Adriana Lastra, la 'sanchista' inquebrantable, al frente del PSOE en el Congreso

Que ocuparía un lugar de gran relevancia en el nuevo organigrama socialista estuvo claro desde el principio. Adriana Lastra (Ribadesella, 1979) ha demostrado una lealtad a prueba de bombas hacia Pedro Sánchez. El secretario general socialista la nombró como número dos tras resucitar en el combate interno frente a Susana Díaz. Un premio a su lealtad y a la militancia por la causa 'sanchista'. Fue la primera en creer en el proyecto de su jefe, en que ganaría a la presidenta andaluza y en que se coronaría una vez más como líder indiscutible en la sede del puño y la rosa. Y así fue. Por eso, "el jefe" la ha situado al frente de la portavocía del Congreso, una de las tareas más complicadas: la dirigente asturiana deberá conducir a un grupo todavía dividido por las heridas internas (siendo ella la máxima expresión del 'sanchismo'), y además pactar con el resto de los grupos en un periodo en el que sin acuerdos no habrá agenda legislativa posible.

Lastra es una socialista convencida de cabo a rabo. Se afilió a las Juventudes Socialistas del municipio en el que nació con 19 años. Aún asi, su verdadero ascenso llegó de la mano de Sánchez. Fue diputada autonómica en el Principado de Asturias durante ocho años y entonces dio el salto al Congreso de los Diputados. Cuando ganó Sánchez las primarias se convirtió en la vicesecretaria general del partido, y la puso al mano de la secretaría de Política Municipal.

Sánchez ya tuvo dudas acerca de nombrarla portavoz parlamentaria en el Congreso en junio del pasado año aunque, finalmente, se decantó por Margarita Robles. Así se lo recomendaron dirigentes de su círculo más cercano por entender que Lasta no estaba lo suficientemente 'cuajada' para desempeñar esas labores en la Cámara Baja. En una cuestión puramente práctica, Lasta —que no terminó sus estudios en Antropología Social— tenía en frente tenía a una magistrada de prestigio y con experiencia. Tampoco se le suponía un talante especialmente abierto ni negociador. Algunos compañeros entienden que es demasiado inflexible, pese a su entrega incondicional hacia el partido pero, que, le impide manejar con soltura las relaciones con otros grupos parlamentarios. Ahora, estando ya Sánchez en la Moncloa y con un grupo parlamentario en minoría (84 diputados) el líder socialista entiende que las cosas han cambiado.

Lastra estaba en las quinielas para la portavocía o para una cartera clave: se trata del Ministerio de Igualdad, creado por José Luis Rodríguez Zapatero y enterrado por los posteriores gobiernos del Partido Popular, pese a que fue el propio socialista quien la cerró dos años después. Una cartera que recibió muchísimas críticas entonces, igual que su titular Bibiana Aído, y que aglutinó con fuerza los reproches de la derecha pese a haber sacado adelante iniciativas legislativas tan importantes en España como la reforma de la ley del aborto. En todo caso, la voluntad del nuevo gobierno socialista pasa por recuperar este ministerio por la puerta grande ya que el feminismo será una de las tres patas del mismo. Por eso, Sánchez ha decidido situar al frente a Carmen Calvo, que además será la vicepresidenta.

Lastra no pudo evitar emocionarse cuando Sánchez se convirtió en el séptimo presidente en España. Lloró junto a él puño en alto desde la bancada socialista, donde también se encontraban los otros dirigentes más fieles al secretario general: Margarita Robles, Zaida Cantera, Susana Sumelzo, Sofía Hernanz, Susana Ros, Mari Luz Martínez Seijo, Rocío de Frutos, José Luis Ábalos y Odón Elorza.