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Medir el riesgo a partir de la incidencia: ¿están obsoletos los límites?
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El riesgo máximo ya no lo es tanto

Medir el riesgo a partir de la incidencia: ¿están obsoletos los límites?

La tasa de letalidad cae a medida que avanza la vacunación y los documentos que establecen los umbrales de riesgo hablan de adaptación, pero casi nada ha cambiado

Foto: La ministra de sanidad, Carolina Darías, en rueda de prensa. (EFE)
La ministra de sanidad, Carolina Darías, en rueda de prensa. (EFE)

El 22 de octubre de 2020, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud acordó el primer documento de actuaciones de respuesta coordinada frente a la pandemia. En ese momento, se consideró necesario establecer unos umbrales comunes a los territorios para saber a qué atenerse a la hora de tomar medidas restrictivas de movilidad o control de aforos.

El texto advertía que por aquel entonces la evidencia científica respecto a los umbrales era "todavía escasa" y que por ello estos se irían ajustando "a medida que se disponga de mayor información sobre el comportamiento de cada indicador o se generen nuevas evidencias científicas nacionales e internacionales". La última actualización del documento, del 2 de junio de 2021, mantiene inalterable esa afirmación.

Foto: Cola para vacunarse en la FIRA de Barcelona el 4 de agosto de 2021. (Reuters)

De hecho, esta última revisión, previa al estallido de la quinta ola de coronavirus, no supuso ningún cambio en los límites que determinan el nivel de riesgo a partir de la incidencia acumulada, esto es, el número de casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Una semana después de aprobarse, el texto se modificó para, entre otras cuestiones, incluir la siguiente frase: "Las medidas y recomendaciones acordadas en este apartado podrán ser objeto de revisión y flexibilización a medida y en consonancia con la evolución de los datos epidemiológicos". La intención de adaptarse a los cambios queda reflejada en la evolución de las actuaciones, pero las modificaciones reales han sido prácticamente nulas.

El análisis de los datos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) permite determinar cómo la relación entre el número de contagiados y fallecidos ha cambiado a medida que la vacunación ha ido en aumento, especialmente entre la población más vulnerable. Hasta la tercera ola, la de después de las Navidades, más de una de cada 100 personas contagiadas fallecía. La tasa se redujo notablemente en la cuarta, hasta el 0,78% y el efecto se ha notado más en la quinta: los fallecidos suponen un 0,2% de los contagiados.

Para calcular la tasa de letalidad, se han sumado los contagios asociados a cada periodo y los fallecidos a partir de las dos semanas del inicio de cada oleada. No se incluyen los contagios de la primera ola porque entonces la capacidad diagnóstica era muy escasa y la relación entre casos diagnosticados y fallecidos era mucho mayor, pero no reflejaba la realidad. Tampoco se han tenido en cuenta los datos de fallecidos de los últimos días por falta de consolidación, pero aun así, la tasa de la quinta ola puede estar afectada por ello.

Foto: El covid ha hecho temblar los pilares de la hostelería. (EFE)

Los informes elaborados por el ISCIII, el último a fecha de 25 de agosto, señalan que en el último periodo epidémico la letalidad ha descendido a partir de los 60 años respecto a los periodos previos, si bien este último episodio "podría estar afectado por el retraso en la notificación y debe consolidarse en las últimas semanas". La diferencia en la letalidad en grupos más jóvenes es menos apreciable porque siempre ha sido mucho menor y la cobertura de la vacunación está todavía es menos amplia.

Entre los mayores de 80 años, la proporción de fallecidos entre los contagiados alcanzó el 17% en el periodo post-navideño. En la quinta ola, con un 100% de población vacunada en este grupo, la letalidad ha caído al 5%. Sigue siendo elevada y la vulnerabilidad de los mayores frente al resto de grupos etarios sigue siendo abismal, pero la situación actual es menos peligrosa para todos.

Los últimos datos de la situación en centros residenciales reflejan cómo la alta transmisión alcanzada durante el mes de julio ha pasado factura. Si en la semana del 5 al 11 del mes estival solo se registró una muerte en residencias a causa de coronavirus, en la del 16 al 22 de agosto la cifra se eleva a 166. Las vacunas no evitan la infección y no todos los que han recibido el pinchazo desarrollan inmunidad. Por ello sigue siendo importante controlar la transmisión, más aún entre la población mayor o inmunodeprimida.

El 2 de septiembre de 2020 se superaron los 250 casos por cada 100.000 habitantes en dos semanas y 14 días después la media diaria de fallecidos era de 106 personas. El 20 de diciembre de nuevo se superó el umbral del riesgo máximo y los fallecimientos diarios alcanzaban los 180. Pasó de nuevo en abril de 2021 y los fallecidos diarios rondaban los 70. Y de nuevo el 5 de julio, con 20 defunciones al día dos semanas después. Las cifras así extraídas no son representativas para medir la gravedad aunque sí dibujan un escenario muy distinto tras la vacunación.

El informe sobre "indicadores principales de seguimiento de covid-19" que actualiza el Ministerio de Sanidad semanalmente reconoce que "el acceso a las vacunas desde finales de diciembre de 2021 ha ido modificando de forma importante la dinámica de transmisión de la enfermedad, cambiando el escenario de riesgo para la población en España". Y lanza un mensaje a los menores de 30 años, que tacha de poco cuidadosos.

Foto: Varios niños hacen cola para entrar en el colegio Millares Carló de Puerto del Rosario, en Fuerteventura. (EFE)

"Desde el fin del estado de alarma, el pasado 9 de mayo de 2021, se han ido suavizando progresivamente algunas de las medidas de control de la transmisión del SARS-CoV-2 que desafortunadamente ha ido acompañado de una falta de observancia importante de las todavía vigentes por parte de grande grupos de población, lo que ha supuesto un aumento de la probabilidad de exposición al virus para la población y de infección, sobre todo, para los grupos poco o no vacunados que a mediados de julio son los menores de 40 años y sobre todo los menores de 30 años", reza el documento.

Aunque la incidencia ha sido la medida más extendida tanto para comunicar el avance de la pandemia como para aplicar restricciones, los documentos elaborados y actualizados periódicamente por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud tienen en cuenta otros indicadores como la positividad, la ocupación hospitalaria, la tendencia de crecimiento o la letalidad, entre otros. Y el organismo insiste en que no debe tenerse en cuenta un único indicador para determinar los niveles de riesgo. Además, "los indicadores deben interpretarse siempre de forma dinámica y tanto la tendencia como la velocidad de cambio deben tener un peso específico en esta valoración", explican.

El 22 de octubre de 2020, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud acordó el primer documento de actuaciones de respuesta coordinada frente a la pandemia. En ese momento, se consideró necesario establecer unos umbrales comunes a los territorios para saber a qué atenerse a la hora de tomar medidas restrictivas de movilidad o control de aforos.

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