El fraude del 'criptocannabis' provoca un aluvión de afectados en la Audiencia Nacional

La querella colectiva por la estafa piramidal llevada a cabo presuntamente por la plataforma Juicy Fields no deja de crecer. La Audiencia Nacional ha visto a lo largo del mes de agosto cómo se ha ido incrementando en un goteo continuo el número de afectados que se han sumado al caso contra la plataforma. La empresa prometía una elevada rentabilidad por invertir en campos de cultivo medicinal de cannabis. El cebo se combinaba con suculentos cobros en criptomoneda que multiplicaban el beneficio. Según aseguran fuentes consultadas, el caso, pendiente aún de admisión a trámite una vez se determine la competencia, puede afectar a más de 40.000 personas en España. La Audiencia Nacional se prepara para un alud de denuncias que se sumen a las ya presentadas.

A los 192 afectados iniciales se han ido añadiendo otros cientos en sucesivas oleadas. La ampliación inicial fue de 179 más, a los que se sumaron otros 372. Las últimas dos extensiones afectan a otras 126 personas, con una última ampliación de 53. Según asegura una de las plataformas denunciantes, la Asociación de Usuarios de Criptomonedas, reciben nuevas denuncias cada día. Este colectivo, al que representa el abogado Carlos Aránguez, tiene, de momento, justificado el perjuicio sufrido por 324 patrocinados. "Serán muchísimos más", aseguran fuentes cercanas a este bufete.

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Algo similar afirman desde la Asociación de Afectados por Inversiones en Cultivos CBD. "En la actualidad representamos a más de 700 afectados, con más de 500 personaciones ya presentadas en la Audiencia Nacional", precisa la abogada al cargo de la macroquerella, Emilia Zaballos, que agrega que el número se incrementa sin cesar. Atribuyen a Juicy, sus filiales y los miembros de la junta directiva y propietarios delitos de estafa continuada, apropiación indebida, organización criminal, intrusismo y publicidad engañosa, entre otros.

Todo comenzó el miércoles 13 de julio. Lo que hasta el momento parecía ser un negocio lucrativo, se esfumó. La compañía dejó de operar y bloqueó todas las plataformas de acceso. El contenido de chats y redes sociales quedó borrado. De forma paralela, se inició un baile en los puestos de responsabilidad de la compañía. La mayoría trataron de 'borrarse', trasladando a la opinión pública que los cargos de dirección se encuentran desiertos.

Juicy nació en 2017 y desde entonces había ido creciendo hasta el punto de contar con sedes físicas en Holanda, Alemania y Suiza. Mostraba a sus clientes, con los que mantenía un contacto digital, supuestas plantaciones legales en distintas partes del mundo, desde Sudamérica a Sudáfrica y, sobre todo, prometía multiplicar las inversiones realizadas en más de un 60 por ciento. En un inicio, el dinero fluía. Hasta que dejó de hacerlo. El principio del fin llegó en forma de correo electrónico. En él se daba cuenta de una huelga de los trabajadores de la compañía que acabó siendo el prólogo del apagón completo. Todo el sistema dejó de funcionar. Las cuentas se desactivaron y las cantidades económicas invertidas desaparecieron.

"Maestro cultivador"

El despacho Aránguez ha comenzado a recopilar datos concretos de la estafa que muestran el engaño perpetrado. En gran parte, la plataforma recurría al marketing emocional, basado en generar la existencia de un negocio real, cuando era inexistente. Desarrolló varios trucos para dar apariencia de verosimilitud a algo que era un engaño, aseguran los denunciantes.

El trampantojo contaba, por ejemplo, con la figura de un supuesto "maestro cultivador" con que se daba apariencia de actividad. Rotulaban camiones y coches de lujo alquilados y los situaban frente a las ferias y exposiciones relacionadas con el cannabis. Además, lograban evitar la fuga de los capitales depositados por los clientes mediante un compromiso de 108 días, un "ciclo de cultivo completo". Con este periodo se aseguraban mantener el dinero invertido para alimentar la pirámide.

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La estafa, tipo Ponzi, se servía de las aportaciones de nuevos inversores para sostener los retiros e intereses de los inversores anteriores, "hasta que el mantenimiento del engaño resulta insostenible", indica la querella de la Asociación de Usuarios de Criptomoneda. Crearon una plataforma de 'crowdgrowing' de cannabis. Los inversores privados quedaban bautizados como "e-growers" o cultivadores electrónicos y entregaban el dinero para que el supuesto cultivador comenzara a trabajar.

A través de la página web https://juicyfields.io, cualquier persona mayor de 21 años podía financiar las plantas de cannabis a partir de 50 euros/unidad. Por cada planta apadrinada se estipulaba un retorno de entre 67.5 y 82,5 euros, es decir entre 17,50 y 32,50 euros netos de ganancia por cada 50 euros, una rentabilidad mensual que rondaba el 2,83 por y el 5,41 por ciento. Ni plantas ni cultivos. Todo acabó convertido en humo.