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"Abascal no ha tenido interés en leer, pero un político no es un intelectual, es de acción"
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ENTREVISTA A FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ

"Abascal no ha tenido interés en leer, pero un político no es un intelectual, es de acción"

"Yo no me apropié de las ideas de Vox, Vox se apropió de mis ideas", asegura el escritor, que acaba de publicar una larga conversación con el líder de Vox a modo de diálogo platónico

Foto: Dragó, con Abascal, durante el fin de semana que ambos pasaron juntos para escribir el libro. (Planeta)
Dragó, con Abascal, durante el fin de semana que ambos pasaron juntos para escribir el libro. (Planeta)

Fernando Sánchez Dragó (Madrid, 1936) mantiene una agilidad mental que ya quisieran muchos universitarios. A sus 82 años, sigue dedicando ocho o 10 horas al día a escribir, su gran pasión, y eso se nota en la lucidez. Está metido de lleno en el segundo volumen de sus memorias, que no será el último, aunque no es esta la obra que le ha devuelto a la primera línea de la actualidad. Su libro 'Santiago Abascal. España vertebrada' (Planeta) ya es número uno en ventas. Incluso antes de salir, de hecho, la editorial ha ordenado tirar una segunda edición. "Es el hombre del momento", justifica el escritor, que se confiesa amigo del protagonista.

Foto: Santiago Abascal, junto a Fernando Sánchez Dragó. (Planeta) Opinión

Sánchez Dragó recibe a El Confidencial en su casa, adonde nadie accede sin descalzarse. "He vivido más de 20 años en el sureste asiático", explica el dueño del inmueble, situado justo al lado del que ocupa Esperanza Aguirre, en pleno barrio madrileño de Malasaña. La entrevista tiene lugar en una acogedora sala de estar, repleta de libros y con cómodos sillones. Uno de ellos claramente destinado a la lectura, con una potente lámpara a la altura de la cabeza, y otro mucho más sofisticado para relajarse. "La jubilación obligatoria debería estar prohibida", asegura el escritor, que no tiene reparo alguno en admitir que coincide en prácticamente todo lo que dice Abascal. Asegura que al principio quería plantear su libro como un conjunto de entrevistas con Abascal, con Pablo Casado y con Albert Rivera, pero que se dio cuenta de que el fenómeno se limitaba al primero.

PREGUNTA. Usted dice que no puede votar a ningún partido que esté a favor del aborto y lo repite en el libro.

RESPUESTA. Es una cuestión moral. Uno puede ser más de derechas, más de izquierdas. Pero, claro, eso es una cuestión terrible. Yo lo califico del peor asesinato posible, un acto de terrorismo puro. ¿Qué hace el terrorista? El terrorista no es un soldado que en una guerra mata a otro soldado que está en otra trinchera, es un señor que pone una bomba en un supermercado y que mata a cualquiera que pasa por delante que no tiene absolutamente nada que ver con su causa. Y, claro, estos niños son la inocencia absoluta. La vida empieza en el momento de la concepción, no en el momento del nacimiento. En la India, por ejemplo, por lo menos antes, se medía la edad de las personas a partir del momento de la concepción. Es decir, tú tienes los años que tengas más nueve meses. Y es que eso es así. Cómo no se dan cuenta. Ha escandalizado bastante cuando utilizo la metáfora del taxi. Es una metáfora que no tiene que ofender a nadie. La mujer, por supuesto, es propietaria de su cuerpo, como tú y como yo. Pero es que ese no es su cuerpo. Están cosificando al niño. El niño es una persona que por una serie de razones biológicas viaja como pasajero en el interior de otro cuerpo. Y hay que respetarlo, de igual manera que el taxista respeta al usuario del taxi. No es cuestión de ser progre ni regre. Pero mucha gente no lo entiende. Y es hacerse cómplice de un asesinato. Yo además fui progre, más progre que nadie… Por supuesto, cuando yo tenía 25-30 años colaboré con abortos que hicieron quienes eran mis parejas en aquellos momentos. Y ahora me estremezco al pensarlo. Me estremezco al pensar que a mi hija Ayanta, que es una de las bendiciones de mi vida, que acaba de ser finalista del Planeta, la hubiéramos abortado. No lo hicimos porque realmente su madre se quedó embarazada en Taiwán en 1968. Agárrate, que realmente no sabíamos cómo se abortaba en China, en Taiwán. Y ya dijimos, pues vamos a tenerlo. Si no, lo habríamos abortado. Y no hubiera existido. Y no hubiera escrito esta novela. Es tremendo esto.

