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La Fiscalía se enreda con los documentos y a punto está de 'perder los papeles'
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NUEVA FASE EN EL JUICIO DEL 'PROCÉS'

La Fiscalía se enreda con los documentos y a punto está de 'perder los papeles'

Arrancaba la prueba documental y la fiscal debía señalar qué quería incorporar al procedimiento. Por error o confusión, Madrigal se limitó, llegado su turno, a destacar de viva voz unos pocos

Foto: La fiscal general del Estado, Consuelo Madrigal, y Fidel Cadena, fiscal del Supremo. (EFE)
La fiscal general del Estado, Consuelo Madrigal, y Fidel Cadena, fiscal del Supremo. (EFE)

Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas. Algo así es el juicio del 'procés'. El tribunal tendrá en cuenta lo que ocurra dentro de las cuatro paredes enteladas de la sala. Ignorará lo que no. Manuel Marchena ha venido advirtiéndolo en distintos momentos de la vista. Este lunes, el aviso llegó a su máximo punto crítico con la incomprensión de esta instrucción desde la Fiscalía. Arrancaba la prueba documental y la fiscal debía señalar qué papeles (informes, tuits, pruebas incautadas...) quería incorporar al procedimiento. No se sabe si fue malentendido o confusión, pero Consuelo Madrigal se limitó, llegado su turno, a destacar de viva voz unos pocos. Los que consideraba más evidentes. Y a punto estuvo de perder esos papeles en apoyo a la acusación del Ministerio Público.

La sesión del juicio se convirtió en el primer día de la semana 16, la penúltima de la vista, en una eterna enumeración de documentos. Una inacabable lista de la compra. Así dicho, podría parecer que fue algo tedioso. No se equivocarían. Fuera, el país despertaba tras la resaca de ese eterno periodo electoral que parece terminó el 26-M. Dentro, Oriol Junqueras, flamante eurodiputado, daba cabezadas llevado por el sopor de las voces monocordes leyendo encabezamientos documentales. Poco o nada hacía sospechar que en el trance se jugaba el andamiaje probatorio de la acusación.

Tensión en la fase documental entre Marchena y la fiscal Madrigal

La mañana comenzó con la explicación por parte de Marchena de las premisas de la documental. "Por las acusaciones se trata de que hagan una exposición de documentos, exposición que puede consistir en una transcripción o enumeración de aquellos que consideran que el tribunal debe tener en consideración para el desarrollo de esta prueba", dijo. Antes de esta exposición, el tribunal ya había indicado a las partes a puerta cerrada cómo se iba a proceder. Sin embargo, Madrigal se enredó. Ni transcripción ni enumeración. Mencionó unos pocos documentos y dejó fuera en su intervención más del 90% del sustento probatorio del Ministerio Público.

Llegado el turno de Rosa María Seoane, quedó claro, si alguna duda cabía, que su antecesora había cometido un fallo. La abogada del Estado preguntó a la sala si podía "dar por reproducido" el listado que había reflejado en 94 páginas. Una 'lista de la compra' muy larga. La fórmula es habitual en juicios en otras instancias. Aquí, con unas defensas pendientes al milímetro de posibles indicios de indefensión, no. El tribunal le indicó que nada se daba por escuchado y que debía comenzar a leer, una a una, la relación completa.

Melero acabó con la agonía colectiva. Dijo que se daba por enterado de la relación completa aunque no se pronunciara. El resto de defensas le siguió

Y arrancó. Remolona pero sin pausa. La sala se sumió en un ambiente monacal. Una salmodia esforzada. Durante más de hora y media, Seoane leyó. Paraba en ocasiones. Resoplaba. Bebía agua. Casi podía vérsela enjugándose el sudor con un pañuelo. Y seguía. De este modo llegó a la página 24 de sus casi 90. Por leer, leyó casi todo lo que había dejado de leer la fiscal. Tras el receso de mediodía, llegó Xavier Melero a salvarla a ella —y a todos los que escuchaban— del sopor.

Desde las defensas se entendió que el tribunal había querido con el trámite ofrecerles la garantía reforzada de no desconocer ni uno solo de los documentos que la sala analizará, de forma que pudieran rechazar o tratar de tumbar los dudosos en cuanto a su autenticidad u otros motivos. Lo que queda en Las Vegas se queda en Las Vegas, aunque sea un rollo. Melero acabó con la agonía colectiva. Dijo que se daba por enterado de la relación completa aunque no se pronunciara. El resto de defensas le siguió.

La fiscal Consuelo Madrigal concreta que no renuncia a prueba

Se pasó después a la ronda de impugnación. Hablaron unos. Hablaron otros. Se pidió la anulación de cientos de papeles. Las defensas tuvieron también su momento-salmodia. Letanía susurrada de la prueba que consideran clave. Cada uno a su estilo. Llamó la atención Jordi Pina, que trató de darle entonación al listado para evitar el aburrimiento.

Antes de esa ronda, Madrigal trató de arreglar el entuerto. Quizá se metió en uno mayor. Aclaró a todos que ella no renunciaba a nada. Envidó a la grande, como en el mus. Quiso que se exhibieran ante todos esos documentos que no había verbalizado. Ronda de protestas. El tribunal lo dejó abierto y dijo, en futuro, que resolverá. Hubo aún otra protesta final. Este martes, el desenlace del enredo de los papeles.

Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas. Algo así es el juicio del 'procés'. El tribunal tendrá en cuenta lo que ocurra dentro de las cuatro paredes enteladas de la sala. Ignorará lo que no. Manuel Marchena ha venido advirtiéndolo en distintos momentos de la vista. Este lunes, el aviso llegó a su máximo punto crítico con la incomprensión de esta instrucción desde la Fiscalía. Arrancaba la prueba documental y la fiscal debía señalar qué papeles (informes, tuits, pruebas incautadas...) quería incorporar al procedimiento. No se sabe si fue malentendido o confusión, pero Consuelo Madrigal se limitó, llegado su turno, a destacar de viva voz unos pocos. Los que consideraba más evidentes. Y a punto estuvo de perder esos papeles en apoyo a la acusación del Ministerio Público.

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