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...Y la crisis tumbó la euforia

Dos años después, todos los acompañantes de Rajoy en el balcón de Génova, salvo Cospedal y González Pons, han cambiado de cargo y hasta de vida

Foto: Mariano Rajoy celebra su victoria electoral con dirigentes del PP en noviembre de 2011 (Reuters)
Mariano Rajoy celebra su victoria electoral con dirigentes del PP en noviembre de 2011 (Reuters)

Dos años después de la victoria electoral del 20-N de 2011, todos los acompañantes de Mariano Rajoy en el balcón de Génova, con la excepción de María Dolores de Cospedal y Esteban González Pons, han cambiado de cargo y hasta de vida, pero la mitad vuelve a entrar en el bucle de la incertidumbre de pensar en otro destino. El presidente del PP tiene que volver a tomar las decisiones que más le cuestan: las de personal. Le toca decidir sobre las listas para las europeas de mayo, los posibles cambios en el gabinete (o no), la batalla por las promesas pendientes como la reforma del aborto, la sucesión al frente del PP de Madrid y sus candidaturas, o el nombramiento del próximo comisario europeo que corresponde a España.

Los protagonistas de la foto, menos Pío García Escudero, feliz en la presidencia del Senado, están directamente concernidos por todas esas decisiones que debe tomar el presidente de su partido en los próximos meses, algunas en cuestión de semanas. Cuando el próximo 22 de diciembre el primer Gobierno de Rajoy celebre susdos años, en la Moncloa podrán decir que tienen cumplido bastante más de la mitad del programa electoral, aunque falte lo fundamental: creación de empleo, reforma del Estado y rebajas de impuestos. Pero después del bienio de recortes y subidas de gravámenes llega la segunda parte de la legislatura, en la que la dirección del PP quiere consagrarse a “hacerse perdonar” por su electorado.

La realidad de la crisis ("la herencia recibida") fue el argumentario principal de este Gobierno para justificar las dolorosas medidas-hundiópaulatinamente al PP en las encuestas, ayudado inestimablementepor el caso Bárcenas y el escándalo de los sobresueldos, que aunque al final puede que no se sustancie en nada judicialmente para el PP, ha supuesto un vía crucis mediático y una sangría de votos en las encuestas, con un único consuelo: un PSOE incapaz de recuperarse de la mayor debacle electoral de su historia reciente y que intenta enderezar el rumbo desde ese 20-N.

Rajoy se convirtió la noche de aquel domingo de noviembre de 2011en la imagen del presidente del Gobierno con más poder de la democracia desde los tiempos del Felipe González de 1982, con mayoría absoluta en las Cortes más el control de la mayoría de las comunidades autónomas para el PP. Al mes siguiente repartió juego entre sus mujeres de confianza: dejó la organización del partido en manos de Cospedal y la coordinación del Ejecutivo para Soraya Sáenz de Santamaría como vicepresidenta. Son los dos pilares que se presentan más firmes en el núcleo del marianismo pese a la gestión del caso Bárcenas en Génova y pese a la falta de orden más que de unidad en el gabinete. Ellas dos aparecíanjuntas en la foto y, casi desde ese momento, los dimes y diretes sobre su relación (más bien, su falta de ella) no han hecho más que acrecentarse en los mentideros políticos. A día de hoy, su futuro inmediato es de los más seguros a la vera del líder.

Buena parte de los demás personajes del balcón están en expectativa de destino. Esteban González Pons, cerebro y aguerrido portavoz del partido en la oposición, se quedó en 2011 sin saborear el poder institucional. Él mismo predijo antes de los comicios que “los que desembarcaron en Normandía no desfilaron en París”. Formado el Gobierno tuvo que resignarse a recordar las playas francesas desde el banquillo. Además, de portavoz pasó a ser responsable de “estudios y programas” en el organigrama del partido, por debajo de su antiguo subordinado Carlos Floriano. Ahora se puede consolar en lo económico con la presidencia de la Comisión de Interior del Congreso, pero en el PP le sitúan como aspirante a estar en la próxima candidatura del partido para las elecciones europeas de mayo.