Vistalegre no fue el mitin de un partido político; allí se estaba moviendo la tierra; aquello era un movimiento verdaderamente telúrico

P. Al leer el libro me daba la sensación de estar, más que ante una entrevista, ante una conversación entre dos personas con ideologías diferentes en algunos puntos y coincidentes en otros que hablaban de lo divino y lo humano.

R. Una de las cosas que me irritan un poco es que con este reduccionismo de los medios de comunicación se dice que este libro es una entrevista. Este libro no es una entrevista. Yo soy un discípulo de Platón. No quiero compararme a Platón, por favor, es solo una metáfora. Platón escribía diálogos, en los que intervenían Sócrates, Alcibíades y otros. Este libro es un diálogo platónico, es una conversación. No tiene nada que ver con un interrogatorio ni con una entrevista. Los dos hablamos, los dos argumentamos, el libro se va moviendo, fluye, en definitiva es una escenificación, una dramatización con personajes secundarios que entran y salen, vecinos de Castilfrío, Simeón, la propia Emma, Kiko Méndez Monasterio… Pretendo trazar un retrato existencial, psicológico, biográfico, ideológico, anecdótico de una persona que en estos momento, te guste o te disguste, se ha convertido en el hombre del año y ha obligado a todos los demás partidos políticos a resituarse. Santi Abascal marca la campaña y los demás ya se sitúan en relación… Como si fuera el kilómetro cero de la Puerta del Sol en relación a Santi Abascal.

P. Pero usted conocía ya a Abascal.

R. Yo ya tenía amistad con Santi. Vox empieza a decir, cuando aparece hace cuatro años en escena, las mismas cosas que yo llevaba años diciendo. Es decir, que no es que yo me apropie de las ideas de Vox. Es en cierto modo Vox quien se ha apropiado de mis ideas. Un día me llama Kiko Méndez Monasterio y me dice “oye, tienes que conocer a Santi Abascal”. Nos conocemos. Es una persona muy agradable, muy amable, muy simpática. De hecho nadie habla mal de Santi Abascal como persona. Ni sus más acérrimos enemigos. Otra cosa es que critiquen las cosas que dice. Y me hice amigo de él. Luego de repente fui a Vistalegre. Y me quedé muy impresionado, como cualquier persona con un mínimo de sensibilidad. Aquello no era un mitin de un partido político. Se estaba moviendo la tierra. Aquello era un movimiento verdaderamente telúrico. Se me ocurrió la idea de escribir un libro que fuera 'La alternativa', con los tres, Rivera, Abascal y Casado. Esa era la idea inicial. Luego, Rivera nada, con esta especie de orgullo napoleónico. No se me puso nunca al teléfono. Le dejé ocho o 10 recados. Nada, ni pío. Pablo Casado me dijo que sí, aunque no llegó a concretar. Hasta que yo, ya dos días antes de las elecciones andaluzas, me fui allí a ver lo que pasaba. Y chico, desde que bajé del AVE y puse el pie en tierra sevillana, me di cuenta de que aquello era arrollador: el taxista, el de la recepción del hotel, el botones, la señora que limpiaba las habitaciones, el individuo con el que coincidía tomándome una caña… Todo el mundo hablaba de Vox. En el programa de Luis Herrero, no faroleo, dije que iba a sacar 12 escaños. Lo clavé. Cuando todo el mundo estaba diciendo que uno, que ninguno… De la misma manera, ahora metiéndome a Sibila de Cumas te digo que va a sacar 90 diputados. Me di cuenta. Qué diablos Casado, qué diablos Rivera, ahora el hombre que me interesa a mí como escritor es Santi Abascal. Es curioso, porque lo que a mí me mueve a escribir este libro son exactamente los mismos motivos que en el mes de agosto de 1954, agárrate, Enrique Múgica y Julián Marcos me llevan a conocer a Jorge Semprún. Yo salgo de ese encuentro como miembro del Partido Comunista. Son exactamente los mismos motivos caracteriológicos, psicológicos, que me llevaron a meterme en el Partido Comunista para enredar contra Franco los que ahora me llevan a acercarme a Vox, a acercarme a Santi Abascal y a escribir este libro.

