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La segunda ola arrasa en el resto de Europa: 12 países ya están peor que España
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PERO HAN TOMADO MEDIDAS ANTES

La segunda ola arrasa en el resto de Europa: 12 países ya están peor que España

Bélgica y la República Checa ya duplican la incidencia española, con más de un millar de infectados diarios por millón de habitantes

Foto: Bélgica es el país que peor datos registra ahora mismo. (EFE)
Bélgica es el país que peor datos registra ahora mismo. (EFE)
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Cuando la primera ola del coronavirus llegó a Europa, Italia parecía la excepción que confirmaba que en el continente no habría transmisión comunitaria. Pero la ilusión duró poco. Con 7.375 casos diagnosticados, el primer ministro italiano, Giuseppe Comte, confinó a 16 millones de personas en la región de Lombardía y otras 14 zonas del norte el 8 de marzo. Pocos días después, los positivos conocidos estallaban en España y la ya tan familiar curva de contagios crecía por todo el continente.

Si entonces los italianos fueron la avanzadilla de la pandemia en Europa, España lo ha sido en la segunda ola, que comenzó ya en agosto en nuestro país. Hasta finales de septiembre, la realidad española contrastaba con una situación de contención del virus en los países del entorno. El nuestro era, entre aquellos territorios con más de un millón de habitantes, el único que superaba los 200 contagiados diarios por millón de habitantes, aunque entonces la República Checa, Francia y Bélgica comenzaban ya a aproximarse a esas cifras, según datos recopilados por Our World in Data a partir de los informes de cada país.

Un mes después, Bélgica y la República Checa duplican la actual incidencia española, superando los 1.000 infectados diarios por millón de habitantes. Ambos países se sitúan a la cabeza de un 'ranking' que todos quieren evitar. Ahora, para leer 'España' en la lista hay que bajar hasta el puesto número 13, por detrás de Suiza, Eslovenia, Francia, Países Bajos, Croacia, Polonia, Bosnia Herzegovina, Austria, Italia y Eslovaquia además de los ya citados Bélgica y República Checa.

"España probablemente hizo la peor desescalada de todos, muy rápida. Esto provocó que empezáramos a tener repuntes de casos en agosto y septiembre, mucho antes de lo esperado para la segunda ola, pero porque eran restos o los efectos de la mala salida de la primera", apunta Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública. "La segunda ola realmente empieza ahora, en el otoño-invierno, porque es cuando llegan el frío y la vida en interior. Eso es lo que está pasando en estos países".

La segunda ola realmente empieza ahora, lo que hemos vivido en agosto y septiembre han sido los restos de la primera

Sin tener en cuenta el factor de la población, España es el cuarto país de Europa que más casos reporta a diario, solo superado por Francia, Italia y Reino Unido. Pero, además de la evolución diaria, hay que observar la tendencia en cada país. Todos están ahora peor que a comienzos de octubre, pero unos han empeorado mucho más que otros:

Entre aquellos con más de un millón de residentes, Suiza, Serbia, Italia y Polonia son los que presentan peor evolución. En el caso del país vecino, comenzó el mes de octubre con menos de 2.000 casos diarios y terminó con casi 25.000, con lo que supera ya las cifras diarias de España que, no obstante, siguen al alza y entre las más elevadas de Europa.

En los últimos días, sin embargo, Italia parece haber frenado el ritmo de crecimiento, aunque sigue siendo vertiginoso: los contagios a fecha de 3 de noviembre —último día con datos disponibles para todos los países— eran un 58% más que una semana antes, cuando en España el incremento es del 11% en ese mismo periodo.

La situación es más grave para España, porque durante varias semanas hemos sido los primeros

“La situación en el fondo es más grave para España, porque durante varias semanas hemos sido los primeros en número de casos y seguimos sumando más”, argumenta Joan Caylà, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología y presidente de la Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona.

Teniendo en cuenta la comparativa con la última semana, los países que todavía hoy registran la mayor incidencia en Europa, República Checa y Bélgica, muestran más signos de ralentización de los contagios e incluso ya se aprecia una ligera bajada en el número de nuevos casos diarios. También Irlanda, Albania, Finlandia, Países Bajos y Reino Unido se ubican entre aquellos donde se frena la propagación e incluso se reduce entre el 27 de octubre y el 3 de noviembre.

