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El PSN no se da por enterado y sigue los contactos pese a la desautorización de Ferraz
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El PSN no se da por enterado y sigue los contactos pese a la desautorización de Ferraz

La dirección foral subraya que está "tranquila" y que no tiene "constancia" de la desaprobación de la cúpula federal a la ronda que quiere emprender Chivite para evitar que gobierne la derecha

Foto: María Chivite, secretaria general del PSN-PSOE, el pasado 9 de mayo en Pamplona. (EFE)
María Chivite, secretaria general del PSN-PSOE, el pasado 9 de mayo en Pamplona. (EFE)

La historia se repite. El choque entre Ferraz y su pequeña federación en Navarra. El pulso reverdece ahora pero, como en las anteriores ocasiones, lo más probable es que la dirección federal imponga su criterio. La cúpula de Pedro Sánchez no respalda las negociaciones que quiere emprender el Partido Socialista de Navarra (PSN-PSOE) con Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra. No las respalda porque, de prosperar ese acuerdo, la investidura solo sería posible con la abstención de Bildu. Pero la baronesa autonómica y candidata a la presidencia del Gobierno foral, María Chivite, no se rinde por ahora y continúa con su plan. Así, se verá a partir del miércoles con las formaciones con las que quiere articular un Ejecutivo de progreso y evitar así que vuelva al poder en la comunidad foral la derecha, que el 26 de mayo concurrió bajo las siglas de Navarra Suma, la coalición de Unión del Pueblo Navarro (UPN), Ciudadanos y PP.

Fuentes de la dirección del PSN señalaron a este diario que no tienen "constancia" del freno impuesto por Ferraz a la hoja de ruta de Chivite. "Estamos tranquilos", abundaron. Sin embargo, fue en la noche de este domingo cuando El Confidencial adelantaba la decisión firme de la cúpula de Sánchez: se desmarcó de las negociaciones previstas por el PSN, porque la investidura de Chivite, al final, solo sería posible con la abstención de Bildu. No solo eso: en cualquier votación importante, como la de los Presupuestos, el apoyo directo o indirecto de la izquierda 'abertzale' sería necesario. Una hipoteca que el PSOE no está dispuesto a pagar por el enorme coste que generaría en el resto de España. Coste más inconveniente si cabe ahora mismo cuando están en juego varios pactos en comunidades y ayuntamientos y la propia investidura de Sánchez. El reproche que el PSOE hace a PP y Cs de que no tienen empacho en entenderse con la ultraderecha de Vox se debilitaba con la acusación reiterada de populares y naranjas de un "pacto" de los socialistas con Bildu.

Fue el presidente en funciones, de hecho, quien tomó la decisión de cortar por lo sano y de lanzar un mensaje inequívoco, según precisaron desde su entorno. "No nos gustan esas conversaciones que quiere emprender María, no las apoyamos", sostenían con rotundidad fuentes de Ferraz. Esa reflexión suponía un giro respecto a lo manifestado por la dirección en días anteriores, cuando no ponía obstáculos a la estrategia de Chivite y apuntaba que solo cuando la alianza estuviera más cuajada se pronunciaría sobre su conveniencia. Y es que en Ferraz no estaba muy claro qué era mejor. Pero esas dudas se diluyeron de manera súbita anoche. Este lunes, quien puso voz a la nueva postura fue la vicepresidenta del Ejecutivo, Carmen Calvo: "Son pasos que está dando María Chivite, pero todo el mundo sabe que Bildu no es un socio de gobierno para los socialistas, en ninguna de sus formas. Es un asunto que está claro, siempre ha estado claro y por tanto no hace falta que tengamos que volver a decirlo. El PSOE no cuenta con Bildu, nunca ni ahora, en ninguna forma de concertación de gobierno". Es decir, que no quiere ni la abstención de la izquierda 'abertzale'.

Calvo: "Todo el mundo sabe que Bildu no es un socio de gobierno para los socialistas, en ninguna de sus formas. Es un asunto que está claro"


El recado ya está dado y es muy expresivo. El propósito es abortar un posible pacto antes siquiera de que pueda coger cuerpo. Frenar los movimientos de raíz, porque si el acuerdo se materializa, son las bases del PSN las que tendrían que pronunciarse, ya que lo exige el nuevo reglamento. Y la federación, después de años fuera del poder —el último presidente socialista fue Javier Otano, que dimitió de su cargo en 1996 por un presunto caso de corrupción que quedó en nada por la prescripción del presunto delito—, está deseosa de retornar al Gobierno, máxime después de 12 años de hundimiento electoral. Ahora Ferraz no quiere anticipar la pantalla siguiente —si el PSN tendrá que abstenerse para dar el Ejecutivo a Na+—, pero otras opciones son más complicadas.