No quiere decir que Abascal sea una persona inculta. Pero es verdad que, comparado conmigo, tiene mucho menos recorrido filosófico o de ideas

P. A Abascal le hemos visto enfrentarse a ETA y protagonizar vídeos a caballo. Pero tras esta conversación, ¿cree que tiene profundidad ideológica?

R. No, no.

P. ¿Es más un hombre de acción que un hombre de pensamiento?

R. Efectivamente. Pero es que un político es un hombre de acción. Ya a Platón en 'La República' se le pasó por la cabeza la peregrina idea de que fueran los filósofos, los poetas, los dramaturgos los que empuñaran las riendas del Estado. Luego ya en 'Las Leyes', que es el segundo libro que dedicó a la política, ya muy al final de su vida, se dio cuenta de que aquello era un disparate. Zapatero a tus zapatos. Un político no tiene por qué ser un intelectual. Un político no tiene por qué ser Heidegger, Ortega y Gasset o Hegel. Entonces, efectivamente, Santi Abascal es un niño que cuando a los nueve años vio por la tele cómo asesinaba ETA al cartero de Amurrio, imagínate, que era su amigo y era amigo de todo el mundo allí, se quedó muy impresionado. Y fue entonces cuando nació su vocación política. Siempre ha estado volcado en la política. Ni ha tenido ni tampoco tiene mayor interés, no sé, en ideologizarse, en leer, en culturizarse… Esto no quiere decir que sea una persona inculta. No lo es. Pero es verdad que es una persona… hombre, comparado conmigo tiene muchas menos virtudes, mucho menos recorrido filosófico o de ideas que pueda tener yo… Pero es precisamente una de las novedades de este nuevo orden mundial que está irrumpiendo en todo el mundo y que es, con sus luces y sus sombras, Trump, Bolsonaro, el Brexit, Orbán, Putin… Todo estos son políticos nada más, son hombres de acción. Es lo que no son los políticos que hemos tenido en España desde que murió Franco y que hay en Europa, que son todos blandiblús, gente que negocia, que pastelea, que nunca toma decisiones y tal y cual, que no tienen columna vertebral. Un político lo que tiene que hacer es gobernar.

P. Pero hay trasfondo ideológico detrás de Vox.

R. Lo que yo aprecio en Santi es que es un hombre de coraje, un hombre de valor, que no quiere llegar a la Moncloa, que lo que quiere es que sus ideas lleguen a la Moncloa, que es cosa bien distinta, y que desde ese punto de vista no está dispuesto a transigir, a pastelear… ¿Qué dicen las encuestas? Que si lo de las armas de fuego, lo del aborto, lo de la LGTB quita votos… No me importa, yo pierdo los votos… Que luego resulta que los gana, pero eso ya es otra historia. Efectivamente, Santi Abascal no tiene ideología propia. La ideología de Santi Abascal es la ideología del sentido común, nada más. Se atreve a decir en voz alta lo que muchísima gente dice en voz baja, en sus casas y tal, y que la tiranía de la corrección política… Bueno, yo creo que un político es eso. No vamos a pedirle a un político que inaugure la Academia de Aristóteles.

