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Sánchez usó el 'protocolo de discrepancias' para dejar intacta su coalición con Iglesias
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EL DEBATE SOBRE LA MONARQUÍA

Sánchez usó el 'protocolo de discrepancias' para dejar intacta su coalición con Iglesias

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias cumplen el protocolo interno para evitar que las diferencias entre sus partidos afecten al futuro de la coalición

Foto: Pedro Sánchez habla con Pablo Iglesias y Carmen Calvo en el Congreso de los Diputados. (EFE)
Pedro Sánchez habla con Pablo Iglesias y Carmen Calvo en el Congreso de los Diputados. (EFE)
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Formar un Gobierno de coalición no significa no tener discrepancias entre sus miembros, sino saber cómo gestionarlas y establecer cuál es el margen de maniobra de cada uno.

Si se pactan las diferencias y se sabe convivir con ellas, con mecanismos concretos de alerta que salten cuando sea necesario, el Gobierno de coalición logrará, además, cubrir mayor espectro político que un Ejecutivo monocolor.

Se trata de que dentro del mismo Consejo de Ministros estén presentes casi a la vez el Gobierno y una parte de la oposición. Si no puedes evitar un problema intenta convertirlo en una ventaja.

Foto: Claves del pacto de silencio entre Zarzuela, Moncloa y Juan Carlos I. (EFE)

Eso lo ha conseguido hacer el Gobierno de Pedro Sánchez en siete meses de funcionamiento. Los dos partidos que lo conforman defienden sus posiciones sin temor a la discrepancia pública y abierta; el presidente del Gobierno se reserva la decisión última y cuando es necesario pacta las diferencias con su vicepresidente Pablo Iglesias.

Y hasta ahora ninguno de los dos partidos cree en peligro el acuerdo de Gobierno. Más bien al contrario, su mensaje habitual es dejar claro al PP que su voluntad es prolongar la legislatura en lo posible.

Ha naturalizado también Sánchez un funcionamiento interno del Gobierno con varias capas de confianza en el Consejo de Ministros. Hay miembros del Ejecutivo que participan en la ejecución de sus decisiones, como Carmen Calvo o Iván Redondo que, sin ser ministro, lo es más que los demás; hay otros como Pablo Iglesias, Nadia Calviño o José Luis Ábalos que se enteran previamente de algunas decisiones y luego hay otros (la mayoría) que deben esperar a enterarse en los Consejos de Ministros o, a veces, por los propios medios de comunicación de decisiones o estrategias que les afectan.

El Gobierno funciona por estratos y con una jerarquía clara. Cuando hay dudas lo resuelven Sánchez e iglesias y si persisten lo resuelve el presidente del Gobierno, que se reserva un amplísimo margen de maniobra y decisión.

Esta manera de actuar ha sido evidente esta semana con respecto a la situación del Rey emérito y sobre la relación con Ciudadanos. Pero antes fue sobre los impuestos, el ingreso mínimo vital, la reforma laboral, la declaración del estado de alarma, Cataluña, la ley de libertad sexual…

Respecto a la monarquía es obvia la discrepancia. Ni Unidas Podemos puede aceptar sin matices la monarquía, ni el PSOE puede olvidar que es lo que se llama un partido de Estado, ni puede omitir que todo lo que hizo Juan Carlos de Borbón como jefe de Estado lo hizo con dos presidentes del Gobierno socialistas (Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero) que manejaban el "aparato" de seguridad e información del Estado. Dicho de otra forma, algo debían saber sobre si el entonces rey estaba residiendo en Suiza y qué despliegue de seguridad se establecía.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su última comparecencia. (EFE) Opinión

Y sobre este asunto tiene más problemas con sus bases y votantes el PSOE que Unidas Podemos. Hay un comunicado de Juventudes Socialistas reivindicando la República y es sabido que las bases son siempre más radicales que las dirigencias. Y por eso la carta de Sánchez a los (desconcertados) militantes socialistas.

Las bases y votantes de Unidas Podemos son inequívocamente republicanas y no aceptarían otra cosa.

Por eso, ha entrado en funcionamiento el protocolo de discrepancias: cada uno defiende su posición en público, se pacta el margen de maniobra entre presidente y vicepresidente segundo, Sánchez decide y ejecuta y la mayoría de ministros lo sigue por los medios.

En este caso, ha habido un factor diferencial y es que Unidas Podemos se quejó en el Consejo de Ministros de la forma en la que se enteraron. Pero Sánchez, como adelantó El Confidencial, les explicó claramente que esto lo gestionaba él, que dejando a salvo el mantenimiento del Gobierno hay que preservar la estabilidad institucional y que, a partir de ahí, está permitida y hasta es conveniente la discrepancia.

"Esto lo llevo yo", les vino a decir el presidente con lo que algunos interpretaron como un cierto golpe de autoridad y así lo hizo porque también a ellos les ocultó esta vez la información. No les dio ni un detalle del viaje del emérito.

Esa discrepancia seguirá de forma tácitamente acordada cuando Unidas Podemos insista en septiembre en la comisión de investigación en el Congreso y el PSOE la bloquee con PP y Vox en la Mesa. O cuando los de Iglesias mantengan sus iniciativas para alentar el debate sobre la República.

De nuevo, el Ejecutivo de coalición cubrirá gran parte del espectro ideológico, será a la vez Gobierno y oposición.

Pero ambos partidos saben que es un debate sin salida porque la única opción de cambiar monarquía por república (de forma pacífica) es con una reforma constitucional imposible. Ese debate puede conducir a la melancolía.

Foto: El cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero, durante un acto electoral del partido en la campaña de los últimos comicios generales. (EFE)

Con ser la de la monarquía una discrepancia de gran calado ideológico, es casi más problemática la de las relaciones con Ciudadanos y, especialmente, en lo que se refiere a los Presupuestos. Lo es porque en algún momento a corto plazo tendrá que haber una votación que será dramática sobre las cuentas para 2021.

El PSOE quiere una red con Ciudadanos que, además, le da imagen de moderación, mientras que Unidas Podemos se declara incompatible con el partido de Inés Arrimadas y quiere recuperar a los partidos de la investidura. Aunque para ello haya que retrasar a noviembre la tramitación de los Presupuestos, a la espera de las elecciones catalanas.

Sánchez e Iglesias ya han hablado de esto y, de nuevo, se aplicará el protocolo de normalización de discrepancias. Pero que Pablo Casado no se crea que eso acerca el fin del Gobierno de coalición.

Si se siguen los cánones de los gobiernos de coalición, PSOE y Unidas Podemos tendrán que encontrar y quizás pactar la "causa justa de ruptura", es decir, un motivo que sustente el fin de Gobierno de coalición y que tenga suficiente empaque como para ser utilizada por los dos partidos a su favor.

Especialmente tendrá que encontrar Unidas Podemos esa "causa justa de ruptura", para salvar también el canon de los gobiernos de coalición que dice que el más pequeño corre riesgo de morir con un acuerdo de este tipo.

Pero ese momento no parece próximo, salvo imprevistos.

Formar un Gobierno de coalición no significa no tener discrepancias entre sus miembros, sino saber cómo gestionarlas y establecer cuál es el margen de maniobra de cada uno.

Pedro Sánchez Carmen Calvo José Luis Ábalos Pablo Casado Ciudadanos Inés Arrimadas
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