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Rubalcaba se radicaliza para frenar a una Chacón que pide hacer “historia”
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AMBOS CANDIDATOS ATACAN A LA IGLESIA PARA CAPTAR LOS ÚLTIMOS VOTOS

Rubalcaba se radicaliza para frenar a una Chacón que pide hacer “historia”

El duelo final por el liderazgo del PSOE ha forzado a Alfredo Pérez Rubalcaba a radicalizar su discurso para frenar el empuje de Carme Chacón, quien

Foto: Rubalcaba se radicaliza para frenar a una Chacón que pide hacer “historia”
Rubalcaba se radicaliza para frenar a una Chacón que pide hacer “historia”

El duelo final por el liderazgo del PSOE ha forzado a Alfredo Pérez Rubalcaba a radicalizar su discurso para frenar el empuje de Carme Chacón, quien ha pedido paso  para “hacer historia” y “levantar” al partido sin “interinidades”. Pocos son los delegados que habían llegado a escuchar los discursos de los aspirantes sin tener ya decidido su voto. Pero, aquellos que esperaran decantarse según el contenido de ambas intervenciones habrán encontrado pocas pistas para hacerlo.

El ex vicepresidente combinó su conocido ideario de la pasada campaña electoral con una nueva pirueta ideológica para que su rival no le adelantara por la izquierda. Aceptó por fin que los militantes tengan más peso a la hora de elegir al secretario general, y no solo al candidato, e incluso amenazó al Vaticano con perseguir la ruptura del concordato. Pero el problema de Rubalcaba, tras treinta años de actividad política y diversas mutaciones, sigue siendo el mismo que el 20 de noviembre: las dudas sobre si abandera una nueva filosofía de partido por convicción, o la asume forzado con el único objetivo de ganar.

Del mismo modo, Chacón fue la candidata esperada con un discurso en tono de mitin, elevando la voz e intercalando frases diseñadas para arrancar aplausos a sus afines. Su relato no se centró en repasar los cambios que necesita el PSOE, sino en agitar el ánimo de los militantes, provocar una sacudida emocional que la conduzca a la secretaría general. Un esfuerzo en el que no faltó su abuelo anarquista ni citas al mensaje de Obama. Es decir, lo previsto, si no fuera porque ambos se reservaron ataques y promesas enmarcadas en el turbio ambiente guerra interna de los últimos días.

“Llego a este congreso libre de ataduras”, reiteró Chacón para conjurar los temores sobre su entorno que alentó un polémico artículo del diario El País. “Creo en los liderazgos colegiados”, señaló para espantar el fantasma del zapaterismo más recalcitrante. Y, ante el miedo a su catalanismo, prometió que el PSOE defenderá las mismas posiciones, más allá de la diferencia de “acentos”. Minutos antes, Rubalcaba se había encargado de poner firme al PSC advirtiendo que no toleraría que una “confederación de partidos” sustituyera al actual “partido federal”.

El ex vicepresidente también alertó del peligro de los “salvadores” y los “líderes carismáticos” para frenar el entusiasmo por su adversaria, mientras recordaba que vienen tiempos duros y el PSOE necesitará a un secretario general fuerte y solvente, al que nadie obligue a dar un paso atrás. “A mí nadie me va a quebrar”, presumió. Pero la ex ministra de Defensa tampoco se contuvo al atacar a su rival, remarcando las diferencias entre ambos con una estrategia de manual.

El dilema que planteó Chacón fue simple: “Hoy tenemos que decidir si queremos que pase la historia, o hacer historia”. Una elección que repitió con otras fórmulas: “Quedarnos sentados o levantarnos”; “quedarnos quietos o avanzar”. Está claro que, a su juicio, Rubalcaba representa el pasado y el inmovilismo, por lo que disparó más munición: “Si decimos primarias, hacemos primarias. Si decimos izquierda, hacemos izquierda; y si decimos cambio, hacemos cambio. Tenemos la oportunidad de levantarnos ya, sin demora, sin transiciones, sin interinidades”.

Unidos en la diferencia

Por ello, acertó Rubalcaba con la ironía al tomarse con humor la batalla campal que ha experimentado el PSOE en las últimas semanas “Carmen y yo hemos dado ejemplo de respeto. Ella solo ha dicho cincuenta y ocho veces que soy el pasado, y yo unas sesenta que tengo más experiencia”, bromeó. Tras el fragor de los discursos, los 956 delegados con derecho a voto eligen a su secretario general, aunque como reconocen en ambas candidaturas, y pese a lo que sostienen algunos idealistas, apenas quedaban indecisos y pocos militantes se apuestan su voto a la última intervención pública.

Y es que de hacerlo así, se encontrarían con dos miembros del último Gobierno socialista que ahora abogan por las primarias, por un Estado laico, por parar los pies a la Iglesia, por confrontar con el PP, por defender los servicios públicos y por convencer a Angela Merkel y de que ya es hora de suavizar el ajuste. Dos candidatos feministas, que dicen amar al PSOE, que elogian el legado de Zapatero y Felipe González , y que aseguran no pedir nada a cambio de ser votados. Visto así, tal vez no sean opciones tan diferentes.

El duelo final por el liderazgo del PSOE ha forzado a Alfredo Pérez Rubalcaba a radicalizar su discurso para frenar el empuje de Carme Chacón, quien ha pedido paso  para “hacer historia” y “levantar” al partido sin “interinidades”. Pocos son los delegados que habían llegado a escuchar los discursos de los aspirantes sin tener ya decidido su voto. Pero, aquellos que esperaran decantarse según el contenido de ambas intervenciones habrán encontrado pocas pistas para hacerlo.

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