Medidas paulatinas, pero antes

El aumento de los contagios también ha ido acompañado del retorno de las restricciones en el resto de países europeos. Francia anunció el 28 de octubre otro confinamiento general, cuando acumulaba una incidencia de nuevos contagios en una semana de 586 personas por millón (la de España en ese momento era de 400). Boris Johnson siguió a Macron unos días después, declarando el confinamiento de los ingleses y el cierre de toda actividad esencial en Reino Unido hasta el 2 de diciembre, cuando contaba con 334 casos de media diaria en los siete días previos. El último en cerrar ha sido Grecia, que este mismo jueves anunció un confinamiento general durante todo noviembre al sumar 10.000 casos en cinco jornadas. Su último dato de esta semana es de 145 personas contagiadas de media al día por cada millón.

“En estos países, la segunda ola les ha llegado de golpe y porrazo, pero rápidamente han introducido nuevas medidas y cabe pensar que lo van a controlar de una forma relativamente rápida”, apunta Caylà. En España, el toque de queda, primera medida del Gobierno para todo el país en esta segunda ola, se decretó el 25 de octubre, con una incidencia de casi 335 nuevos contagios por millón.

Los países que ahora toman medidas drásticas también habían intentado aplanar la curva sin tener que volver a echar el cierre general. Algunas de las restricciones que impusieron, como el cierre de bares o los toques de queda, se han visto también aquí a nivel regional, pero tampoco han conseguido contener la transmisión comunitaria. Italia, por ejemplo, optó por imponer el toque de queda en diversas regiones durante octubre hasta declararlo oficialmente para todo el país a partir de este 5 de noviembre.

Bélgica ha sido uno de los países que más han tardado en reaccionar, cuando ya llevaba 750 casos diarios

Bélgica también lo ha intentado primero con Bruselas y al final se ha decantado por el cierre de toda actividad esencial en el país hasta el 13 de diciembre, cuando la incidencia diaria ya estaba en 1.350 personas por cada millón. El país flamenco ha sido uno de los que más han tardado en reaccionar: incluso su primera medida de esta segunda ola para todo el país, la del cierre de la hostelería y el toque de queda, llegó cuando alcanzó los 750 casos diarios.

Alemania, por su parte, ha seguido un esquema parecido al español, dejando a sus distintos 'Länder' que se organizasen durante el repunte de casos, coordinados con el Gobierno central. Pero, al final, Angela Merkel ha decretado el cierre de las cafeterías, lugares de ocio y gimnasios durante un mes para todo el país, al llegar a los 151 nuevos casos en siete días por cada millón de habitantes.

“Es verdad que todos los países están yendo poco a poco, porque todo el mundo tiene la sensación de que no hay que tocar la economía, pero siempre digo que si no hay salud, no va a haber economía”, continúa March, que observa una reacción más rápida en otras regiones. “Entre las primeras medidas de París y el confinamiento, ha pasado menos de un mes”, mientras que aquí, cuando se produjo la “pelea entre el Gobierno y la Comunidad de Madrid”, ya se sobrepasaban los 500 contagiados por cada 100.000 habitantes en dos semanas.

“Quizás Asturias sea la única que sí lo ha hecho a tiempo”, considera el médico, quien cree que si España acaba en un confinamiento domiciliario, es por no haber tomado medidas antes. "Llevamos un mes de retraso, aunque fuésemos los primeros en repuntar, y a esto se nos suma que no hemos hecho refuerzo ninguno ni en Atención Primaria ni en hospitales, porque no hicimos los deberes cuando los datos iban bien".

Cuando la primera ola del coronavirus llegó a Europa, Italia parecía la excepción que confirmaba que en el continente no habría transmisión comunitaria. Pero la ilusión duró poco. Con 7.375 casos diagnosticados, el primer ministro italiano, Giuseppe Comte, confinó a 16 millones de personas en la región de Lombardía y otras 14 zonas del norte el 8 de marzo. Pocos días después, los positivos conocidos estallaban en España y la ya tan familiar curva de contagios crecía por todo el continente.

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