Foto: Pedro Sánchez y María Chivite, secretaria general del PSN, el pasado 15 de marzo en Pamplona. (EFE)

Parlamento muy dividido

Las elecciones autonómicas del 26 de mayo concedieron no en vano a los socialistas la llave de la gobernabilidad en Navarra. La primera fuerza fue Na+, con 20 escaños, a seis de la mayoría absoluta. Pero la segunda formación en un Parlamento muy fragmentado es el PSN, con 11 diputados, cuatro más que en los anteriores comicios. Más abajo quedan Geroa Bai —la marca del PNV en la comunidad foral, y que tiene como candidata a la actual presidenta en funciones, Uxue Barkos—, con nueve; Bildu, con siete; Podemos, con dos, e Izquierda-Ezkerra (coalición de Izquierda Unida y la vasquista Batzarre), con uno. La idea de Chivite era armar un acuerdo "de progreso" con GBai, los morados e I-E. Las cuatro fuerzas aglutinan 23 escaños, frente a los 20 de Na+. La única forma de que la investidura de la candidata del PSN prosperase era con la abstención de la izquierda 'abertzale'.

Na+ sienta a dos diputados en el Congreso, ambos de UPN, que pueden ser claves en la investidura de Sánchez. Como lo son los seis escaños del PNV

Fuentes de la cúpula socialista navarra indicaron a este periódico que su plan, adelantado en nota de prensa la pasada semana, sigue por ahora adelante. De este modo, Chivite se verá este miércoles, 5 de junio, con la líder de GBai, Uxue Barkos; el jueves, con Eduardo Santos, cabeza de Podemos en la comunidad foral, y el viernes con Marisa de Simón, de I-E. Con las tres fuerzas quiere comenzar un "diálogo constructivo", para construir un "Gobierno de progreso para Navarra", y que se hará desde la voluntad de llegar a un entendimiento sobre propuestas "que permitan el impulso y desarrollo de la comunidad y atender las principales preocupaciones de la ciudadanía". El comunicado subrayaba el compromiso de la jefa del PSN "con esa mayoría social que no quiere gobiernos de derechas y sí políticas de corte social y que garanticen el Estado del bienestar y atender las desigualdades". En la programación de entrevistas no figuraba Bildu, porque las dos direcciones, en Pamplona y en Madrid, siempre insistieron en que nunca se negociaría nada con la izquierda 'abertzale'.

Este mismo lunes, la cuenta oficial del PSN en Twitter seguía desgranando algunas medidas de "la Navarra que imaginas". "Una Navarra de progreso en la que cabemos todos y todas. De diálogo y convivencia". Es decir, su pretensión de configurar un Gobierno de izquierdas, sin contrapartidas a Bildu, continúa viva. No obstante, los 'abertzales' ya avisaron de que el Ejecutivo foral dependía asimimos de lo que ocurriera en Pamplona, donde ellos pueden perder la alcaldía si no se alían con ellos PSN y Geroa Bai. Los socialistas rechazan toda alianza con Bildu, por lo que el consistorio pasará previsiblemente a Na+ y a su candidato, el exregidor Enrique Maya, como lista más votada.

placeholder De izquierda a derecha, los candidatos a la presidencia de Navarra María Chivite (PSN), Mikel Buil (Podemos), Uxue Barkos (Geroa Bai), Javier Esparza (Navarra Suma), Marisa de Simón (Izquierda-Ezkerra) y Bakartxo Ruiz (EH Bildu), el 18 de mayo en Pamplona. (EFE)
De izquierda a derecha, los candidatos a la presidencia de Navarra María Chivite (PSN), Mikel Buil (Podemos), Uxue Barkos (Geroa Bai), Javier Esparza (Navarra Suma), Marisa de Simón (Izquierda-Ezkerra) y Bakartxo Ruiz (EH Bildu), el 18 de mayo en Pamplona. (EFE)

