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Con TVE en mínimos de audiencia... ¿Tiene sentido enfangarse para controlarla?
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Con TVE en mínimos de audiencia... ¿Tiene sentido enfangarse para controlarla?

Hubo un momento en el que los gobiernos se dejaban los pelos en la gatera por mandar en el Pirulí. Ese momento es siempre, aunque ya no valga la pena como hace 20 años

Foto: Marc Calderó y Lourdes Maldonado, presentadores de 'Hablando claro'. (RTVE)
Marc Calderó y Lourdes Maldonado, presentadores de 'Hablando claro'. (RTVE)
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Cuentan los históricos de Televisión Española que las mayores batallas por controlar el ente no tienen lugar entre un Gobierno y su oposición, sino entre los distintos clanes de Moncloa. La lista de directores de RTVE que han caído por presiones internas arranca de la mano de la democracia, con un Fernando Castedo atrapado en mitad del frente en el que se convirtió la UCD, continúa con las broncas entre guerristas y felipistas por la gestión de Pilar Miró y termina esta misma semana con la dimisión de Pérez Tornero por presiones de la facción morada del Ejecutivo.

Controlar los medios públicos siempre ha sido la prioridad de cualquier gobierno, tanto estatal como autonómico, aunque para ello adoptasen estrategias que dejan a las claras que el objetivo no suele ser tanto la pluralidad informativa como la fidelidad al relato oficialista. Sin embargo, el alcance de Televisión Española ha caído tan en picado durante los últimos treinta años que cabe preguntarse si sigue mereciendo la pena enfangarse políticamente por su control.

El Telediario ha perdido el 90% de su audiencia en los últimos 30 años

En enero de 1989 se vio forzada a dimitir Pilar Miró. La cineasta había llegado a la cúpula del ente con la oposición de Alianza Popular y las sospechas del vicepresidente Guerra, quien, interpretando el movimiento como un desafío de González, llenó el consejo de RTVE de elementos contrarios a la directora. Después de un trabajo de desgaste que duró tres años y cristalizó en una acusación de malversación por la que fue absuelta, Guerra se presentó en el despacho de González con un solo mensaje: "O Pilar Miró, o yo".

González escogió a Guerra, que a su vez eligió a Jordi García Candau. Para no someterlo a consenso, el Gobierno lo nombró antes de formar el consejo de RTVE, de modo que pudo utilizar una argucia estatutaria para designar al director del ente sin pasar por el Congreso. "Aquello fue una cochinada que sorprendió hasta en el Pirulí, pero que consiguió lo que buscaba: desde ese momento Alfonso Guerra tuvo alguien en la casa que siempre le cogía el teléfono. Y doy fe de que llamaba", dice un ex alto cargo de Televisión Española a este periódico.

Cuando llegó García Candau, Televisión Española tenía una cuota de pantalla del 76% y alcanzaba picos del 88% en los telediarios. Los informativos de la noche, y su posterior debate político, congregaban a entre 10 y 12 millones de espectadores, más de la mitad de ciudadanos que votaron en las Generales de 1989.

La pasada semana, Pedro Sánchez forzó la destitución de José Manuel Pérez Tornero. En el año que llevaba en el cargo, los miembros de Unidas Podemos no dejaron de criticar su gestión, que consideraban más cercana a postulados conservadores. El detonante fue un informe elaborado por José Manuel Martín Medem y Roberto Lakidain, consejeros de RTVE por UP, en el que se evidencia una mayoría de tertulianos conservadores en el ente.

La guerra venía de lejos, concretamente del despido de Jesús Cintora y Mónica López, cercanos a la formación que dirige Ione Belarra, cuando habían 'sorpassado' a su rival directo, 'Al rojo vivo' de García Ferreras. Fue el recién llegado Tornero, con la excusa de que los informativos no debían hacerse con productoras externas a RTVE, quien los sacó de circulación. Desde entonces, los esfuerzos de la formación morada se han centrado en derribarle para colocar en su lugar a alguien más, según su versión, ecuánime.

En el Consejo de Ministros del martes, el Gobierno optó por modificar los estatutos de RTVE, vía real decreto, para dotar de poderes a Elena Sánchez, histórica periodista de la cadena pública que ha ascendido a la dirección general. Aun con la etiqueta de "provisional", se espera que Sánchez acabe la legislatura en el puesto.

Foto: José Manuel Pérez Tornero. (RTVE)

Sánchez no se encuentra el mismo ente que García Candau: Televisión Española marcó en agosto su mínimo histórico, con un 8,1% de 'share', mientras que los telediarios se mueven en torno al 9%. El pasado viernes, el Telediario de la noche lo vio un millón de personas, la mitad que los que se conectaron al de Antena 3 y diez veces menos que en los tiempos de García Candau, cuando ya funcionaban las televisiones privadas.

