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Iglesias y Errejón firman la paz y rescatan la máquina de guerra electoral para 2019-2020
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Iglesias y Errejón firman la paz y rescatan la máquina de guerra electoral para 2019-2020

Podemos vuelve a la casilla de salida con la intención reeditar el 'asalto a los cielos'. A la segunda y recuperando para ello todos los elementos característicos de la máquina de guerra electoral

Foto: El líder de Podemos, Pablo Iglesias, durante la primera reunión del consejo ciudadano estatal elegido en la II Asamblea Ciudadana de Podemos. (EFE)
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, durante la primera reunión del consejo ciudadano estatal elegido en la II Asamblea Ciudadana de Podemos. (EFE)

La máquina de guerra electoral en la que se convirtió Podemos en su congreso fundacional, y que aparentemente todos los sectores pretendían enterrar en Vistalegre II, vuelve a resurgir en todo su esplendor. Pablo Iglesias e Íñigo Errejón han firmado la paz, convirtiendo en una historia pasada su fratricida guerra por el liderazgo, y recuperando la unidad interna de los inicios del partido. El oficialismo lo vuelven a conformar pablistas y errejonistas, mientras la bandera del sector crítico, tras una alianza táctica con Iglesias que se rompió este sábado, será enarbolada nuevamente por los anticapitalistas, no sin resignación y críticas acaloradas a los "irrespetuosos pactos por arriba".

Los acuerdos cocinados a lo largo de esta semana entre ambos dirigentes y las votaciones del primer consejo ciudadano estatal (CCE) celebrado tras Vistalegre II evidencian este corrimiento en el juego de las alianzas internas. Los consejeros elegidos de las candidaturas de Iglesias y Errejón votaron en bloque los cambios orgánicos, sumando 76 votos a favor, frente a dos únicas abstenciones de los representantes de la minoría 'anticapi'. Estos últimos mantienen su acuerdo con el sector pablista en Madrid, tras pactar una lista única con Ramón Espinar frente a la candidata derrotada Rita Maestre, pero esta corta aventura quedó ayer completamente dinamitada.

El oficialismo lo vuelven a conformar pablistas y errejonistas, mientras la bandera del sector crítico será enarbolada por los anticapitalistas

La unidad frente a la división interna de las corrientes vuelve a convertirse en marca de la casa con la mirada puesta en las elecciones municipales y autonómicas de 2019. Este es el elemento más destacado del acuerdo. Desde este lunes comenzará a engrasarse la máquina electoral, con un Íñigo Errejón que mira ya a las primarias autonómicas para convertirse en el rival de Cristina Cifuentes a la Comunidad de Madrid. Tanto Iglesias como Espinar le han mostrado su total apoyo en este nuevo horizonte político, para el que comenzará ya a trabajar tras ser sustituido como portavoz parlamentario por Irene Montero, jefa de gabinete de Pablo Iglesias.

Habrá una lista única. En palabras del propio secretario general de Podemos Madrid, porque "garantiza la unidad", aun señalando que "es el mejor candidato". Su paso a un lado para preservar la continuidad y fortaleza del proyecto con el que Podemos irrumpió en el panorama político español ha sido una de las derivadas más destacadas. La dinámica interna y la estrategia se reedita en Claro que Podemos, en referencia a las candidaturas en las primeras primarias y procesos internos auspiciadas conjuntamente por Iglesias y Errejón. 'Anticapis', a pesar de ser los vencedores morales de Vistalegre II, han quedado infrarrepresentados, pese a superar el 13%, como consecuencia del sistema electoral.

A la espera de llevar estos acuerdos al resto de territorios, la intención pasa por reproducir listas conjuntas para las primarias autonómicas de 2019, a excepción de Andalucía, que celebrará antes sus comicios y todo está por discutir con la coordinadora Teresa Rodríguez, del sector anticapitalista y con el deseo de evitar injerencias desde Madrid. El giro producido en el último CCE supone, por tanto, volver a reproducir las dinámicas iniciales del partido, tanto en lo organizativo como en lo estratégico y electoral.

Irene Montero, la mujer más poderosa de Podemos.