Chivite podrá arrancar esos contactos. Lo que no está tan claro es cómo podrá concluirlos. Todos los pulsos que ha intentado liderar el PSN contra Ferraz, en distintas épocas, los ha perdido. En 2007, el aspirante a la presidencia del Ejecutivo foral, Fernando Puras, dimitió después de que la cúpula federal entonces pilotada por José Luis Rodríguez Zapatero y José Blanco vetase el principio de acuerdo que los socialistas habían trabado con Nafarroa Bai —marca antecesora de Geroa Bai, en la que se incluían, además del PNV, Eusko Alkartasuna, Aralar y Batzarre— y con IU. Aquello ocurrió en agosto de 2007. Un episodio de infausta memoria para el PSN que se acabó bautizando como el 'agostazo', cuya consecuencia fue la permanencia de UPN en el poder. De los 12 diputados de aquellos comicios se pasó a los nueve escaños de 2011 y a los solo siete de 2015, cuando fue quinta fuerza. El 26-M el PSN recuperó oxígeno: escaló hasta los 11 parlamentarios y la segunda posición.

Dificultades para el PSN

Lo que ocurra en Navarra tiene implicaciones en la investidura de Sánchez. El PNV ya advirtió en los días pasados de que su política de alianzas se sustentaba en tres patas: las instituciones vascas, la reelección del mandatario socialista y el futuro de la comunidad foral. Los 'jeltzales' son socios fundamentales para el PSOE, ya que disponen de seis escaños en el Congreso. Pero si al final el PSN facilita la investidura de Javier Esparza, líder de UPN, como presidente de Navarra, Sánchez puede recibir como 'premio' al menos la abstención de los dos representantes de Na+ en la Cámara Baja —ambos de la formación regionalista, no de Cs ni del PP—.

Chivite se podría ver obligada a facilitar la elección de Esparza como presidente de la comunidad, en contra de lo prometido en campaña y aún después

Dos escaños que pueden ser vitales. Sánchez, con sus 123 asientos, los 42 de Unidas Podemos, los seis del PNV y los dos que aportan Compromís y el Partido Regionalista de Cantabria (PRC) llega a los 173 diputados, a tres de la mayoría absoluta, umbral que puede rebajarse por la suspensión de los parlamentarios de JxCAT y ERC procesados y en prisión preventiva. En este escenario, no obstante, la abstención de Navarra Suma y/o de los dos representantes de Coalición Canaria pueden ser fundamentales para que la reelección de Sánchez triunfe. "Si Pedro Sánchez, con el 28% de los votos, está legitimado para gobernar España y yo no lo pongo en duda, Javier Esparza, con más del 36 por ciento de los votos, creo que tiene más legitimidad para gobernar Navarra", reivindicó el jefe de UPN este lunes en Onda Cero, quien advirtió de que el "apoyo" de Bildu a Chivite no sería "gratuito".

La desautorización de Ferraz sitúa en una posición muy complicada al PSN, ya que Chivite se podría ver obligada a facilitar la elección de Esparza como presidente de la comunidad foral, en contra de lo prometido en campaña y aún después. Los socialistas navarros siempre recuerdan el daño interno y el desaliento que generó el 'agostazo' de 2007, que ahora se podría repetir si la prohibición se lleva hasta el final. Además, el veto de Ferraz puede afectar a uno de los miembros del núcleo duro de Sánchez, Santos Cerdán, secretario de Coordinación Territorial y mano derecha del responsalbe de Organización, José Luis Ábalos. Él es navarro y fue, de hecho, jefe del aparato de la federación, y ahora actuaba de enlace en las conversaciones.

La historia se repite. El choque entre Ferraz y su pequeña federación en Navarra. El pulso reverdece ahora pero, como en las anteriores ocasiones, lo más probable es que la dirección federal imponga su criterio. La cúpula de Pedro Sánchez no respalda las negociaciones que quiere emprender el Partido Socialista de Navarra (PSN-PSOE) con Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra. No las respalda porque, de prosperar ese acuerdo, la investidura solo sería posible con la abstención de Bildu. Pero la baronesa autonómica y candidata a la presidencia del Gobierno foral, María Chivite, no se rinde por ahora y continúa con su plan. Así, se verá a partir del miércoles con las formaciones con las que quiere articular un Ejecutivo de progreso y evitar así que vuelva al poder en la comunidad foral la derecha, que el 26 de mayo concurrió bajo las siglas de Navarra Suma, la coalición de Unión del Pueblo Navarro (UPN), Ciudadanos y PP.

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