Un vicio del pasado

El hundimiento del Telediario es uno más dentro del desinterés general por los espacios políticos de Televisión Española. 'La Hora de la 1', el matinal conducido por Marc Sala y Silvia Intxaurrondo, apenas congrega a 162.000 espectadores, mientras que 'Hablando claro', con Lourdes Maldonado y Marc Calderó, se queda en 200.000 televidentes. Estos programas son sistemáticamente barridos por otros de menor enjundia, como el de Alfonso Arús en La Sexta, los matinales de Ana Rosa Quintana y Susanna Griso, e incluso el espacio gastronómico de Karlos Arguiñano.

placeholder Xabier Fortes, presentador de 'La Noche en 24 Horas'. (RTVE)
Xabier Fortes, presentador de 'La Noche en 24 Horas'. (RTVE)

Peor situación vive el 24 Horas, un canal público dedicado íntegramente a la información. Su programa estrella, 'La Noche en 24 Horas', conducido por Xabier Fortes, es el que congrega a la mayor parte de los tertulianos señalados en el informe de Podemos. No obstante, echando un vistazo a sus cifras, se puede comprobar que su impacto social es mínimo. El pasado 28 de septiembre registró su pico de audiencia con la entrevista a la vicepresidenta Yolanda Díaz: 1,6% de 'share' y 213.000 espectadores.

"Esta obsesión por controlar RTVE viene de la época en la que el sesgo de las tertulias era importante porque movían grandes audiencias, pero ahora...", dice Juan F. Lamata, experto en medios de comunicación y colaborador de El Confidencial. "Ahora ves 'La hora de la 1' o 'La Noche en 24 Horas' y notas que no son tertulias que marquen la agenda en absoluto, sin mencionar Radio Nacional, que no ha vuelto a levantar cabeza, en términos de audiencia, desde la salida de Juan Ramón Lucas".

"No tengo claro que merezca la pena el espectáculo que montaron PSOE y Podemos por controlar un medio tan en decadencia. Aún recuerdo aquella tarde en la que Ana Pardo de Vera anunció que iba a ser la directora de RTVE, cuando el PSOE estaba tanteando a Arsenio Escolar, y se tuvo que desdecir al poco tiempo. Después Iglesias señaló al periodista de 'El Diario' Andrés Gil, pero este no estaba por la labor... y el PSOE tuvo que recurrir a una argucia para nombrar provisionalmente a Rosa María Mateo. ¿De qué les ha servido todo este ridículo?", se pregunta Lamata.

"No es una cuestión del PSOE, porque el PP ha hecho exactamente lo mismo cuando ha gobernado. La idea de controlar RTVE sin consensos ha seducido a todo el mundo que ha pasado por Moncloa, y no solo a nivel político: también se ha intentado controlar las productoras que trabajan para Televisión Española con fines económicos, como hizo Rajoy con los cercanos al PP", dice Ramón Tijeras, profesor de Periodismo y autor de 'Las guerras del Pirulí' (Debate, 2005), sobre el ente Público. "Ahora incluso tiene más sentido: con un parlamento tan fragmentado, encontrar a un candidato que les guste a todos se ha convertido en una misión imposible. Es curioso que la pluralidad en el Congreso, lejos de favorecer la pluralidad en la televisión pública, genera el efecto contrario".

Para Tijeras, el control de RTVE no ha de entenderse como un solo altavoz, sino como un elemento más del ecosistema mediático del que disponen los gobiernos: "Televisión Española ya no es tan relevante como antes, y cada día lo es menos, pero sigue siendo una referencia para los españoles, aunque sea a nivel simbólico", explica. "Pero el control de los medios también se da en el ámbito privado. La creación de las televisiones privadas, y en especial la composición de sus accionariados, se hizo a imagen y semejanza del PSOE, que gobernaba en ese momento, y tampoco podemos olvidar el papel de José Luis Rodríguez Zapatero en la puesta en marcha de La Sexta, que se la regala a unos amigos. Todas las maniobras de los gobiernos respecto a los medios de comunicación se hacen en aras del control de la información", dice el profesor.

Al fondo siempre subyace el mismo problema: no hay intención política de conseguir la independencia de los medios públicos. "Zapatero fue el único que intentó algo parecido. Puso a Fran Llorente al frente de los Informativos y la audiencia repuntó mucho. Después, intentó instaurar la norma de que todos los directores de RTVE tenían que pasar por el Congreso, pero lo primero que hizo Rajoy al llegar fue cargársela", dice Lamata. "No hay disposición a solucionar esta cuestión", apunta Tijeras. "Estamos realmente lejos de un modelo como el de la BBC, que incluso es capaz de autofinanciarse. Aquí inventamos cualquier excusa para evitar la ley y designar al director que mejor nos caiga. Todo queda al albur de los clanes del Gobierno... y de los de RTVE", zanja.

Cuentan los históricos de Televisión Española que las mayores batallas por controlar el ente no tienen lugar entre un Gobierno y su oposición, sino entre los distintos clanes de Moncloa. La lista de directores de RTVE que han caído por presiones internas arranca de la mano de la democracia, con un Fernando Castedo atrapado en mitad del frente en el que se convirtió la UCD, continúa con las broncas entre guerristas y felipistas por la gestión de Pilar Miró y termina esta misma semana con la dimisión de Pérez Tornero por presiones de la facción morada del Ejecutivo.

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