Misión cumplida por los Reyes en un viaje histórico marcado por el Brexit
La misión era atender y dar voz a las incertidumbres que plantea para la comunidad española la salida del Reino Unido de la UE
Era un viaje histórico en un momento histórico: 31 años después de que Juan Carlos I y doña Sofia realizaran una visita de Estado al Reino Unido, Felipe VI y doña Letizia se desplazaban hasta Londres en pleno inicio de las negociaciones del Brexit. Es más, el mismo jueves, cuando el monarca se reunió con empresarios en el corazón de la City, el Gobierno de la debilitada Theresa May presentaba ante Westminster la llamada Gran Ley de Derogación, con la que quiere convertir en británica la actual legislación comunitaria.
[Álbum: la primera visita oficial de los reyes Felipe y Letizia a Reino Unido, en imágenes]
El escenario, por tanto, era complejo. Pero los Reyes se despidieron este viernes con el deber cumplido porque la misión era atender y dar voz a las incertidumbres que plantea para la comunidad española la salida del Reino Unido de la UE. Y en este sentido, los sectores con los que se entrevistaron se mostraron agradecidos por haber podido transmitir sus inquietudes y entablar los puentes con autoridades británicas que se crean en los marcos de visitas de tal envergadura.
Durante tres intensos días, Felipe VI ha mantenido encuentros con el Gobierno, Parlamento, empresarios, científicos y académicos. Y las sensaciones no pudieron ser más satisfactorias. La única sombra quizá, la marcada por la alusión a Gibraltar que el monarca realizó durante su esperado discurso ante las dos Cámaras de Westminster. Pero, tal y como hiciera Juan Carlos I en 1986, la mención era prácticamente obligatoria para un Jefe de Estado, teniendo en cuenta que la disputa respecto a la soberanía del Peñón que mantienen España y el Reino Unido ha llegado a organismos internacionales.
En el almuerzo privado que el Rey mantuvo en Downing Street con Theresa May, la 'premier' alabó su discurso. Pero bien es cierto que su Ejecutivo no tardó en sacar un comunicado especificando que la cuestión de la soberanía era “innegociable”.
En cualquier caso, en cada una de sus intervenciones, las autoridades británicas han resaltado las estrechas relaciones bilaterales en Londres y Madrid. La propia Isabel II defendió en el transcurso de la cena de gala celebrada en Buckingham Palace en honor de los Reyes que, con los lazos tan profundos, ningún desafío afectará a las buenas relaciones entre ambos países.
Llamó, por cierto, poderosamente la atención, la cercanía con la que la soberana británica trató en cada momento a los Reyes, con los que se despidió incluso el viernes con dos besos en la mejilla, una muestra de afecto nada usual en ella que refleja el cariño que siente por la monarquía española, familia, al fin y al cabo, tras el enlace de Alfonso XIII –bisabuelo de Felipe VI– con Victoria Eugenia, a la que doña Letizia rendió homenaje luciendo las joyas que llevó el día de su boda, regalo de su prometido.
Lo que es indiscutible es que el Reino Unido luce sin complejos su corona y este viaje ha supuesto toda una fiesta de pompa real y boato con carrozas, caballos blancos, tiaras y con el príncipe Enrique además tomando, por primera vez, un papel relevante en un viaje de Estado.
"Tengan la certeza de que no olvidaremos estos días, en los que hemos percibido la calidez del pueblo británico y sus instituciones hacia España. Como tampoco podremos olvidar que han sido posibles gracias a la generosidad de Su Majestad la Reina Isabel y su familia”, aseguró Felipe VI a modo de despedida durante el discurso que ofreció el viernes en Oxford, donde se reunió con la comunidad académica.
El enclave era realmente significativo. En la universidad de habla inglesa más antigua del mundo, Juan Carlos I recibió un doctorado Honoris Causa en Derecho Civil en 1986, cuando anunció la creación de una cátedra española en Exeter College, con el nombre de la reina Sofía, dedicada al estudio de la literatura española moderna y contemporánea. Exeter College inauguró además en 1927 la Cátedra de Estudios Españoles de Alfonso XIII y cuyo primer titular fue Salvador de Madariaga.
Durante la intervención realizada en un almuerzo en el Divinity School ante un centenar de invitados por el rector, Christopher Patten, el monarca no aludió explícitamente al Brexit, pero sí recalcó que "la colaboración científica transnacional y el libre intercambio de ideas, así como la movilidad y la libre circulación del talento, están en la propia esencia de la Universidad, y también son la base de la gestión moderna del conocimiento".
"El conocimiento se comparte con alumnos procedentes de todo el mundo", remarcó el Rey, quien además resaltó que la colaboración entre ambos países es tal que el Reino Unido es el segundo socio en colaboraciones científicas de España, y España es el octavo socio en colaboraciones científicas del Reino Unido.
El jefe de Estado destacó además el papel de la universidad en favor del progreso, pero también, en "tiempos de incertidumbre", hizo hincapié en que su "vocación moral" era "más importante que nunca para luchar contra fenómenos como la xenofobia, el racismo o la desigualdad". "Ninguna universidad puede ser ajena a fenómenos como el envejecimiento de la población, el cambio climático, el deterioro del medio ambiente, la sostenibilidad energética, las grandes epidemias, la brecha tecnológica y económica entre los países del norte y del sur, las guerras y sus causas, la intolerancia o el fenómeno de las migraciones", remarcó.
En Oxford, los Reyes pudieron visitar la Biblioteca Weston, una parte de la Biblioteca Bodleiana que data de 1602, la segunda más grande de Reino Unido, solo por detrás de la British Library. Allí pudieron ver tesoros relacionados con España, como el 'Códice Mendoza', un manuscrito sobre los aztecas encargado por el primer virrey de México para entregárselo a Carlos V; el mapa de Ptolomeo, un mapamundi tallado en madera publicado en Ulm en 1486 que perteneció a los Reyes Católicos, y una primera edición de 'El Quijote'.
Previamente, habían acudido en Londres a Francis Crick, el edificio de investigación biomédica más grande de Europa y donde trabajan más de 60 españoles, que entregaron al monarca una misiva en la que agradecían su visita, pero en la que lamentaban que en España "no se apuesta por la investigación como un modelo económico a largo plazo". Los científicos reconocían su "preocupación por la actual situación de los investigadores en España", con "drásticos recortes en proyectos de investigación y la suspensión, sin previo aviso, de convocatorias anuales para becas de formación", una situación que les fuerza a establecerse en el extranjero y les impide "devolver a la sociedad española todo lo que ha invertido" en ellos.
Era un viaje histórico en un momento histórico: 31 años después de que Juan Carlos I y doña Sofia realizaran una visita de Estado al Reino Unido, Felipe VI y doña Letizia se desplazaban hasta Londres en pleno inicio de las negociaciones del Brexit. Es más, el mismo jueves, cuando el monarca se reunió con empresarios en el corazón de la City, el Gobierno de la debilitada Theresa May presentaba ante Westminster la llamada Gran Ley de Derogación, con la que quiere convertir en británica la actual legislación comunitaria.
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