Santi es un hombre de coraje, de valor, que no quiere llegar a la Moncloa, sino que sus ideas lleguen a la Moncloa, que es bien distinto

P. ¿No cree que quizá demasiadas veces dice Abascal cuando usted le pregunta que no sabe sobre el tema?

R. Es una cosa que me agrada mucho de Santi, que dice tu pregunta me descoloca, que yo de eso no sé nada… Y efectivamente, de muchas de las cosas que un jefe de Gobierno tendrá que afrontar no sabe nada. Pero es que no tiene por qué saber. Si yo llego a la jefatura del Gobierno o lo que sea, ya me rodearé de las personas idóneas para hacer eso. Ya llamaré al que sepa inglés, psicología, al que sepa de medicina, de sanidad, al notario, al registrador, al ingeniero y tal y cual, y serán ellos los que me irán asesorando y yo les escucharé con atención y gobernando. Me parece bien.

P. Pero hay cuestiones importantes, como el Papa actual o el Frente Polisario, sobre las que quizá sí debería tener opinión.

R. Bueno, del Papa no es que no tenga opinión. Sí que la tiene y se le nota, lo que pasa es que se escurre. Porque él es católico y a todo católico le da no sé qué hablar de este abominable Papa. Yo te digo abominable porque yo no soy católico y sí que lo puedo decir. Pero, vamos, en otras cosas efectivamente no es que se escurra, es que no lo sabe. Pero es que nos hemos acostumbrado por culpa de la tele y de la radio a los todólogos de las tertulias políticas que, cualquier tema que se lance, alegremente tienen que opinar. Pues no, señor. Yo y seguramente tú también —más, porque eres más joven que yo— hay un montón de cosas de las que no sabemos nada. Yo no voy a poder opinar sobre esas cosas. Para eso están los expertos. Es normal, y Santi demuestra mucho coraje, mucho valor, mucha honestidad y mucha sinceridad confesando. Y luego hay otra cosa importante —a esto también nos han acostumbrado los políticos en general con su cantinela—, que la política lo puede resolver todo. No es verdad. La política no lo puede resolver todo. Hay un montón de problemas en la sociedad y en la condición humana que la política no va a resolver nunca.

Del Papa, no es que Santi no tenga opinión, se escurre porque es católico y a todo católico le da no sé qué hablar de este abominable Papa

P. Hay un momento en el que dice que no le importa la política local. “Nunca me ha interesado, aunque he sido concejal durante ocho años”, afirma. Sin embargo, su partido se va a presentar a las elecciones municipales. ¿No es incoherente?

R. Una vez más demuestra su sinceridad. Yo comprendo que la política municipal para un señor que quiere llegar a la Moncloa es muy aburrida. Ocuparte de la iluminación, de la basura, de las casas de los perros.

P. Pero decir que nunca te ha interesado…

R. Pues lo confiesa. A mí tampoco me interesaría nada la política municipal. Él es un hombre idealista, muy idealista. Quiere arreglar problemas de sus coetáneos que tienen que ver con la política y se mete ahí para arreglarlos. Fundamentalmente en su navío hay un palo mayor, hay un mástil, que es España. De hecho, cuando le preguntas por Le Pen, Orbán, Soros, la UE… Siempre dice, "no, mira, es que yo me ocupo de España, no saco los pies de mi plato".

P. De todos modos, si él no se dedica a la política, ¿a qué se puede dedicar?

R. Él lo confiesa en el libro y es absolutamente sincero. Él quiere ser guardabosques. La infancia es determinante. Nos forjamos a lo largo de ella. Y toda la infancia y adolescencia de Santi transcurre en los bosques cercanos a Amurrio, Tierra Salvada. Y él sueña con eso. A él lo que le gusta es la ornitología. Irse al campo, escuchar el canto de los gorgoritos, del ruiseñor, del jilguero. Ese es su paraíso y lo que él quiere ser. Y estoy convencido… Llegará o no llegará a la Moncloa y luego se retirará y se convertirá en guardabosques. Si me voy a Castilfrío, pueblo de 22 personas, es porque yo tengo esa vocación de soledad, de cartujo. La diferencia entre él y yo es un estilo de vida. Santi y yo pensamos prácticamente lo mismo acerca de los problemas de la sociedad y de la política. Pero yo soy un libertino, de vida disoluta. Y en cambio él es un hombre biempensante, de costumbres moderadas, ordenado padre de familia, esposo ordenado.

