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José Antonio Ocampo: "La izquierda triunfa en Latinoamérica por la desigualdad"
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MINISTRO DE HACIENDA DE COLOMBIA

José Antonio Ocampo: "La izquierda triunfa en Latinoamérica por la desigualdad"

La victoria de Petro abrió un escenario inédito en Colombia: nunca había ganado la izquierda. Su ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, reivindica el libre mercado, pero con una fuerte carga social

José Antonio Ocampo (Santiago de Cali, 1952) es algo más que el ministro de Hacienda de Colombia. Es, sobre todo, la señal que envía el presidente Gustavo Petro a los mercados de que su país seguirá una vía ortodoxa. Eso sí, lejos del neoliberalismo que ha atravesado la región desde los años 80. La nueva estrategia se manifiesta en un fuerte apoyo a la justicia social. Su referente es Mariana Mazzucato, la economista italiana que defiende un papel activo del Estado en la reindustrialización. Es decir, la vuelta al Estado emprendedor como agente económico. En esta entrevista, realizada inmediatamente después del triunfo de Lula en Brasil, ofrece algunas pistas sobre lo que pretende hacer en un país que vive un nuevo escenario doble: la paz y la normalización de las relaciones con Venezuela.

PREGUNTA. Pocas personas como usted conocen la realidad socioeconómica de Latinoamérica. No en vano, ha sido director ejecutivo de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe). ¿Cómo explica que las cinco economías más grandes de la región se encuentren ahora en manos de la izquierda? La última, la victoria de Lula, y antes la de Gustavo Petro en su país.

RESPUESTA. Creo que la explicación básica son los problemas de ensanchamiento de la desigualdad que existen en América Latina. Nosotros, junto a los países del sur de África, somos la región más desigual del mundo, y por eso creo que está detrás la incapacidad que ha habido para reducir los índices de desigualdad. Además, hay que tener en cuenta el freno que se ha producido en la caída de la pobreza a causa de la pandemia, aunque ya antes se observaba. Esto es lo que explica los cambios políticos. Las condiciones sociales de América Latina son muy preocupantes, y eso creo que es la causa básica del surgimiento de la izquierda.

Foto: Gustavo Petro durante la campaña. (EFE/Mauricio Dueñas Castañeda)
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P. Lula, Petro, Boric… Ese es el camino de Colombia, ¿una izquierda, digamos, socialdemócrata, en línea con la europea?

R. Yo diría que nada puede ser de corte clásico europeo porque la tradición y los recursos son diferentes. Pero sí que hay una clara convergencia hacia lo que entendemos como una economía de mercado con estándares de política social mucho más activos. Y, en ese sentido, sí que se puede decir que se corresponde con la socialdemocracia europea.

P. Se puede hablar de un cierto hartazgo de las clases bajas y medias latinoamericanas con el modelo neoliberal impulsado desde los años 80.

R. Sí, creo que hay un claro rechazo a esas políticas de apertura de los mercados vista como la solución básica para resolver los problemas de las economías latinoamericanas. Esa política no generó un dinamismo significativo en la región. Lo que sabemos es que el crecimiento ha sido muy inferior al que tuvimos entre 1945 y 1980, durante la era de la industrialización, que era el foco de crítica de esas teorías neoliberales. El concepto que aquí predicó el Banco Mundial a comienzos de los años 90 fue que había que reducir, incluso, el gasto social y focalizarlo en determinadas políticas, gasto en educación o sanidad, y eso ha permitido ciertos avances en algunos temas sociales pese al modelo neoliberal.

P. La corrupción —ahí está el caso Petrobras que contaminó a muchos países—, el ensanchamiento de la desigualdad, como usted dice, no ha dejado de crecer en las últimas décadas. En qué medida ha influido en el cambio de tendencia del voto en la región.

R. Es verdad que también la corrupción ha podido contribuir, pero hay que decir que afecta a todas las vertientes políticas, no es solo una visión de la izquierda. De hecho, hay casos que afectan a gobiernos de izquierda, por lo que hay que estudiarlo con matices.

