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La excepción vaticana con la vicepresidenta: una audiencia para jefes de Gobierno
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ENCUENTRO EN EL VATICANO

La excepción vaticana con la vicepresidenta: una audiencia para jefes de Gobierno

Yolanda Díaz conseguirá hoy algo que no pudieron alcanzar sus antecesoras, un encuentro con el Papa Francisco en privado y sin una agenda específica

Foto: María Teresa Fernández de la Vega y Tarcisio Bertone. (EFE/Antonello Nusca)
María Teresa Fernández de la Vega y Tarcisio Bertone. (EFE/Antonello Nusca)

Yolanda Díaz se convertirá este sábado en la primera vicepresidenta española recibida en audiencia por un Papa. La diplomacia vaticana suele favorecer el encuentro del Pontífice con los mandatarios que lo solicitan, aunque un encuentro como el de hoy, en privado y sin una agenda específica, suele estar reservados a los presidentes de Gobierno o jefes de Estado. Es cierto que la llegada del Papa Francisco cambió estos protocolos, haciéndolos menos rígidos, pero la visita de Díaz sigue sorprendiendo en los pasillos vaticanos.

María Teresa Fernández de la Vega fue la primera vicepresidenta que intentó reunirse en privado con el Papa, entonces Benedicto XVI. Era noviembre de 2005, en un momento de máxima confrontación entre el Ejecutivo y los obispos, que amenazaban con salir a calle para encabezar las manifestaciones contra la reforma educativa y por la asignatura de Educación para la Ciudadanía -como al final acabarían haciendo-. La socialista se plantó en el Vaticano, sin previo aviso, con el ánimo de reunirse con la máxima autoridad de la iglesia católica, puentear a los prelados españoles y alcanzar una solución consensuada. No lo consiguió. Se topó con la diplomacia vaticana que le recordó, entonces, que ese tipo de audiencias se reservaban a los jefes de Estado o de Gobierno, por lo que la remitieron al cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado y número dos en el escalafón, en definitiva, el homólogo de una vicepresidenta a efectos de protocolo. Más tarde sí que pudo reunirse con el Papa, pero siempre en un saludo breve en otros contextos como la recepción al final de una ceremonia de canonización, tras la creación de cardenales o en la visita de Benedicto XVI a España.

Foto: La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE/Luca Piergiovanni)

Igual suerte corrieron sus sucesoras, Soraya Sáenz de Santamaría y Carmen Calvo, quienes también se desplazaron a la Santa Sede para tratar asuntos de Gobierno y fueron recibidas por los respectivos secretarios de Estado en diversas ocasiones. Bien distinto es el caso de Díaz, que será recibida como vicepresidenta segunda de forma privada por el Papa y para tratar "sobre algunos retos comunes de la humanidad como la crisis sanitaria y social del covid”, según han desvelado fuentes cercanas a la ministra de Trabajo. Una agenda tan genérica que hace evidente que no se ha querido hacer público el motivo concreto del encuentro. Una excepción que Francisco ya ha introducido en otras ocasiones en la diplomacia vaticana, sobre todo con políticos por los que ha manifestado una cierta simpatía, como el caso de su compatriota Cristina Fernández de Kirchner, con la que se ha encontrado en siete ocasiones, en las que no siempre acudió como presidenta de Argentina.

placeholder Visita de Carmen Calvo al Vaticano. (EFE)
Visita de Carmen Calvo al Vaticano. (EFE)

Una particularidad que también pone a Díaz a la altura del presidente Pedro Sánchez, con el que el Papa mantuvo una audiencia en octubre del año pasado. El Pontífice recibió al presidente junto a su mujer, Begoña Gómez, y les dedicó una reflexión sobre la política, que el propio Vaticano publicó en un vídeo tras el encuentro. Francisco señaló a Sánchez que la misión de un político es triple: “hacer crecer el país”, después “consolidar la nación” y por último “construir la patria”, e incidió en este último concepto al señalar que “es muy triste cuando las ideologías se apoderan de la interpretación de una nación, de un país y desfiguran la patria”.

A título personal

En la Santa Sede son conscientes de que la visita de Yolanda Díaz es a título privado y, que en ningún momento, acude en representación del Gobierno. De tratarse de una cuestión de Estado le debería haber acompañado el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, el responsable dentro del Ejecutivo de las relaciones con la Iglesia católica. Es cierto que en Gobiernos socialistas anteriores esa responsabilidad había recaído en la vicepresidenta, como el caso de Fernández de la Vega con Rodríguez Zapatero y Carmen Calvo en la primera etapa de Sánchez. Pero, desde la última remodelación, Bolaños ha sido el encargado de esta interlocución como lo muestran sus encuentros tanto con el nuncio, el embajador de la Santa Sede en España, como con el presidente de la Conferencia Episcopal, el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. El anuncio de la audiencia no ha sentado bien en el sector socialista de Moncloa, que precipitó la filtración del envío de Isabel Celaá como embajadora ante la Santa Sede -antes de haber recibido el plácet del Vaticano- como una muestra de que sigue controlando las relaciones Iglesia-Estado.

