La sombra de un atentando planea de nuevo sobre las generales por la agonía del ISIS

Las generales llegan con el plan de alerta antiterrorista en el nivel 4, reservado para situaciones de riesgo "alto" y solo un escalón por debajo del máximo que existe en España. Los servicios de información de las Fuerzas de Seguridad del Estado advierten de que el proceso de descomposición en el que está inmerso el Estado Islámico (ISIS), convertido desde el tiroteo de Charlie Hebdo en París en enero de 2015 en el mayor peligro para Europa, incrementa las opciones de que se produzca un atentado en suelo nacional en plena campaña.

Desde 2004, la sombra del 11-M planea inevitablemente en las semanas previas a todos los comicios y los agentes del sector de la seguridad entran en una fase especial de activación. La Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior ya ha solicitado a los servicios de información de la Policía Nacional y la Guardia Civil que le remitan una evaluación de la amenaza que perciben de cara a las generales y las autonómicas de la Comunidad Valenciana del 28-A, según han confirmado a El Confidencial fuentes policiales.

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El elemento novedoso que más inquieta a los expertos es la aplastante derrota que ha sufrido el Estado Islámico en sus bastiones de Siria e Irak. En territorio sirio, las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada liderada por kurdos, anunciaron este sábado la derrota territorial del autoproclamado califato del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en el país. En Irak, el ISIS ha mutado directamente en un movimiento insurgente que únicamente sale de la clandestinidad para cometer ataques puntuales. Únicamente mantiene algunos enclaves reducidos en zonas remotas.

El sueño del califato se ha ido por el desagüe. Sin embargo, para compensar ese retroceso, la organización terrorista ha llamado a sus fieles en Occidente a atacar las sociedades en las que viven, una estrategia que ya puso en práctica en 2014 ante los férreos controles que impusieron los gobiernos europeos para evitar el alistamiento masivo de jóvenes musulmanes del Viejo Continente en las filas yihadistas. Esa estrategia se ha convertido ahora en la única vía que tiene el Estado Islámico para garantizar su supervivencia.

A su favor juega el regreso a Europa de muchos de sus combatientes extranjeros. Se calcula que solo en las cárceles sirias hay 800 soldados del ISIS esperando ser devueltos a sus países de origen, un fenómeno que está provocando un profundo debate en el primer mundo. Mientras tanto, el portavoz de la organización terrorista, Abu Hassan al-Mujajir, aprovechó esta semana el atentado ultraderechista de Nueva Zelanda en el que fueron asesinados 50 musulmanes para lanzar un mensaje de 44 minutos en el que llamó a los seguidores del ISIS en Occidente a "vengar su religión". Un llamamiento similar al que llevó en 2004 a los autores del 11-M, instalados desde hacía años en España, a planear un ataque con 193 víctimas mortales a sólo tres días de unas elecciones.

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Los servicios de información son conscientes de que un ataque en España en plena campaña de las generales y en la antesala de las elecciones europeas concedería al grupo suní los titulares que necesita para seguir siendo visible. No hay otros comicios relevantes programados en Europa para los próximos meses. El atentado tendría además enormes consecuencias desestabilizadoras. En la campaña de 2004 había dos grandes partidos en liza, PP y PSOE. En esta, el escenario está más abierto y polarizado que nunca. Hasta cinco formaciones compiten por tener una representación decisiva en el Congreso. Una de ellas, Vox, ha convertido en bandera el discurso antimusulmán. Los efectos de un ataque en el reparto de escaños son impredecibles, pero se dan todo los factores necesarios para ocasionar un terremoto.

Con todo, el pasado 31 de enero, en una reunión extraordinaria de la mesa de evaluación de la amenaza antiterrorista que presidió el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se había acordado dejar sin efecto las medidas especiales de refuerzo del nivel 4 "acordadas por la Secretaría de Estado de Seguridad el pasado 26 de junio de 2015 con ocasión de los atentados ocurridos ese mismo día en Francia, Túnez, Kuwait y Somalia" y las "Medidas de Refuerzo para la Prevención y Protección Antiterrorista" acordadas en el verano de 2017 "con motivo de las dos acciones terroristas acaecidas en agosto de 2017 en la Comunidad Autónoma de Cataluña", según recogió el acta de la reunión.

Con todo, los servicios de la lucha contra el terrorismo no han detectado por ahora ningún elemento para la preocupación

Esas medidas de refuerzo tenían como objetivo potenciar la vigilancia y presencia policial en zonas y eventos "de afluencia masiva de personas y con especial énfasis en zonas turísticas"; "intensificar la prevención en potenciales objetivos de ataques terroristas", sobre todo, en las infraestructuras de carácter crítico; y reforzar "los dispositivos de reacción frente atentados", además de estrechar la colaboración de las Fuerzas de Seguridad del Estado con las policías locales para poner en marcha planes municipales de prevención como la colocación de medidas pasivas de seguridad (bolardos y maceteros en calles peatonales, dispositivos especiales para fiestas municipales…).

En la reunión se planteó incluso la posibilidad de bajar el nivel de amenaza terrorista un escalón ante la ausencia de indicios objetivos de riesgo. Pero Interior optó por un descenso más progresivo dejando el nivel 4 "sin ningún reforzamiento adicional de medidas". No obstante, la cercanía de las elecciones habría podido conllevar la recuperación temporal de ese refuerzo.