Me consta que en Vox están un poco inquietos porque parece que el tema de las armas les podría costar votos

P. 'A priori', el tema de las armas era un debate innecesario, que nadie demandaba, al menos en la opinión publicada. Y se está comprobando que también en la opinión pública, porque las encuestas han bajado para Vox tras el mensaje de las armas.

R. Evidentemente. Este debate aquí en España y en Europa no se planteaba. En Estados Unidos sí, constantemente. No veo por qué una persona normal, honorable, que paga sus impuestos, que no está loco, que no maltrata a su mujer, no puede tener en su casa un arma exactamente igual que la tiene un soldado o un policía. Eso es discriminación. Y además el primer derecho humano, el más antiguo, el más universal, que abarca incluso a los animales, a todos los seres vivos, es el de defensa propia, es el instinto de superación.

P. Parece que esto sí que les podría costar votos.

R. Parece, sí. Me consta que ellos están un poco inquietos porque parece que les podría costar votos. Yo no estoy seguro de que se los cueste. La historia sagrada de Estados Unidos es el 'far west', que se gana con el revólver en las manos, y es cuando llegan el ferrocarril, las carreteras, las iglesias…

P. Pero Estados Unidos no es Europa.

R. Claro, porque la historia es diferente. Yo estoy convencido de que es bastante de sentido común tener armas. Santi dice que solo para defenderte si te atacan en casa. A mí eso me parece legítimo. Si aquí entra un señor que quiere violar a mi hija, por supuesto que tengo derecho a defenderme, no a que me incriminen a mí y que sea yo el que acabe en la cárcel, que es lo que pasa en Europa. ¿Pero por qué fuera de casa no? Las agresiones también se producen fuera de casa. Es más, se producen más fuera de casa que en casa. Además, hay una hipocresía. Yo soy partidario de prohibir fabricar armas. Todo el problema surge porque se fabrican armas. Un arma no es una cosa fácil de fabricar. Un arco y una flecha sí, pero una pistola no. Si prohíbes la fabricación de armas, se acabó el problema. Nadie va a tener porte de armas.

P. ¿Quiere decir entonces que o todos o ninguno?

R. Claro. O todos o ninguno. Una vez más, todo esto me parece de sentido común.

Manda huevos que Sánchez, que salía con golpistas, se atreva a acusar de anticonstitucional a un partido que no propone nada anticonstitucional

P. Dice usted que es un movimiento cultural, pero en realidad apenas hay nadie del mundo de la cultura que se moje por Vox.

R. Yo (risas).

P. Aparte.

R. No es verdad. Esta mañana me ha entrevistado Federico Jiménez Losantos, que sí se moja por Vox. Es escritor y poeta.

P. Pero en el cine, en la música, en el teatro...

R. Pero porque el cine tiene esa guerra absurda con la derecha desde que murió Franco. No sé por qué. Y se equivoca el cine, que no tiene que estar en guerra con nadie. No es que Vox esté en guerra con el cine, es que el cine está en guerra con Vox. Además, en el mundo del cine también… Garci, estoy convencido de que vota a Vox. Si no vota a Vox, vota al PP.

P. ¿Es Kiko Méndez Monasterio un ideólogo en la sombra de Abascal? Estaba también en la entrevista, de vez en cuando metía cuña, matizaba, contestaba en lugar de Abascal.

R. Sí. Kiko, que es un hombre muy culto, que es un buen escritor además, que escribió otro libro, 'Hay un camino a la derecha', que sí era una entrevista con Santi, sí es su mano derecha, es el hombre que está con él constantemente. De hecho, estuvo también presente en la conversación. Es el hombre que lo apuntala. Es el Malraux de De Gaulle.

