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La experta que lideró a los 'observadores' en Cataluña no recuerda las protestas del 20-S
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helena catt, en el juicio del 'procés'

La experta que lideró a los 'observadores' en Cataluña no recuerda las protestas del 20-S

A preguntas de la fiscal, Catt dejó claro quiénes eran sus jefes. "¿Dirigieron su trabajo desde la Generalitat?", lanzó Madrigal. "Sí", respondió la testigo, que cobró 8.000 euros por esta "investigación"

Foto: Helena Catt, la mujer que lideró a 12 'observadores' internacionales en el referéndum.
Helena Catt, la mujer que lideró a 12 'observadores' internacionales en el referéndum.

La tarde del miércoles llegó el turno de Helena Catt, la mujer que lideró a doce 'observadores' internacionales en el referéndum. Como exdirectora de la Comisión Electoral de Nueva Zelanda, se erigió como candidata perfecta para dirigir a los expertos que en 2017 avalaron el 1-O como un "proceso democrático pacífico". Su fichaje fue orquestado por Diplocat, entidad cuyo presupuesto depende en más de un 80% de la Generalitat. Y la contratación no fue barata: la Fiscalía sostiene que los honorarios de los 'observadores' ascendieron a casi 115.000 euros. Pese al periodo que pasó en Cataluña "investigando" el 'procés', Catt sostuvo que no recuerda las movilizaciones del 20 de septiembre: "No conservo en la cabeza todos los detalles de lo que pasó día a día". Las protestas de esa jornada marcaron un antes y un después para el independentismo, pero la 'observadora' que cobró 8.000 euros por su trabajo en Cataluña ya no las recuerda.

La testigo se escudó una y otra vez en su "muy mala memoria" ante las preguntas más duras, pero al mismo tiempo dejó claro quiénes eran sus jefes. "¿Dirigieron su trabajo desde la Generalitat?", preguntó la fiscal Consuelo Madrigal. "Sí", respondió la testigo. Catt explicó también que el Diplocat se encargó de pagar sus servicios mediante "transferencia bancaria", pero fue incapaz de explicar con qué líderes independentistas se reunió durante el tiempo que pasó en Cataluña. "No sé lo que hacían más allá del referéndum, se nos presentaron como gente que nos daba información sobre lo que pasaba en el referéndum", llegó a decir con una sonrisa. Tampoco aclaró quién la nombró coordinadora del grupo de 'observadores' ni por qué. "No sé si me nombró John [otro de los expertos] porque estaba en su equipo, o si me nombró Diplocat". Mientras las acusaciones torcían el gesto ante sus evasivas, Catt seguía subrayando una y otra vez su "muy mala memoria".

La abogada del Estado, sin embargo, no quiso dar la batalla por perdida tan rápido. "¿Cómo llega a un acuerdo sobre sus honorarios y con quién?", lanzó Rosa Seoane. "No había dinero involucrado en eso", contestó la neozelandesa. La abogada le recordó entonces que minutos antes había descrito una transferencia de Diplocat, ante lo que la testigo cambió su versión: "Recibí un salario de Diplocat". Ya a preguntas de la acusación popular ejercida por Vox, Catt concretó que recibió hasta 8.000 euros por su trabajo, mencionando además por primera vez a uno de los políticos independentistas con los que se reunió en Cataluña: el 'exconseller' de Exteriores, Raül Romeva. "Se encontraba con una de las reuniones informativas a las que asistí", admitió. Conforme las acusaciones preguntaban y repreguntaban, la testigo fue corrigiendo sus propias lagunas, pero en ningún momento se mostró tan cómoda como cuando llegó el turno de las defensas.

El abogado de Junqueras intentó pintar a Catt como una investigadora cuya labor iba más allá del referéndum. "¿Podría calificarse su trabajo como una misión de observación internacional?", quiso saber Andreu Van den Eynde. "No, en absoluto. Era un proyecto de investigación. A nosotros en ningún momento se nos pidió que elaboráramos una validación del resultado", aseguró la testigo. Su respuesta, sin embargo, chocó con lo que había dicho a la Fiscalía poco antes, cuando reconoció su presencia en reuniones informativas sobre el 1-O e incluso describió el informe que hizo sobre dicha jornada: "Usamos observaciones de medios de comunicación, de personas que habían estado en los centros de votación, lecturas de las leyes del referéndum y la ley electoral española...".

Foto: Bernhard Felix von Grünberg, exdiputado regional socialdemócrata, a la izquierda de Gonzalo Boye, abogado de Carles Puigdemont, en un encuentro el pasado febrero.

Catt vendió el 1-O como una jornada "festiva". Estuvo todo el día en la oficina coordinando los movimientos de su equipo y solo vio lo que ocurría en un colegio electoral, pero no dudó en describir el referéndum como una movilización en la que la gente mostró su "fuerte voluntad y deseo para llevar a cabo la votación". Su paso por un colegio electoral fue más que suficiente para defender el sistema utilizado: "Vi cómo se abrían las urnas y se contaban los votos de acuerdo con el procedimiento de la administración electoral y el acuerdo entre la gente que hacía el recuento y la proclamación de los resultados". Aunque "en ningún momento" se les pidió "una validación del resultado", Catt desembarco este miércoles en el juicio del 'procés' para remarcar que el 1-O se celebró una votación en la que "la actitud fue muy positiva".

Las defensas buscaron una y otra vez que Catt criticara la actuación de las fuerzas del Estado durante el referéndum, pero Marchena terminó por frenarles. El abogado Benet Salellas preguntó si incluyeron en su informe supuestas vulneraciones de derechos humanos durante el 1-O, ante lo que el presidente del Tribunal interrumpió el interrogatorio. "Que alguien venga a ilustrar a la sala sobre si se vulneraron o no los derechos humanos no lo vamos a permitir, la sala no va a ser suplantada. No entremos en debate", advirtió el magistrado. La "muy mala memoria" de Catt ya había desaparecido para entonces, pero Marchena se encargó de que la testigo no se convirtiera en altavoz independentista. Los 8.000 euros de su cuenta bancaria ya eran prueba suficiente para los hechos que se investigan.

La tarde del miércoles llegó el turno de Helena Catt, la mujer que lideró a doce 'observadores' internacionales en el referéndum. Como exdirectora de la Comisión Electoral de Nueva Zelanda, se erigió como candidata perfecta para dirigir a los expertos que en 2017 avalaron el 1-O como un "proceso democrático pacífico". Su fichaje fue orquestado por Diplocat, entidad cuyo presupuesto depende en más de un 80% de la Generalitat. Y la contratación no fue barata: la Fiscalía sostiene que los honorarios de los 'observadores' ascendieron a casi 115.000 euros. Pese al periodo que pasó en Cataluña "investigando" el 'procés', Catt sostuvo que no recuerda las movilizaciones del 20 de septiembre: "No conservo en la cabeza todos los detalles de lo que pasó día a día". Las protestas de esa jornada marcaron un antes y un después para el independentismo, pero la 'observadora' que cobró 8.000 euros por su trabajo en Cataluña ya no las recuerda.

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