"Existe un claro rechazo al neoliberalismo como la solución básica para resolver los problemas de las economías latinoamericanas"

P. Cómo ha sido la respuesta internacional al hecho de que, por primera vez, un candidato de la izquierda sea presidente de su país.

R. La reacción internacional ha sido muy positiva. Para empezar, hay que decir que el Gobierno de EEUU ha tenido una actitud muy correcta con el nuevo Ejecutivo, incluso mejor que con la Administración Duque [el anterior presidente del país]. Eso se observa con las visitas que han realizado a Colombia altos funcionarios de EEUU. Al mismo tiempo, la respuesta de los países europeos ha sido muy favorable. Yo diría que hay dos tendencias, por un lado, el apoyo al proceso de paz de Colombia y, por otro, se espera lo que podamos hacer de respaldo a la lucha contra el cambio climático.

P. En un reciente documento de Consenso Latinoamericano, en el que usted participó, se decía que, durante los últimos 30 años, siempre que los precios de las materias primas se han incrementado, la renta per cápita de la economía latinoamericana ha crecido. Por el contrario, cuando se ha producido un retroceso, su crecimiento se ha resentido, incluso durante largos periodos. Sigue siendo verdad. Desde luego, no lo parece en la actual crisis. La región sigue sufriendo pese a los elevados precios de las materias primas.

R. Lo que está pasando con las materias primas es ambivalente. Es cierto que para los países que somos exportadores de petróleo y carbón el efecto de la subida de precios ha sido positivo, pero para muchos otros países latinoamericanos es negativo porque son importadores. Y lo mismo ocurre con los cereales y oleaginosas. Países como Argentina, Brasil o Uruguay se benefician de los elevados precios, pero en este caso Colombia es un importador. Quiero decir que en unos países el efecto neto es positivo, como Colombia, pero en otros no.

P. La economista Mariana Mazzucato, partidaria de un mayor compromiso del Estado con el desarrollo económico, ha estado recientemente con el presidente Petro. ¿Ese es el modelo?, más intervención del Estado, pero visto ahora como un agente emprendedor y dinamizador de la economía.

R. Mi relación con la señora Mazzucato viene de hace mucho tiempo, antes de que fuera ministro. Yo he participado con ella en muchos grupos de trabajo en el mundo académico, y me parece muy apropiado que el presidente haya decidido invitarla. Incluso participó en la reunión que tuvo con el sector privado y con la asociación bancaria de Colombia. Las ideas básicas que ella propone son muy acordes con las políticas que estamos emprendiendo, y que en la terminología de nuestro Gobierno llamamos la estrategia de la reindustrialización. Es decir, el fomento de muchos sectores productivos, especialmente para las exportaciones, pero también para el apoyo de la pequeña producción, lo que llamamos economía popular. En este sentido, nos acercamos a lo que propone Mariana Mazzucato.

Foto: La espada de Simón Bolívar durante la investidura de Gustavo Petro como presidente de Colombia. (Reuters/Cesar Carrión)

P. Colombia ha sido tradicionalmente uno de los países latinoamericanos más estables económicamente. Esa será la línea de actuación. ¿No habrá sorpresas? Por ejemplo, en la seguridad jurídica, que, como sabe, es uno de los asuntos que más preocupa a la inversión extranjera.

R. Por supuesto. Yo lo veo desde un lado diferente. El Gobierno, por decirlo claramente, está comprometido en defender la propiedad privada y el pleno respeto. Pero, por otra parte, también debemos respetar los derechos sociales, que forman parte de las normas constitucionales de Colombia. Hay que recordar que la Constitución comienza diciendo que Colombia es un Estado social de derecho, y por eso los derechos sociales son una parte importante de la agenda del Gobierno. Lo que tenemos que hacer, y le contesto también a su primera pregunta, es combinar una economía de mercado con una política social más activa.

P. ¿Qué política seguirá para atraer capital extranjero? En 2020, España era el segundo país extranjero, tras EEUU, que más invirtió en su país. ¿Qué van a hacer?

