Rajoy confirma el aval del PNV y plantea la moción como una baza para reforzarse

Al Gobierno y al Partido Popular se les empieza a pasar el susto de la moción de censura que Pedro Sánchez anunció el pasado jueves por la noche y presentó en el Congreso a primera hora de la mañana del viernes sin consultar a los órganos de su partido. Ese mismo día, desde La Moncloa y el Grupo Popular activaron las consultas con sus aliados 'presupuestarios', el primero el PNV, y constataron a lo largo del fin de semana que el dirigente socialista se había tirado a la piscina sin comprobar antes si tenía agua. El alivio es tal que en la sede de Génova confían ahora en que la sesión parlamentaria sirva a Rajoy para salir reforzado.

El coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maillo, también se había puesto en contacto con José Manuel Villegas, número dos de Ciudadanos, y había sacado la conclusión de que los socialistas tampoco habían sondeado a Albert Rivera para que respaldara la operación. De hecho, tampoco lo hicieron durante el fin de semana.

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Sánchez no había apalabrado apoyo alguno y los nacionalistas vascos, que tenían la clave, seguían dispuestos a apoyar la estabilidad económica y política derivada de las cuentas del Estado que acaban de salir del Congreso camino del Senado y que ellos mismos necesitan para cumplir con sus bases.

En el PP no quieren dar más detalles, pero apuntan que las relaciones con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y con el jefe del Ejecutivo autonómico vasco, Iñigo Urkullu, "las lleva el presidente". En el Congreso, es Rafael Hernando quien despacha con el portavoz parlamentario de los nacionalistas, Aitor Esteban.

Comprobada la falta de respaldo con que arrancaba la moción de Sánchez y las urgencias de cortar cuanto antes con el deterioro que supone su presentación para la situación económica, el Ejecutivo se decantó por enfrentarse cuanto antes a la sesión parlamentaria. Este jueves era la primera fecha hábil y esa fue la decisión tomada por la presidenta del Congreso, Ana Pastor.

En el caso de que fracase, y si el dirigente socialista buscaba ante todo protagonismo político como aspirante a presidente del Gobierno, ese periodo solo le durará los siete días transcurridos entre el registro de la moción y el momento en que se vote en la Cámara el próximo viernes. Pablo Iglesias tuvo casi cuatro semanas con su moción del pasado año. Pero el PSOE no puso pega alguna a la fecha elegida por Pastor. Tampoco querían los socialistas entrar en negociaciones con los demás partidos, y menos con los independentistas catalanes.

En La Moncloa se centran ahora en preparar el debate de la moción de censura, donde quien se examina es Pedro Sánchez como aspirante a jefe del Ejecutivo y Mariano Rajoy intervendrá "a la contra" para descalificar la maniobra de Sánchez en la línea que siguen los principales dirigentes y portavoces del PP en los últimos días. El mismo presidente del Gobierno abrió fuego el pasado viernes contra el socialista al acusarle de poner en riesgo la recuperación económica y dar además oxígeno a los separatistas en plena aplicación del artículo 155 de la Constitución.

Fernando Martínez-Maillo, después de dedicar el fin de semana a hablar con los principales dirigentes regionales del partido, aseguró que podía confirmar el cierre de filas del PP con Mariano Rajoy y que el jefe del Ejecutivo iba a la moción de censura "a defender la posición del PP y del Gobierno de España, basada en un acuerdo de legislatura y en los Presupuestos, que crean empleo y aumentan las pensiones". Además, el coordinador general de los populares pronosticó que su jefe saldrá "fortalecido" del debate.