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Fernández exige al PSOE "lealtad", aparcar la "endogamia" y abrir un debate "profundo"
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DÉCIMO COMITÉ FEDERAL DE LOS SOCIALISTAS TRAS EL 20-d

Fernández exige al PSOE "lealtad", aparcar la "endogamia" y abrir un debate "profundo"

El presidente de la gestora defiende la abstención y la tarea de oposición útil e inaugura el proceso congresual que culminará el 17 y 18 de junio. Pide "respeto" a todos los candidatos que compitan

Foto: Javier Fernández, al inicio del comité federal del PSOE de este 14 de enero en Ferraz. (EFE)
Javier Fernández, al inicio del comité federal del PSOE de este 14 de enero en Ferraz. (EFE)

Javier Fernández no puede evitarlo. El presidente de la gestora socialista dice las cosas como las piensa. Es un hombre extraordinariamente culto, un dirigente que habla a latigazos, que amonesta cuando toca e intenta despertar las conciencias de sus compañeros. En los últimos meses ha tenido que morderse la lengua, ser algo más prudente, pero su expresión corporal y sus palabras le delatan. Y hoy lo volvió a demostrar.

La de este sábado era su primera intervención en el comité federal del PSOE como jefe de la dirección provisional, porque en la cita anterior, la del 23 de octubre, cuando se decidió la abstención, no intervino. Ahora el partido está algo más serenado, aunque no tranquilo, y tiene una fecha cierta para celebrar su 39º Congreso ordinario, el 17 y 18 de junio, precedido por unas primarias que tendrán lugar en mayo. Fernández se liberó. En un discurso vibrante [aquí en PDF], que a ratos parecía estar dirigido a Pedro Sánchez y a sus seguidores, pidió "lealtad", denunció haber sido víctima de una "intimidación" interna, un "antagonismo ritualizado", exigió dejar atrás la "endogamia" y el "ombliguismo" que ha llevado al PSOE a alejarse de los ciudadanos, defendió la abstención a la investidura de Mariano Rajoy y la oposición "útil" en el Parlamento, y reclamó "respeto" a los candidatos que concurran a las primarias, un proceso que será "abierto", "transparente" y "participativo". Todo envuelto en una alocución perfectamente hilada, sin papeles, que emocionó y entusiasmó a muchos de los suyos, y en la que tiró de Luis Cernuda, Thomas Mann o Zygmunt Bauman.

Fernández defiende el camino andado: "Tras el 26-J todos sabíamos qué había que hacer, no cómo ganar el congreso después de hacerlo"

El presidente asturiano quiso desquitarse en la apertura del comité federal, ante la atenta mirada de sus compañeros, entre los que contrastaba la cierta tibieza de los barones críticos —caso de la vasca Idoia Mendia— y el asentimiento constante y el aplauso de los secretarios cercanos, como Susana Díaz. "Me gustaría tener menos responsabilidad de la que tengo y más libertad para decir lo que pienso. No quiero que haya un debate prohibido". Recordó que un valor primordial es la "lealtad", "a uno mismo, a tu partido, a tus votantes y a tu país", y cuando entran "en conflicto", debe ponerse la última, la lealtad al país, "por encima de todo lo demás". Y por eso el PSOE, dijo, optó por facilitar el Gobierno del PP y por quedarse en la oposición, un "lugar político en el que no hay victorias ni cargos que repartir, ni éxitos diplomáticos", sino que hay "trabajo, esfuerzo y tesón". "Y si hacemos oposición unidos, mañana gobernaremos unidos. No tengáis la menor duda", anticipó.

Foto: El presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández (c). (EFE)

La abstención, pues, era "la menos mala" de las soluciones. Porque, en realidad, no había otra, vino a decir. "Al día siguiente de las elecciones del 26 de junio todos sabíamos qué había que hacer, no cómo ganar el congreso después de hacerlo", subrayó, en una clara indirecta a Sánchez, a quien el sector oficialista siempre acusó de hacer de su carrera en el partido un proyecto personal. Aunque también podía leerse como un tirón de orejas a los barones con más poder, que demoraron el asalto a Ferraz con la confianza de que el ya exlíder asumiese el coste del viraje. Los que "presumen de pureza ideológica, los que predican verdades absolutas, no fueron más o menos leales" que los que creen que hay que actuar con pragmatismo, tiró después, dibujando a un ex secretario general, sin citarlo, como "guardían de las esencias". Lealtad significa asimismo que "el liderazgo debe ser contestable" y que el jefe "puede ser contradicho", y no hablar de una "traición" a los principios socialistas ni denunciar "una claudicación bochornosa". "Leal es decir que somos más que una maquinaria para arrojar a la derecha del poder", advirtió, en otra pulla a los críticos.

Fernández pide olvidar la endogamia para que PSOE camine de la mano del país

"No hemos renunciado a nada"

Pero esa pulsión en el PSOE, dijo, ni siquiera es nueva, porque han convivido la "retórica caballerista" [por el expresidente del Gobierno Francisco Largo Caballero] y la pulsión de la socialdemocracia "práctica". Fernández reconoció que la "confrontación" da "prestigio", pero también que "la incapacidad para el acuerdo se paga siempre, y a un precio muy alto", y "si las instituciones se debilitan", como habría sucedido de llevar a España a unas terceras elecciones, como pedían los defensores del "no es no", con Sánchez a la cabeza, "el país no es creíble". "El tiempo dará o quitará razones, pero nadie podrá decir que este partido ha sido leal a nuestro país", que el PSOE es la alternativa a la "derecha liberal" del PP, al "nacionalismo identitario" y al "populismo radical" de Podemos.

