Del hallazgo del cadáver a su detención en un bar: así fue la huida del rey del cachopo

César Román Viruete, más conocido como el rey del cachopo, pasó hace dos días de desaparecido a sospechoso de asesinato. Tras su detención en un restaurante de Zaragoza este viernes, los investigadores tratan de averiguar si fue él quien mató a su novia Heydi Paz Bulnes, cuyo cadáver apareció descuartizado en una de sus naves de Usera el 13 de agosto. Para entonces, el rey del cachopo ya llevaba más de dos semanas desaparecido.

El hallazgo del cuerpo se produjo después de que los bomberos se desplazaran hasta la nave porque el edificio estaba ardiendo. Una vez sofocadas las llamas, los efectivos se encontraron con una maleta medio quemada sobre un charco de sangre y, en su interior, el torso de Heydi sin extremidades. El cadáver se encontraba en tan mal estado que la identificación del mismo resultó imposible hasta esta semana, una espera que se hizo eterna para la familia de la fallecida, de 25 años.

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El rey del cachopo llevaba dos meses en un bar de Zaragoza y se hacía llamar 'Txiki'

Borja Rodrigo

"Les entregamos muestras de ADN hace ya más de dos meses y medio para que pudieran decirnos si era Heydi. ¿Cómo es posible que en este tiempo no lo hayan verificado? Es imposible eso. Con una uña que quede, un trozo de tejido... Teniendo nuestro ADN, es demasiado tiempo", criticaba la hermana de la fallecida, Vanessa Bulnes, en una conversación con este diario la pasada semana.

Tras confirmarse finalmente este jueves que el cuerpo era de Heydi, la policía comenzó a buscar a César Román como sospechoso de asesinato. Mientras los agentes estrechaban el cerco en torno a él, los medios de comunicación se hicieron eco de la notica, y fue entonces cuando la dueña del Restaurante Gerardo de Zaragoza se dio cuenta de que conocía al fugitivo que estaba saliendo en televisión: hacía dos meses que le había contratado como camarero.

Los investigadores descubrieron así que había estado viviendo en un piso de la calle Marcelino Unceta, a solo 200 metros de su lugar de trabajo

El rey del cachopo se había rapado el pelo y cambiado de nombre para no ser identificado, llegando a firmar su contrato como Rafael Rujado y a decir que le llamaban 'txiki', pero sus mentiras no fueron suficientes para engañar a la dueña del bar. "Es el peor día de mi vida. Al parecer su imagen estaba saliendo en todos sitios desde hace dos meses, pero yo no la había visto nunca. En cuanto vi su foto, supe que era él y llamé a la Policía", aseguraba la propietaria del Restaurante Gerardo a El Confidencial este viernes.

Tras la detención del rey del cachopo, que no ofreció resistencia, los agentes peinaron la zona en busca del alojamiento que había utilizado durante los dos últimos meses, tiempo que habría estado trabajando en el bar. Los investigadores descubrieron así que había estado viviendo en un piso de la calle Marcelino Unceta, a solo 200 metros de su lugar de trabajo, un lugar que registraron en busca de nuevas pistas que puedan aclarar la muerte de Heydi.

De estafador a sospechoso de asesinato

Román, de 45 años, ha dejado a su paso toda una serie de estafas y engaños durante las dos últimas décadas. De joven estuvo vinculado a la extrema derecha y a partidos como La Falange o Plataforma per Catalunya, haciendo incluso de topo en CCOO para acercar las tesis falangistas a los obreros, labor que destapó un reportaje publicado en 'Interviú'. En aquellos años, el rey del cachopo se convirtió en delegado sindical de Mercamadrid, pero tras ganarse la enemistad de varios de sus compañeros tuvo que desvincularse de estas organizaciones.

César dejó un sinfín de deudas y enemigos a su paso: proveedores sin pagar, empleados esperando su sueldo, socios estafados...

Después de varios años en los que se acercó a medios de comunicación de corte conservador como 'Alerta Digital', para el que escribió artículos, o Radio Libertad, en la que fue tertuliano, Román dio entonces el salto a la restauración en Madrid. Para ello se instaló en la zona de Embajadores, donde puso en 2016 su primer negocio: 'A Cañada', un restaurante con comida del norte de España y cuyo plato estrella era el cachopo, por el que empezó a aparecer de nuevo en los medios de comunicación como experto en su cocinado.

En apenas año y medio abrió hasta cinco restaurantes especializados en este plato, una aventura empresarial que terminó en quiebra. César fue dejando así un sinfín de deudas y enemigos a su paso: proveedores sin pagar, empleados esperando su sueldo, socios estafados, locales adquiridos con cheques sin fondos... Un camino que parecía haber tocado ya fondo hasta que este viernes fue detenido por el asesinato de su novia.

Se declara inocente

El rey del cachopo se ha declarado inocente del crimen de su expareja en su primer testimonio en dependencias de la Policía Nacional de Zaragoza en presencia de su letrado. Así lo ha asegurado a los medios de comunicación el abogado del detenido, Javier Notivoli, a la finalización de las declaraciones realizadas por Román, detenido ayer en el restaurante que trabajaba desde hace dos meses en la capital aragonesa bajo una falsa identidad y con el aspecto físico cambiado, informa EFE.

Notivoli ha explicado que las investigaciones se encuentran bajo secreto sumarial y que solo conocía el relato que le había manifestado su cliente, cuyo contenido íntegro no ha querido desvelar al estar sujeto al secreto profesional. Según ha señalado, "él conoce los hechos que se le imputan, un delito de asesinato, y me asegura que es total y absolutamente inocente de los cargos que se le imputan".

Ha añadido que su el "rey del cachopo" se muestra tranquilo, "no solo mental sino también físicamente", y que su actitud es en todo momento de "total cordialidad". De acuerdo con la ley, el abogado ha confirmado que al detenido se le han recogido muestras de ADN y que posteriormente le iban a tomar fotografías y sus huellas digitales. En relación a los hechos ha asegurado conocer solo lo publicado por los medios de comunicación debido al secreto de las investigaciones, y ha advertido que la divulgación de datos del sumario podría constituir un delito.