Izquierda 'abertzale' y chalecos amarillos se alían para dinamitar el G-7 junto a Irún
El Ministerio del Interior ultima el diseño del macrodespliegue que montará a finales de mes en la frontera con Francia para limitar el paso al país vecino y reprimir posibles protestas violentas
La izquierda 'abertzale', el movimiento de los chalecos amarillos y organizaciones anticapitalistas se están coordinando para sembrar el caos en la frontera de Irún con motivo de la cumbre de los líderes mundiales del G-7 que tendrá lugar entre el 24 y 26 de este mes en Biarritz, a solo 20 kilómetros de la frontera española. El Ministerio del Interior está preparando un macrodespliegue de seguridad en colaboración con su homólogo francés para reprimir posibles protestas violentas y establecer controles en los accesos al país vecino. Según fuentes próximas al dispositivo, al menos cuatro grupos de las Unidades de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional se desplazarán a la zona en esas fechas para colaborar con los antidisturbios de la Ertzaintza en el mantenimiento del orden público.
La izquierda 'abertzale' quiere aprovechar el emplazamiento de la convocatoria, en pleno País Vasco francés, para llamar la atención de los medios de comunicación de todo el mundo que se desplazarán para seguir las reuniones de los máximos responsables de las siete economías más grandes del planeta, con la excepción de China y Rusia, que están excluidas por razones políticas. Bildu, Sortu y sindicatos y asociaciones de su entorno están canalizando sus acciones de protesta contra la cita a través de la Plataforma G7 Ez! (G7 No, en castellano). Han montado debates, exposiciones y otros actos culturales durante la semana de convocatoria y el 24 de agosto han organizado una gran manifestación desde Irún a Hendaya.
A las afueras de esta última localidad quedará instalado el campamento de la llamada contracumbre. Los chalecos amarillos serán uno de los colectivos más presentes junto a la izquierda 'abertzale'. Tras sembrar el caos en Francia durante el último año, han anunciado una intensa campaña de acciones en el entorno geográfico de Biarritz. Su objetivo es generar un bloqueo circulatorio con la ayuda del resto de los movimientos anticapitalistas que tradicionalmente acompañan a las cumbres del G-7. Pretenden cortar autopistas, carreteras, peajes y vías de ferrocarril.
La cartera de Fernando Grande-Marlaska se prepara contrarreloj para hacer frente a la llegada de manifestantes de todo el mundo y reprimir posibles episodios de violencia. La decisión del Gobierno de Francia —que ostenta en 2019 la presidencia de turno de este exclusivo club mundial— de acoger en Biarritz el encuentro anual de los líderes de las grandes potencias del mundo provocó malestar en Interior porque obligaba a España a movilizar fondos y funcionarios de las Fuerzas de Seguridad del Estado por la cercanía de la localidad francesa al territorio nacional.
Francia ha rebajado el enfado invitando a Pedro Sánchez a participar en una de las sesiones del G-7, a pesar de que España no forma parte de la alianza. Con todo, la cita sigue representando un reto para Interior. Las movilizaciones de la izquierda 'abertzale', los chalecos amarillos y otros colectivos antisistema provocarán el colapso en la cornisa turística del País Vasco en plena operación retorno.
París ha decidido cerrar el aeropuerto de Biarritz durante los días que dure la cumbre para que pueda ser utilizado en exclusiva por Donald Trump (Estados Unidos), Shinzo Abe (Japón), Angela Merkel (Alemania), Boris Johnson (Reino Unido), Justin Trudeau (Canadá), Giuseppe Conte (Italia), Macron y el resto de líderes mundiales invitados. Sin embargo, como adelantó El Confidencial, también habrá restricciones en el espacio aéreo por motivos de seguridad. No se podrán utilizar drones ni volar en parapente, y los vuelos regulares deberán solicitar autorizaciones especiales para penetrar en el perímetro de Biarritz en las maniobras de aproximación a aeropuertos españoles, según ha informado Aena.
Interior sigue perfilando los detalles del dispositivo. En los próximas días decidirá, en función de la evaluación de la amenaza que hagan los especialistas, el número de efectivos que lo integrarán. No será sencillo activar a un alto número de agentes porque el encuentro se producirá en pleno periodo vacacional y, además, ese mismo fin de semana comienza la Vuelta ciclista a España, que también requiere la presencia de especialistas en el mantenimiento del orden público. Por ahora, se prevé el desplazamiento de dos grupos de UIP desde Madrid, otro desde Pamplona y otro desde Bilbao, que suman unos 180 antidisturbios. La cifra definitiva será mayor. Colaborarán con la Ertzaintza, que tiene transferida la competencia de seguridad. De hecho, los contactos del ministerio con la Consejería de Seguridad del Gobierno vasco están siendo continuos.
Según fuentes cercanas al dispositivo, se intensificarán los controles en la frontera y en las llegadas de puertos y aeropuertos. La Dirección General de Tráfico (DGT) ofrecerá este miércoles una rueda de prensa para comunicar las restricciones a la circulación que se producirán en la zona de Irún e informar de rutas alternativas. En ese fin de semana también se espera el retorno al norte de Europa de miles de turistas procedentes de Portugal y la segunda parte de la operación Paso del Estrecho. La DGT aconseja a los conductores que pasen al país vecino por la zona de La Junquera. Los transportistas también sufrirán el bloqueo. Los camiones serán embolsados en zonas especiales por motivos de seguridad. Las patronales están advirtiendo al sector de los problemas de circulación que se producirán esos días.
La izquierda 'abertzale', el movimiento de los chalecos amarillos y organizaciones anticapitalistas se están coordinando para sembrar el caos en la frontera de Irún con motivo de la cumbre de los líderes mundiales del G-7 que tendrá lugar entre el 24 y 26 de este mes en Biarritz, a solo 20 kilómetros de la frontera española. El Ministerio del Interior está preparando un macrodespliegue de seguridad en colaboración con su homólogo francés para reprimir posibles protestas violentas y establecer controles en los accesos al país vecino. Según fuentes próximas al dispositivo, al menos cuatro grupos de las Unidades de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional se desplazarán a la zona en esas fechas para colaborar con los antidisturbios de la Ertzaintza en el mantenimiento del orden público.