Lamenta el "ombliguismo", el "fuego interior" que les "bloquea": "Hace tiempo que la agenda del PSOE no va de la mano de la del país"

Fernández remarcó que el PSOE es un partido con "vocación de gobierno, de alternativa", pero esta no es "genética" y debe construirse. Y ahora cree que tiene la oportunidad de hacerlo, porque hay un Gobierno en minoría y el Grupo Socialista es "el eje de todas las combinaciones posibles". Así, defendiendo la tarea de oposición "útil", recordó que el PSOE negocia con el Gobierno cuando corresponde, y si hay que "frenarlo" también lo hace, como despliega su acción institucional igual que sale a la calle para movilizarse con los sindicatos. "No hemos renunciado a nada", señaló, rechazando el argumento de los detractores de la gestora de que el PSOE se ha aproximado al PP.

La cruda realidad para los socialistas, remarcó, es que han perdido la "confianza" de la sociedad española, por culpa de sí mismos, por su "endogamia", por ese "ombliguismo", por ese "fuego interior" que les "bloquea" y "paraliza su acción exterior". "Hace tiempo que la agenda del partido no camina de la mano de la agenda del país", lamentó Fernández, quien añadió que los ciudadanos ya no saben por qué "discuten" o "por qué se pelean" los socialistas, pero sí entienden que no tienen "nada que ver con ellos", y que sus preocupaciones "van por un lado" y la de los españoles, "por otro". Por eso el presidente de la dirección interina conminó a sus compañeros a "aprovechar estos tres meses", los que quedan hasta la convocatoria del siguiente comité, el que convoque formalmente el 39º Congreso Federal y dé el pistoletazo de salida a la carrera por el liderazgo, para reflexionar y para hacer que "la agenda del partido vuelva a caminar de la mano de la agenda de España" y discuta sobre temas mollares como el empleo, el reforzamiento del Estado social, la lucha contra la desigualdad, el modelo territorial o la construcción europea. Esos serán algunos de los temas que centrarán los foros temáticos que se organizarán en las siguientes semanas, y que servirán para preparar la ponencia marco.

Foto: Javier Fernández, acompañado del resto de los miembros de la gestora, durante el comité federal del PSOE de este 14 de enero. (EFE)

En este punto Fernández también respondió a los críticos, que consideran que no hace falta tanto tiempo para discutir, porque hay un sustento ideológico potente, la resolución de la conferencia política de noviembre de 2013. El dirigente asturiano rechazó ese planteamiento, argumentando que en esta sociedad "líquida", como diría el fallecido Zygmunt Bauman, nada ha estado "quieto, helado o mineralizado": desde entonces emergió Podemos, no existía un "proceso de secesión" liderado por las insttuciones catalanas, no se había consumado el Brexit... Fernández se declaró dispuesto a "debatir de todo", porque lo cree "imprescindible", y no emplear "la brocha gorda ni la frase corta". "Necesitamos una narración, una historia que contar", apremió.

Javier Fernández distancia al PSOE de Podemos

"Proceso abierto, transparente, participativo"

Y uno de los ingredientes de esa historia es el modelo territorial, una de las cuestiones que más le obsesiona y le preocupa. Fernández incidió en que todos los socialistas han de "tener claro que es la ciudadanía, no la identidad, quien debe vertebrar el núcleo" de su política. Abroncó a los que conciben España como una "nación de naciones" y subrayó que aunque no quiere "reabrir" el debate del separatismo, en una alusión implícita al PSC, avisó de que esta cuestión "no se puede cerrar en falso". Es decir, que las discrepancias políticas con los compañeros catalanes han de quedar perfectamente limadas, ahora que se está revisando el protocolo de relaciones.

El presidente asturiano pide a los candidatos "respeto" entre ellos, a los procedimientos y al partido porque es lo que han de trasladar fuera

El último pasaje del discurso de Fernández estuvo dedicado al objeto del comité: la fijación del calendario del 39º Congreso, porque lejos de su intención estaba "asfixiar el latido democrático del partido". En mayo, con las primarias, habrá un "proceso abierto, transparente y participativo", al que podrán concurrir todos los candidatos que quieran. "Lo único que les pido es respeto, respeto entre ellos, respeto a los procedimientos, al partido, porque es eso, respeto, lo que debemos trasladar a la gente", culminó.

El 'motín' que se gestó tras el 26-J

A Fernández le siguieron 32 intervenciones. Unas a su favor, otras criticando la fecha elegida para el cónclave por ser demasiado tardía. Era lo esperable. Pero su propuesta fue validada por el comité, con solo cinco votos en contra y en un ambiente mucho más sosegado. El tiempo ha hecho su trabajo.

Javier Fernández no puede evitarlo. El presidente de la gestora socialista dice las cosas como las piensa. Es un hombre extraordinariamente culto, un dirigente que habla a latigazos, que amonesta cuando toca e intenta despertar las conciencias de sus compañeros. En los últimos meses ha tenido que morderse la lengua, ser algo más prudente, pero su expresión corporal y sus palabras le delatan. Y hoy lo volvió a demostrar.

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