"Podemos es un movimiento de indignados y Vox también, indignados con la ruptura de España, con no poder ir a los toros o con no poder cazar"

P. El catolicismo impregna muchas de las propuestas de Vox. ¿Es Vox un partido católico? ¿Un no católico puede votar a Vox? ¿Un católico debe defender el uso de las armas?

R. Santi hace mucho hincapié en que Vox no es un partido confesional. Otra cosa es que muchas de las personas que van a votar a Vox sean católicas. El propio Santi es muy católico. Y él me dice "yo tengo fe, pero no le voy a preguntar a nadie si la tiene o no, porque la fe es un don". Quien la tiene lo tiene y quien no, no. Vuelvo a Ronaldo. Juega bien al fútbol. Es un don. Si lo tienes lo tienes y si no lo tienes, no. Habla de cómo él se convirtió, tuvo una revelación de carácter religioso, pero de eso no quiere hablar, no quiere hablar, y no me lo ha dicho ni en privado. Él dice que Vox no es confesional, que no va preguntar a nadie si es católico, musulmán, homosexual… No nos metemos en la vida privada de nadie. La religión forma parte de la vida privada de las personas. A él se le ha acusado de antisemitismo cuando es todo lo contrario. Apoya a Israel en esta eterna querella que mantiene. No, la religión no va a influir ni poco ni mucho en su campaña y ahí cabe todo el mundo. Nadie más anticristiano que yo. Curiosamente, la izquierda es cristiana y la derecha es pagana. Lo que pasa que no es lo mismo catolicismo que cristianismo. El cristianismo tiene el corazón cristiano y la cabeza judía. El catolicismo tiene el corazón cristiano y la cabeza pagana. La Iglesia se funda en Roma, no en Israel ni en Damasco. Ahí hay una mezcla muy confusa. El cristianismo es la única doctrina en la historia de la humanidad en que se haya formulado el igualitarismo, algo que me parece una demencia. Es evidente que no hay dos personas iguales. Todos somos diferentes. Esa diferencia no puede convertirse en un argumento para agredir al que no es como tú. Pero todos somos diferentes. Siempre se ha dicho que el socialismo es una secta del cristianismo. Atea, pero es una herejía o una secta del cristianismo. La izquierda sí que es cristiana. No es casualidad. Este Papa traidor a todo lo que la Iglesia significa ha sido alabado hasta por Évole. Hasta Évole, que no puede ser más de izquierda, le ha hecho una entrevista en la que rinde absoluta pleitesía a este peronista y medio yihadista y podemita a tope Papa. Si estudias el desarrollo del movimiento cristiano, ves que el cristianismo en Roma, tras la conversión de Constantino, actúa como los podemitas han actuado aquí. De hecho se carga el imperio, como los podemitas se lo cargarían aquí si llegaran al poder.

Méndez Monasterio es el ideólogo de Abascal en la sombra, un hombre muy culto, el hombre que está con él, que lo apuntala; el Malraux de De Gaulle

P. ¿Cómo califica lo que pasó con Fernando Paz?

R. Yo a Fernando lo conozco personalmente desde hace bastantes años. Me parece una persona razonable, culta, simpática, honorable y he oído sus intervenciones. Es un historiador de peso. Es un profesor. ¿Que luego dijo esas cosas? Son cosas, me imagino, sacadas de contexto. Si tú coges mi obra y las declaraciones que yo haya podido hacer… Es muy fácil atacar a una persona por esas cosas. Son linchamientos mediáticos que no tienen base alguna. Yo tengo buena opinión de Fernando Paz. Ha pagado el pato. Si no hubiera aceptado ser candidato por Albacete, nadie le hubiera dicho nada. A veces, bromeando porque Santi sabe perfectamente que yo no voy a ir en ninguna lista, me dice "te presentamos a alcalde". Si yo me presentara a algo así… Yo soy una persona vulnerabilísima. Flaco favor os iba a hacer. Hay frases en las que se me ha calentado la boca, que si porros, que si marihuana, que si follo… La política se ha convertido en una máquina de picar carne.

