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El fútbol abre un cisma en el Govern balear: el polémico patrocinio que recibirá el Mallorca
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El fútbol abre un cisma en el Govern balear: el polémico patrocinio que recibirá el Mallorca

La decisión de financiar al club con más de un millón de euros públicos no convence ni a los socios del Gobierno, ni a los organismos implicados. El PSOE, impulsor de la medida, se ha enfrentado a Mès

Foto: Vedat Muriqi celebra un gol ante el Real Madrid esta temporada. (EFE/Juanjo Martín)
Vedat Muriqi celebra un gol ante el Real Madrid esta temporada. (EFE/Juanjo Martín)

En pleno año electoral, cuando son frecuentes los cruces de reproches y los maremotos políticos entre partidos, el fútbol ha sido el detonante de la crisis que ha sacudido al Govern de Baleares. Y no termina de resolverse. El Ejecutivo autonómico, liderado por el PSOE de Francina Armengol con el sostén de Unidas Podemos y Mès per Mallorca, una formación localista, sigue enredado en la disputa después de que el Parlamento avalase una polémica decisión: financiar con más de un millón de euros al Real Mallorca, y también al Atlético de Baleares. En total, serán 1,8 millones los que aportarán entre las distintas instituciones implicadas, a repartir entre ambos conjuntos. Todo partió de los socialistas, que no han contado con el respaldo de uno de sus socios. Mientras que UP voto sí, pese a las reticencias manifestadas, Mès se opuso con rotundidad.

placeholder Francina Armengol recibe a la plantilla del Mallorca en una imagen de 2018. (EFE/Atienza)
Francina Armengol recibe a la plantilla del Mallorca en una imagen de 2018. (EFE/Atienza)

Los argumentos del 'no' tienen mucho que ver con la turistificación en la islas y con el cuestionamiento de un sector que es el gran estímulo económico, pero también un talón de Aquiles que asfixia a la población. Que el PSOE haya propuesto un patrocinio para estos dos equipos, con idea de volverlos más competitivos, forma parte de una campaña para promocionar turísticamente al Real Mallorca, que finalmente terminó extendiéndose también al Atlético de Baleares para equilibrar la balanza. Es decir, se intentó que el dinero público no fuese a parar únicamente al club de primera. Además, hubo que rebajar los objetivos oficiales para centrarlos más en el impulso el deporte profesional, en lugar de atraer visitantes que lleguen interesados por un destino futbolístico.

El debate por la campaña para impulsar aún más al sector a través del Real Mallorca se gestó en plena temporada estival, y una reunión maratoniana que se alargó por más de diez horas confrontó posturas entre los tres partidos del Govern, días después de conocer las intenciones del PSOE. Al final, los morados decidieron guardar la crítica en el cajón interno y votar a favor, mientras que Mès apretó el pulso y terminó posicionándose en contra. Aunque poco importó, pues la iniciativa terminó saliendo adelante con los apoyos de Ciudadanos –pese a que su portavoz abandonó el hemiciclo por discrepancias– y otro partido local, Proposta per les Illes. El PP tampoco avaló el patrocinio, y llegó a acusar al Ejecutivo de estar financiando con un "regalo caro" a una sociedad que ya es rica de por sí.

El "arrecife insalvable" entre PSOE y Mès fue la cantidad de dinero pactada

Semanas antes, y recién entrado septiembre, Mès había convocado una asamblea interna para definir su posición, a sabiendas de que la coalición de la que forma parte seguiría adelante con la dotación al club, en lo que consideraron una decisión unilateral de los socialistas. Además, reprocharon al partido que la cantidad fijada no se hubiera establecido por baremos conocidos, pues denunciaron no saber bajo qué requisitos se había considerado que fuese un presupuesto adecuado. Y la última consecuencia, admitieron, fue el "arrecife insalvable" que esto había creado entre ambos socios de Gobierno, Mès y PSOE. Todo, por el fútbol.

El Ayuntamiento se desvincula

Pero a día de hoy, la discusión ha trascendido y ha alcanzado a otra institución. En un principio, se anunció que el patrocinio iban a financiarlo tres administraciones: el Govern Balear, el Consell de Mallorca, y el Ayuntamiento de Palma, que debería aportar una suma de 250.000 euros sobre el total acordado. Aunque el lío político se desató en el Ejecutivo autonómico ha acabado llegando al municipal. El Consistorio confirmó la semana pasada que no contribuiría a ninguna subvención que implicara al Real Mallorca. Únicamente, dijo, aportaría dinero a los clubes sin ánimo de lucro.

La razón es que la aportación municipal tenía que articularse a través de la fundación turística que inicialmente estaba implicada en el proyecto de patrocinio. Pero quedó fuera tras la decisión de desvincular la aportación económica del estímulo a este sector. "Ya no tiene ningún sentido mantener esta subvención", concluyó el portavoz del Ayuntamiento, Alberto Jarabo, para justificar el cambio de postura del Gobierno local. Algo que no sentó nada bien a la presidenta del Consell, Catalina Cladera, que esgrimió que no había constancia alguna de es cambio en el acuerdo de patrocinio, e instó a la Administración local a continuar en él.

Foto: La presidenta de baleares, Francina Armengol. (EFE/Cati Cladera)

Tras la polémica subyace un debate intenso en las islas: el impacto del turismo. Una parte de la población de Baleares lleva tiempo cuestionándose cuál es el límite en lo que a visitantes se refiere. Este verano, con las restricciones por el covid casi olvidadas, la comunidad registró un récord en julio, con 2.810.155, casi un 10% más que en el año previo a la pandemia, y rondando los 55.000 visitantes más que para el mismo periodo en 2016, según las estadísticas de la Conselleria de Turismo. Las cifras crecen y crecen, y la saturación no toca techo. El debate sobre cuándo frenar la tendencia está en el punto de mira.

De hecho, este verano fue el primero en el que se aplicó una de las medidas estrella para dar respuesta al problema: una moratoria que impide crear nuevas plazas turísticas, ni en hoteles ni en residencias, por los próximos cuatro años. El replanteamiento del modelo balear pasa por intentar dirigirse a un turismo de mayor calidad, frente a la búsqueda incesante de cantidad. Y muchos han visto en el patrocinio al Real Mallorca, que en un principio se anunció como una vía más de promoción, una nueva lanza en favor de la turistificación.

En pleno año electoral, cuando son frecuentes los cruces de reproches y los maremotos políticos entre partidos, el fútbol ha sido el detonante de la crisis que ha sacudido al Govern de Baleares. Y no termina de resolverse. El Ejecutivo autonómico, liderado por el PSOE de Francina Armengol con el sostén de Unidas Podemos y Mès per Mallorca, una formación localista, sigue enredado en la disputa después de que el Parlamento avalase una polémica decisión: financiar con más de un millón de euros al Real Mallorca, y también al Atlético de Baleares. En total, serán 1,8 millones los que aportarán entre las distintas instituciones implicadas, a repartir entre ambos conjuntos. Todo partió de los socialistas, que no han contado con el respaldo de uno de sus socios. Mientras que UP voto sí, pese a las reticencias manifestadas, Mès se opuso con rotundidad.

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