De los tres ministros presentes en el balcón, Miguel Arias Cañete es el más próximo a Rajoy y, después de dos años como titular de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, ambiciona convertirse en el próximo otoño en comisario europeo en sustitución de Joaquín Almunia. En ese caso, Rajoy tiene que empezar por decidir primero si hace una remodelación en el Ejecutivo y después si prefiere que se presente inicialmente a las elecciones europeas de mayo o no. Cañete es, desde hace varios CIS, el ministro mejor valorado en un Gabinete en el que sólo él supera el paupérrimo 3 de nota.

El entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, se tuvo que conformar en 2011 con ser ministro de Justicia (siempre aspira a más) y le queda por delante el reto de enfrentarse a toda la izquierda política y social con una reforma de la actual ley del aborto que Rajoy prometió cambiar. El ministro retrasa el proyecto, pero en la mitad de la legislatura y sin que el Tribunal Constitucional dé señales de que se vaya a pronunciar sobre la vigente reforma de Zapatero en la materia, se verá obligado a llevar un texto al Consejo de Ministros antes de Navidad. Su popularidad ha caído en picado en estos dos años: ya no es el verso suelto del partido que tanta interesadasimpatía generaba en la izquierday ha conseguido enfadar a casi todos los sectores de su negociado, con una polémica ley de tasas, criticados indultos y el enfrentamiento con las asociaciones profesionales de la judicatura.

Ignacio González y Esperanza Aguirre (E. Villarino)El resto de los dirigentes del balcón están ligados al PP de Madrid, único foco de disidencia organizada frente a Rajoy. Esperanza Aguirre dejó la presidencia de la Comunidad a Ignacio González en cuanto empezaron los recortes severos, pero sigue al frente del partido y en Génova dan por hecho que aspira a la Alcaldía de la capital si Ana Botella desiste de ir a las elecciones, e incluso aunque no lo haga. Aguirre perdió la batalla en 2008, en el congreso de Valencia, pero nunca ha renunciado a intentar ganar la guerra definitiva contra Rajoy. Aquella noche, en el balcón, se interpretó como el fin de las hostilidades. Menos de un año después, y superada una grave enfermedad de por medio, Aguirre anunciaba su retirada "de la primera línea de la política". No quería ir asociada a los recortes y las subidas de impuestos. Pero su sombra sigue siendo muy alargada.

Ana Mato estaba en la foto como miembro de la lista de Madrid y veterana del aparato de Génova. Rajoy, que siempre la mencionó como una de las mujeres en las que más confiaba, junto a Santamaría y Cospedal,la hizo ministra. Antes del desgaste sufrido al frente de Sanidad, pero sobre todo por las salpicaduras del caso Gürtel que le llegaron por parte de su exmarido, Jesús Sepúlveda, era una de las favoritas de Génova para la presidencia del PP de Madrid. Pero Esperanza Aguirre siguió al frente del partido en la Comunidad. Sigue a la espera de destino.

Los demás han cumplido sus aspiraciones de hace dos años. Pío García Escudero es el presidente del Senado después de ser portavoz durante años y Jorge Moragas sigue tan cerca de Rajoy como antes, pero ahora como responsable de gabinete, jefe de fontaneros de la Moncloa. Siempre en la sombra, tanto que a la foto del balcón de Génova esa noche llegó tarde y hay muchas instantáneas que no recogen su presencia en la esquina junto a Aguirre. Posiblemente, sólo Viri Fernández (la discreta esposa del presidente que ya le acompañó en 2008 en el balcón de la derrota) ha pasado más tiempo con Rajoy que Moragas en estos dos años.

Dos años después de la victoria electoral del 20-N de 2011, todos los acompañantes de Mariano Rajoy en el balcón de Génova, con la excepción de María Dolores de Cospedal y Esteban González Pons, han cambiado de cargo y hasta de vida, pero la mitad vuelve a entrar en el bucle de la incertidumbre de pensar en otro destino. El presidente del PP tiene que volver a tomar las decisiones que más le cuestan: las de personal. Le toca decidir sobre las listas para las europeas de mayo, los posibles cambios en el gabinete (o no), la batalla por las promesas pendientes como la reforma del aborto, la sucesión al frente del PP de Madrid y sus candidaturas, o el nombramiento del próximo comisario europeo que corresponde a España.

Jorge Moragas Miguel Arias Cañete Alberto Ruiz-Gallardón Mariano Rajoy Esperanza Aguirre