P. ¿Ha actuado bien Vox con Fernando Paz? ¿Le ha dejado en la estacada?

R. Pues no ha actuado bien, no, la verdad. Le ha dejado en la estacada. La política exige un mínimo de cautela. Santi también la tiene. Yo llego más lejos de lo que llega Santi. No vas a ganártela tanto porque él es el candidato a la Moncloa y yo no. Pero yo no soy cauto y él sí lo es. Cuando le propuse escribir el libro y él aceptó, le dije que una vez que el libro esté escrito tú lo vas a leer, por si hay alguna cosa que te perjudique. Porque este es un libro amistoso.

Vox no ha actuado bien con Fernando Paz; le ha dejado en la estacada; a mí me parece una persona razonable. Las cosas estaban sacadas de contexto

P. ¿Y tocó algo cuando se lo dio?

R. Nada. Prácticamente ocho o 10 adjetivos de más. Prácticamente nada importante. Pero el político se cuida. Se han dado cuenta de que ahí estaban enseñando un flanco débil y sí, se han cargado al pobre Fernando Paz y me consta que lo lamentan. La política es así de dura.

P. ¿Lo lamenta Abascal?

R. Kiko, desde luego, lo lamenta. Con Santi no he llegado a hablar directamente del asunto, pero estoy convencido de que también lo lamenta, porque, hombre, si lo han nombrado al final eran amigos personales. Así es la política de despiadada.

P. ¿Lo que pasa en España con Vox tiene que ver con el auge de este tipo de movimientos a nivel internacional?

R. Vox no representa solo a un partido político. Es un movimiento universal. Es lo mismo que está pasando en toda Europa. Ya verás lo que va a pasar el 26 de mayo en Europa. Se va a volver del revés. Porque pasa en Dinarmarca, pasa en Finlandia, pasa en Suecia, pasa en Reino Unido, en Alemania, en Italia con Salvini, en la propia Grecia, donde hasta la propia izquierda se ha convertido prácticamente en un partido 'voxiano'… Como dice la Internacional, el mundo va a cambiar de base. Y parece mentira que los políticos y los periodistas estén tan ciegos que no se den cuenta de esto. Las encuestas no pulsan las capas populares de la población. Hay determinadas oligarquías, capas elitistas que opinan en las encuestas, la gente de la calle, de Malasaña de toda la vida, que se tomaba en el Palentino, que ya lo han cerrado, una cerveza… a ese las encuestas... Ese señor existía siempre, pero hasta ahora le han ignorado. Es que no me dejan ir a cazar conejos o que no me dejan ir a los toros. Hasta aquí hemos llegado. Y eso es lo que ha pasado en EEUU y lo que va a volver a pasar. Trump va a volver a ganar. Es lo que pasa con Putin. Por algo será. Los rusos saben más de Rusia. Los todólogos y los periodistas se mueven por clichés. La prensa ha perdido su credibilidad. Es muy inteligente eso por parte de Vox. Vox ignora a la prensa. Se mueve sobre todo por las redes. Son muy llamativos los comentarios a las noticias, que dicen lo contrario a estas. Es la opinión pública y la opinión publicada. Es la tesis del péndulo. Después de un periodo se pasa al contrario. Desde que se murió Franco, pensamiento único, todos los partidos eran socialdemócratas. De repente, aparece alguien que no lo es.

Fernando Sánchez Dragó (Madrid, 1936) mantiene una agilidad mental que ya quisieran muchos universitarios. A sus 82 años, sigue dedicando ocho o 10 horas al día a escribir, su gran pasión, y eso se nota en la lucidez. Está metido de lleno en el segundo volumen de sus memorias, que no será el último, aunque no es esta la obra que le ha devuelto a la primera línea de la actualidad. Su libro 'Santiago Abascal. España vertebrada' (Planeta) ya es número uno en ventas. Incluso antes de salir, de hecho, la editorial ha ordenado tirar una segunda edición. "Es el hombre del momento", justifica el escritor, que se confiesa amigo del protagonista.

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