R. Esperamos que España siga siendo uno de nuestros principales socios. Poco después de constituirse nuestro Gobierno, el presidente Sánchez nos visitó y trajo consigo una gran cantidad de inversionistas españoles, además de reunirse con quienes ya están presentes. Lo que hay es un compromiso de una inversión adicional de 1.500 millones de dólares. Esto se manifiesta, por ejemplo, en el apoyo español a la generación de energía, con plantas solares y eólicas en las cuales Colombia tiene mucha potencialidad.

La reforma fiscal no tendrá efecto significativo sobre las empresas españolas porque la tributación se mantiene en el mismo nivel

P. ¿Cómo les puede afectar la reforma tributaria que su Gobierno está preparando?

R. No hay ningún efecto significativo o importante porque la tributación de las empresas se mantiene en el mismo nivel, salvo para las empresas de minería y petróleo, que para España económicamente no es tan importante. En energía solar y eólica se mantienen los beneficios tributarios que tienen esas empresas, al igual que en el resto. El mayor efecto es sobre las empresas colombianas, a las que se les suben los impuestos en la distribución de dividendos y se establece un impuesto al patrimonio.

P. Qué consecuencias puede tener el haber reabierto la frontera colombovenezolana con la que se busca normalizar las relaciones bilaterales entre ambas naciones.

R. Es una potencialidad importante. Hay que recordar que Venezuela era nuestro segundo socio comercial, pero con el enfrentamiento político ese comercio colapsó y se convirtió, habría que decir, en un comercio ilegal. Además, provocó una emigración masiva de venezolanos a Colombia. Ahora, por el contrario, vamos a tener un comercio creciente. Curiosamente, los venezolanos residentes en Colombia se han convertido en una fuente de reactivación por sus remesas. Hay todavía dificultades, nosotros éramos grandes importadores de aluminio y acero, pero esas empresas todavía tienen problemas en Venezuela.

P. Le hablo ahora más como economista que como ministro. ¿Cómo está afectando en la región la apreciación del dólar y la subida de tipos de interés que ha aprobado la Reserva Federal?

R. Para nosotros ha sido un golpe muy significativo porque los mercados de las economías emergentes se ven muy afectados por los menores flujos de capital. Está favoreciendo, incluso, la salida de capitales, aunque también porque el coste del endeudamiento externo es para nosotros muy costoso. Prácticamente, se han interrumpido los flujos de financiación. Colombia, que es un país que emite bonos en los mercados internacionales privados, sobre todo en Nueva York, no ha emitido ningún bono este año, simplemente porque no hay condiciones para emitir a un coste razonable. Esperamos que eso comience a revertirse y las tasas de interés en dólares comiencen a bajar. Los tipos de cambio también son importantes, pero para nosotros son más relevantes los tipos de interés que se aplican en la financiación privada.

P. Estamos ante una crisis de deuda, como la que vivió Latinoamérica en los años 80…

R. No. Hay países que tienen problemas de deuda, pero ahí no está Colombia. Hay algunos, como Argentina y Ecuador, que han reestructurado la deuda y otros tienen más dificultades, pero esos están en el Caribe debido a sus serios problemas de sobreendeudamiento. Pero hay muchos países que no tienen esos problemas, La situación es muy heterogénea. México, por ejemplo, tiene muy buen acceso a los mercados de capitales privados, mientras que Brasil tiene un mercado de bonos interior que es el mejor de la región y el más cuantioso. Hay que verlo país por país. Donde hay más problemas es en África, con países sobreendeudados que necesitan un mecanismo mucho más agresivo de manejo de la deuda.

José Antonio Ocampo (Santiago de Cali, 1952) es algo más que el ministro de Hacienda de Colombia. Es, sobre todo, la señal que envía el presidente Gustavo Petro a los mercados de que su país seguirá una vía ortodoxa. Eso sí, lejos del neoliberalismo que ha atravesado la región desde los años 80. La nueva estrategia se manifiesta en un fuerte apoyo a la justicia social. Su referente es Mariana Mazzucato, la economista italiana que defiende un papel activo del Estado en la reindustrialización. Es decir, la vuelta al Estado emprendedor como agente económico. En esta entrevista, realizada inmediatamente después del triunfo de Lula en Brasil, ofrece algunas pistas sobre lo que pretende hacer en un país que vive un nuevo escenario doble: la paz y la normalización de las relaciones con Venezuela.

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