Tanto Iglesias como Errejón han incidido, por separado, a la salida del encuentro, en que Podemos "redoblará la apuesta estratégica" para los comicios de 2019, como paso previo y ensayo de las elecciones generales previstas para el año siguiente. Tras el ciclo electoral que afrontó la formación en su nacimiento, primero con las europeas, después con las andaluzas, para continuar con las municipales y autonómicas y luego las generales, con su correspondiente repetición, Podemos vuelve a la rueda. Como confesaban fuentes de la secretaría general, las próximas semanas volverán a focalizar todos sus esfuerzos en el plano electoral. La única premisa pasa por "ganar las elecciones al PP".

Iglesias entierra la estrategia de campaña interna para recuperar la estrategia de campaña electoral, dirigida a un perfil menos ideologizado

Los grandes damnificados de este intercambio de alianzas internas son Anticapitalistas. Máxime por la vuelta a una hipótesis fundacional ampliamente criticada por su "populismo light", el verticalismo de una organización sin margen para integrar la pluralidad, y el objetivo único de ganar sin importar el "cómo" y con qué programa. El visible enfado del eurodiputado Miguel Urbán, que lideró la candidatura de esta corriente en el congreso, se hacía notar en el tono de sus palabras tras abandonar la reunión del CCE.

Sus declaraciones públicas tampoco dejaron lugar a dudas, al criticar públicamente el "intercambio de cromos" y exigir "respeto" a los inscritos, pues son quienes deben elegir con su voto a los candidatos electorales, además de las ejecutivas autonómicas, en clara referencia a la madrileña, donde cuentan con mayoría junto con los pablistas. Espinar deberá lidiar ahora con las tensiones generadas por el acuerdo en clave estatal menos de tres meses después de constituirla.

"Me encantaría" que Errejón fuera candidato a la Comunidad de Madrid.

En lo estratégico y discursivo, Iglesias también ha vuelto a mudar de piel para readaptarse a la máquina de guerra electoral. A pesar de defender la creación de "contrapoderes" fuera de las instituciones, ha girado 180 grados en lo referente a la relación con el PSOE, quizá la formación más perjudicada ante el nuevo escenario abierto en Podemos. En su informe político presentado ante el CCE, Iglesias ha reconocido que el PSOE será "un actor determinante" y para ello ha vuelto a aplaudir la socialdemocracia, la verdadera, como ya hizo durante la campaña de las generales.

A la espera de llevar estos acuerdos al resto de territorios, la intención pasa por reproducir listas conjuntas para las primarias autonómicas de 2019

Iglesias entierra así la estrategia de campaña interna, dirigida a un perfil de militante fuertemente ideologizado, para rescatar la estrategia de campaña electoral, dirigida a un perfil muy diferente, el del votante, con posiciones ideológicas más moderadas.

En esta línea ha planteado la necesidad de "seducir" a los socialistas y poder "atraerlos a posiciones más cercanas al cambio político", lanzando un guiño a Pedro Sánchez, que se presenta la secretaría general en el próximo congreso del PSOE con un discurso y un programa centrado en recuperar la esencia progresista. Mano tendida pues si el PSOE sale de su congreso con un secretario general y una hoja de ruta que los equipare a otros partidos socialistas de Europa, entre los que Iglesias citó a los belgas, que en el Europarlamento votaron, en contra del CETA, al líder de partido británico Jeremy Corbyn o al candidato del PSF a las presidenciales, Benoît Hamon.

Podemos vuelve a la casilla de salida con la intención de asaltar los cielos. A la segunda y recuperando para ello todos los elementos característicos de la máquina de guerra electoral.

La máquina de guerra electoral en la que se convirtió Podemos en su congreso fundacional, y que aparentemente todos los sectores pretendían enterrar en Vistalegre II, vuelve a resurgir en todo su esplendor. Pablo Iglesias e Íñigo Errejón han firmado la paz, convirtiendo en una historia pasada su fratricida guerra por el liderazgo, y recuperando la unidad interna de los inicios del partido. El oficialismo lo vuelven a conformar pablistas y errejonistas, mientras la bandera del sector crítico, tras una alianza táctica con Iglesias que se rompió este sábado, será enarbolada nuevamente por los anticapitalistas, no sin resignación y críticas acaloradas a los "irrespetuosos pactos por arriba".

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