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Visita de Soraya Sáenz de Santamaría al Vaticano. (EFE)

Acercamiento al electorado católico

Fuentes cercanas al Vaticano no descartan que tras la petición de audiencia de Yolanda Díaz se encuentre “un intento de acercarse al electorado católico más cercano a la izquierda”. “Pero el Papa también es conocedor de esa circunstancia y eso no va a condicionar su discurso”, apuntan. De hecho, la propia Yolanda Díaz ha mostrado una fuerte evolución en su visión de la figura del Papa Francisco en los últimos años. Ante su discurso en Estrasburgo en 2014 -el mismo que su correligionario Pablo Iglesias recibió con un “Bien Bergoglio!”-, Díaz consideraba que era “aberrante que el jefe del Vaticano comparezca en el Parlamento Europeo”. En su cuenta de Twitter señalaba además que “con absoluto respeto a las distintas religiones, los Parlamentos no son espacios para ellas”. Sin embargo, el pasado 12 de octubre hacía una clara referencia a Francisco al destacar que era “un día para reflexionar sobre nuestro pasado compartido y trabajar por reconciliarnos como decía el @Pontifex”, en referencia a las polémicas palabras del Papa sobre la petición de perdón por la evangelización de América. Una alusión que no era casual y que implicaba una toma de posición clara a favor del Pontífice, después de los ataques que había recibido por esas declaraciones desde la derecha política, encabezada por Ayuso, y a la que se sumaron Arnar, Espinosa de los Monteros y Santiago Abascal. Mientras, y de forma paradójica, la defensa de la máxima autoridad de la Iglesia católica llegaba desde las filas de Podemos y el PSOE.

Foto: El Papa recibe a Pedro Sánchez y Begoña Gómez en El Vaticano, en octubre del pasado año.

Oportunidad de la visita

La visita de Díaz se produce también en vísperas de que la Iglesia española se convierta en protagonista de la agenda vaticana por unos meses. El próximo lunes comienzan las visitas 'ad limina apostolorum', en las que los obispos se desplazarán hasta Roma para reunirse con el Papa e informarle sobre la situación de la Iglesia en sus respectivas diócesis. Una especie de examen, que los prelados del mundo hacen de forma periódica y en el que analizan en profundidad, ante el Papa, las luces y las sombras de cada territorio. Como es lógico, también se pondrán sobre la mesa las relaciones con el Gobierno de Sánchez y los problemas que ahora les enfrentan, como la implantación de la reforma educativa, la reciente aprobación de la Ley de la Eutanasia o el borrador de la Ley de Memoria Democrática. En este caso, cuando el Papa se siente con sus obispos, ya conocerá de primera mano estos asuntos tras su audiencia con Yolanda Díaz.

Duración y lenguaje no verbal

Aún así, no será fácil conocer de forma directa cuáles son los temas que este sábado tratarán la vicepresidenta segunda y el Papa Francisco. Como es habitual, la oficina de prensa vaticana emitirá un breve comunicado y algunas fotografías del encuentro, pero sin ninguna valoración, por lo que la posibilidad de conocer un relato más extenso dependerá de lo que Yolanda Díaz quiera contar. Sin embargo, para saber realmente lo ocurrido y el posible éxito o no del encuentro habrá que estar atentos a dos elementos muy clarificadores: la duración de la audiencia y el lenguaje no verbal del Papa. Por hacernos una idea, la cita con Sánchez se prolongó treinta y cinco minutos, ligeramente por encima de lo que suele ser habitual en estos casos, por lo que un tiempo similar o superior indicaría que el Pontífice se ha sentido cómodo. También es muy esclarecedor el lenguaje no verbal y el rostro con el que Francisco aparezca en las fotografías que facilite el Vaticano, pues son muy conocidas sus instantáneas con aspecto malcarado y de enfado con mandatarios por los que no siente una especial simpatía, como Donald Trump o Mauricio Macri.

Yolanda Díaz se convertirá este sábado en la primera vicepresidenta española recibida en audiencia por un Papa. La diplomacia vaticana suele favorecer el encuentro del Pontífice con los mandatarios que lo solicitan, aunque un encuentro como el de hoy, en privado y sin una agenda específica, suele estar reservados a los presidentes de Gobierno o jefes de Estado. Es cierto que la llegada del Papa Francisco cambió estos protocolos, haciéndolos menos rígidos, pero la visita de Díaz sigue sorprendiendo en los pasillos vaticanos.

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