un marco idílico para el que desea inocularse en vena desde un Gales-Irán hasta un España-Alemania. Así era todo hasta que llegaron Qatar y sus millones. Cifras desorbitadas de dinero sobre la mesa de las altas esferas de un deporte que desde hace mucho es simple y llanamente un negocio, ni más ni menos. Un pretexto que nos lleva a la celebración de un mundial en los meses de noviembre y diciembre. Lo que nos hará mirar con nostalgia aquellos veranos en los que se podía dejar todo en stand by para dedicar las 24 horas del día a ver ese esférico rodar.

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