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Granados usó a Marjaliza y empresas como testaferros para ocultar su dinero al fisco
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en su declaración culpó de todo al empresario

Granados usó a Marjaliza y empresas como testaferros para ocultar su dinero al fisco

Francisco Granados habría utilizado a su amigo David Marjaliza como testaferro de sus cuentas en Suiza para evitar que su nombre saliese vinculado a las operaciones

Foto: El exsecretario general del PP de Madrid, Francisco Granados, a su salida del juzgado (EFE)
El exsecretario general del PP de Madrid, Francisco Granados, a su salida del juzgado (EFE)

El que fuera número tres de Esperanza Aguirre, Francisco Granados, en prisión desde el pasado viernes, habría utilizado a su amigo David Marjaliza como testaferro de sus cuentas en Suiza para evitar que su nombre saliese vinculado a movimientos de dinero en el extranjero una vez que en 1999 optó por entrar en política, según fuentes del caso.

Así entienden los investigadores que Granados actuó después de su declaración del pasado viernes ante el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, a quien explicó que en 1996 había abierto una cuenta en el país helvético para guardar ciertos beneficios obtenidos durante su etapa como bróker en Société Genérale. En esa cuenta del BNP Paribas llegó a acumular 320.000 euros hasta que tres años después traspasó la cuenta al empresario Marjaliza, a quien le unía una amistad desde la infancia.

Ese cambio de titularidad se produjo cuando Granados entró en política municipal, primero como concejal y después como alcalde de Valdemoro, y a sabiendas de que, como cargo público, no podía disponer de una cuenta en el extranjero no declarada a la Hacienda Pública.

Así que, en vez de cerrarla y declarar los beneficios al fisco, optó por traspasarla a su amigo, con quien durante décadas haría negocios oscuros, recibiendo Granados comisiones ilegales a cambio de adjudicar a su amigo numerosos contratos. Los investigadores de la trama Púnica, que se ha llevado por delante a 38 detenidos, siete de los cuales se encuentran en prisión, creen que entre los dos amigos hicieron un “auténtico desfalco” a la localidad de Valdemoro. Arrasaron con todo el dinero público para beneficio personal.

El exsenador y exconsejero de Presidencia e Interior de la Comunidad de Madrid recibió parte de las comisiones en ladrillo y otras en dinero. Para manejar las cantidades recibidas ilegalmente, utilizó la cuenta que había quedado a nombre de Marjaliza desde la que se fue moviendo el dinero por varios países de América o Singapur hasta que lo volvía a rescatar en España. En la cuenta del Paribas, Granados había dejado firmado al banco documentos en blanco para que Marjaliza pudiera mover el dinero a sus anchas.

En esa cuenta, Suiza detectó 1,6 millones de euros y saltó la alarma cuando se intentó mover esa cantidad de una cuenta que aparecía como titular original un PEP, personaje expuesto públicamente –respecto del cual se tiene más vigilancia al tener contacto con dinero público–. El país helvético, como otros paraísos fiscales, consiente que sus clientes guarden dinero en sus bancos que no hayan sido declarados a Hacienda, pero persigue aquellos ingresos sospechosos de provenir de ciertas actividades delictivas, como las relacionadas con la corrupción, el narcotráfico o el terrorismo.

En el auto de prisión incondicional de Granados y Marjaliza, Velasco explica que, además de las cuentas del exsenador y el empresario, aparecieron otras distintas en el banco UBS, también en Suiza. Estas están a nombre de la empresa Sheraton Trading S.A, tal y como sostiene el propio instructor, además de que aparecen otras en las que no se detalla la titularidad.

Sin embargo, fuentes del caso han explicado a El Confidencial, que tanto el juez como las fiscales y la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil sospechan que, detrás de estas, se encuentran empresas y otras personas que están actuando como testaferros de Granados.

La razón de las sospechas es que hay movimientos que las vinculan con la cuenta del exdirigente 'popular' y, tras un análisis de la documentación incautada en los trescientos registros realizados en el marco de la Operación Púnica, se espera que aparezcan pruebas fidedignas de que efectivamente el beneficiario real de esas cuentas en las que se han llegado a acumular varios millones de euros era Francisco Granados.

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La trama Púnica lleva en marcha desde hace casi un año. Ya en junio, se aceleró la investigación cuando el titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 de Madrid se puso al mando de la causa y ordenó numerosas vigilancias e intervenciones telefónicas. La mayoría de los investigados no han tenido precauciones a la hora de reconocer reuniones y comisiones por teléfono, y vincular a muchas otras personas de estar llevando a cabo mecanismos delictivos en sus cargos públicos.

En septiembre la operación estuvo cerca de irse al traste cuando un guardia civil, José Manuel Rodríguez Talamino, al que se le había designado que colocara una cámara de vigilancia en frente del centro de reuniones utilizado por Marjaliza para encontrarse con políticos y empresarios, alertó a Granados de que su amigo estaba siendo investigado.

La UCO de la Guardia Civil encendió todas las alarmas creyendo que el exsenador actuaría rápidamente destruyendo toda la documentación obrante en su poder, al igual que haría el empresario Marjaliza. Sin embargo, actuaron con rapidez. Poco después de que el chivato contactara con Granados, la Guardia Civil le envió a Alicante para colocar otra cámara de vigilancia haciéndole creer que se trataba de una operación contra el narcotráfico con varios tentáculos en Madrid y Alicante, y que nada tenía que ver el empresario de Valdemoro y el exconsejero. Los resultados posteriores demuestran que esta táctica funcionó y los dos cabecillas de la trama se relajaron hasta que el lunes pasado agentes del Instituto Armado entraron en su domicilio para arrestarlos.

El que fuera número tres de Esperanza Aguirre, Francisco Granados, en prisión desde el pasado viernes, habría utilizado a su amigo David Marjaliza como testaferro de sus cuentas en Suiza para evitar que su nombre saliese vinculado a movimientos de dinero en el extranjero una vez que en 1999 optó por entrar en política, según fuentes del caso.

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