Tezanos subleva a los demóscopos por los bulos: "Ni técnica ni preguntas con sentido"

Si la reputación del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) ya estaba en tela de juicio por una buena parte del mundo de la demoscopia debido a sus cambios metodológicos y a las acusaciones de utilización con fines partidistas que se venían reiterando desde la oposición, el último barómetro publicado este miércoles ha provocado que una buena parte de los expertos en encuestas acabe estallando con duras acusaciones hacia su presidente, José Félix Tezanos. “Si la élite política se cree que los ciudadanos conforman sus opiniones y actitudes, no por los miles de muertos, cientos de miles de despedidos y toda una población confinada, sino por el millón de cuentas de Twitter que puedan parecer falsas, es que no se enteran de nada de lo que está pasando”, lamenta Narciso Michavila, especialista en análisis electoral y presidente de GAD3.

"Ni la técnica ni las preguntas tienen sentido. No podría hacer un informe con los datos que aporta este barómetro. Solo me serviría para decirles a mis alumnos lo que no hay que hacer", admite otro experto que está al frente de una de las principales casas de encuestas. En la misma línea protesta el resto de expertos consultados.

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La pregunta más polémica en esta suerte de monográfico sobre el coronavirus tiene que ver con una cuestión sobre limitar la libertad de información para frenar los bulos. "¿Cree Ud. que en estos momentos habría que prohibir la difusión de bulos e informaciones engañosas y poco fundamentadas por las redes y los medios de comunicación social, remitiendo toda la información sobre la pandemia a fuentes oficiales, o cree que hay que mantener libertad total para la difusión de noticias e informaciones?". El organismo que dirige José Félix Tezanos ofrecía a los encuestados dos respuestas. Si "cree que habría que restringir y controlar las informaciones, estableciendo solo una fuente oficial de información" o, si por el contrario, "cree que no debe restringirse ni prohibirse ningún tipo de información".

"Lo que plantea esta pregunta es anticonstitucional. Es difícil entender la razón de esta pregunta al remitir a que la solución contra los bulos pase por que toda la información provenga de fuentes oficiales, sería como plantear que se vuelve al parte de RNE en el franquismo. El propio hecho de plantearlo ya es sospechoso y genera alarma que lo haga un organismo público, pero no se sabe cual es la intención porque el Gobierno carece de facultades para tocar las libertades constitucionales en el estado de alarma", explica Ignacio Varela, consultor político y experto en estrategias electorales y análisis de la opinión pública.

Varela da pistas también de por qué dos de cada tres encuestados se habrían posicionado a favor de la restricción y control de la información, "remitiendo toda la información sobre la pandemia a fuentes oficiales". "Primero, la redacción es confusa y deliberadamente inductora de la respuesta. Por ejemplo, si preguntas 'cree que hay que preservar la libertad de expresión que declara la Constitución o cree que se puede restringir para evitar que se difundan bulos', se voltearían los porcentajes". En segundo lugar, y coincidiendo con lo que también destacan el resto de sus colegas, se trata de una entrevista telefónica con un cuestionario no adaptado para este formato.

"Son preguntas largas y complejas difíciles de retener. En su totalidad, no te llevaría menos de 40 minutos contestarlo, por lo que ves que te preguntan por los bulos y dices que estás en contra, perdiendo el matiz de que es a costa de que la información solo pueda venir de fuentes oficiales". Siguiendo con los matices, llama la atención también el hecho de plantear bulos en redes sociales y que acto seguido se añada también "medios de comunicación social", afea otro demóscopo que prefiere permanecer en el anonimato.

"El cuestionario es un despropósito tal que no soportaría la crítica de un estudiante de primero de Sociología. Todo el cuestionario es manipulador e inductor de respuestas", concluye César Calderón, consultor y CEO de Redlines. En su opinión, hay preguntas confusas, como la referente a los bulos, "en la que no sabemos si se está preguntando por prohibir informaciones poco fundamentadas o por prohibir toda información que no proceda del Gobierno", y califica otras como "puramente mayéuticas". En definitiva, concluye que "es un cuestionario gigantesco, y hacerlo por teléfono es un disparate".

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Las acusaciones contra Tezanos son cada vez menos comedidas y este último barómetro ha acabado por sublevar el mundo de la demoscopia. "Es una pena, porque no beneficia a nadie. Es una oportunidad desaprovechada este barómetro, porque hay una gran necesidad de contar con información demoscópica en este momento, tanto desde el punto de vista académico como social, y en su lugar se desprestigia la institución. Es una pena que se destine dinero público a una encuesta de estas características", protesta otro de los consultados.

Para Varela, este último CIS "no tiene sentido práctico para orientar la acción del Gobierno, solo propagandístico". En términos similares se manifesta Calderón, para quien se trata de "una nueva demostración de que el CIS de Tezanos ha perdido el rumbo y se ha convertido en una herramienta al servicio de la propaganda del Gobierno". Michavila, por su parte, concluye con una advertencia: “No hay encuesta en el mundo capaz de tapar miles de muertos y de parados”.