Rajoy logra el apoyo de Sánchez y el cierre de filas del PP ante el desafío de Puigdemont

El Gobierno tiene asumido que Carles Puigdemont tendrá que dar algún paso esta misma semana para convocar su referéndum independentista anunciado para el 1 de octubre, aunque solo sea para 'calentar' los fastos de la Diada, y mantiene informado al principal partido de la oposición de todas las posibles respuestas al reto secesionista. Mariano Rajoy ha establecido este verano una comunicación fluida y permanente con Pedro Sánchez que ha permitido restablecer la unidad de los partidos constitucionalistas a menos de cuatro semanas del 1-O.

El jefe del Ejecutivo afronta el reto de frenar cualquier iniciativa de Puigdemont, Oriol Junqueras y la CUP según el plan previsto de recurrir al Tribunal Constitucional en primera instancia y dejar las vías de la intervención de funciones de la Generalitat o la de dar órdenes directas a los órganos y funcionarios (ley de seguridad nacional) como último recurso. De todo ello está informado el secretario general del PSOE, quien en el arranque del curso político rebajó y aplazó sus iniciativas de equidistancia entre el Gobierno y los independentistas anunciadas en julio para esta misma semana.

Sánchez ha recuperado ahora la posición tradicional que mantenía el PSOE (y él mismo antes de dimitir) y ayer aseguró que tenía muy claro que toca defender la democracia frente al desafío separatista y que apoyará al Gobierno en el empeño, aunque después del 1-O se proponga formular reformas institucionales para contentar a los nacionalistas.

Fuentes gubernamentales aseguran que ven a Rajoy confiado en esa nueva relación con Sánchez como un factor fundamental para apuntalar su propia estrategia para responder al golpe institucional de Puigdemont y compañía. El presidente del Gobierno presumió de ello ante la junta directiva nacional del PP, cuyo respaldo obtuvo ante los acontecimientos previstos para los próximos días.

El jefe del Ejecutivo explicó a los dirigentes de su partido que ya había transmitido a "otras fuerzas políticas" (PSOE y Ciudadanos) que su Gobierno actuará con "proporcionalidad e inteligencia", pero también con "firmeza y tranquilidad" para preservar la unidad de España y hacer cumplir la ley, "porque en un Estado de derecho la ley se cumple".

En medios gubernamentales reconocen que ya consideran a Puigdemont capaz de violar la Constitución, el Estatuto de Autonomía, el reglamento del Parlamento catalán, los derechos de la oposición y las sentencias del Tribunal Constitucional de golpe y en una sola jornada. A partir de ahí, recuerdan que el Ejecutivo, en Consejo de Ministros, replicará automáticamente, con un nuevo recurso al TC si el primer paso lo da el gabinete secesionista al aprobar leyes por decreto o convocar el referéndum, "al estilo Maduro". También cabe el recurso en ejecución de sentencia al mismo Constitucional si la Mesa de la Cámara catalana, con mayoría separatista, califica y da el visto bueno al proyecto correspondiente para que se apruebe sin trámite de consultas y enmiendas.

De momento, el Gobierno de Rajoy no quiere contar qué hará después, si se confirma el intento de consumación del golpe el 1 de octubre. Como comenta la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, el Ejecutivo no debe decir lo que va a hacer con las urnas que dice Puigdemont que tiene para celebrar su referéndum.