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Gallardón se quita la ‘careta’ de progre
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EL EX ALCALDE ABANDERA LAS REFORMAS MÁS CONSERVADORAS DEL PP

Gallardón se quita la ‘careta’ de progre

Ha tenido que ser precisamente él, Alberto Ruiz Gallardón, el otrora verso suelto del PP y hombre situado siempre en los sectores más progresistas del partido,

Foto: Gallardón se quita la ‘careta’ de progre
Gallardón se quita la ‘careta’ de progre

Ha tenido que ser precisamente él, Alberto Ruiz Gallardón, el otrora verso suelto del PP y hombre situado siempre en los sectores más progresistas del partido, el que ha propinado el giro de mayor calado político conservador anunciado hasta la fecha por el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy. El exalcalde de Madrid que casó a parejas homosexuales cuando el asunto se trataba casi como un tema tabú, ha dado un imprevisto giro político de180 grados en la primera curva de su nueva etapa como ministro de Justicia y con una batería de medidas de marcado carácter conservador que acentúan, de nuevo, su alargado instinto político.

Aunque salen íntegras del programa del PP, estas primeras reformas suponen todo un varapalo a la cosecha del PSOE. El nuevo sistema de elección del CGPJ podría ser fatídico, por ejemplo para los intereses de la izquierda en el órgano de gobierno de los jueces, al igual que la recuperación del consentimiento de los padres en el caso de las menores que aborten, la introducción del copago o la prisión preventiva revisable para los delitos más graves y con más repercusión social.

Fue en verano de 2006 cuando Gallardón ofició en la plaza Mayor de la capital su primera boda entre personas del mismo sexo. Ante las duras críticas que recibió del Arzobispado y de su propio partido, el entonces alcalde se remitió a la igualdad de todos los ciudadanos que afirma el artículo 14 de la Constitución española. También repasó el Código Civil, y recordó a los contrayentes ante un centenar de invitados sus derechos y deberes, poniendo de manifiesto que, casar a dos personas del mismo sexo, entra dentro de la ley.

Alberto Ruiz-Gallardón es un animal político. Siempre lo ha sido. Y eso conlleva también saber adaptarse a unas nuevas circunstancias que nada tienen que ver con lo que han sido sus mandatos en el Ayuntamiento o la Comunidad de Madrid, en donde siempre ha gozado de un talante apreciado entre la izquierda, que nunca le ha criticado en exceso. En su particular metamorfosis, el exalcalde ha dejado atrás una etapa en la que ni siquiera siguen los que siempre le han escoltado: su número dos de toda la vida, Manuel Cobo, se ha retirado a Ifema, tras el veto de los jueces para la secretaria de Estado de Justicia, y no ha contado con su jefa de comunicación durante más de dos décadas, Marisa González, que todavía se deja ver por el Grupo Municipal Popular aunque no como directora de comunicación de la actual alcaldesa, Ana Botella.

La transformación del propio Gallardón la ha provocado su ascenso en la escalera de poder, en la que, sin apenas presupuesto, quiere emprender ahora una revolución completa de la Justicia española, aquejada desde hace décadas de problemas que parecieran endémicos como la politización crónica del CGPJ, el Tribunal Supremo o el Constitucional o el abultado colapso de los juzgados. Aspectos en los que, además, se dispone ahora a llevar a buen puerto parte del legado político de ese otro Ruiz-Gallardón, de nombre José María, que militaba en una AP bastante más derechizada junto a Manuel Fraga.

En efecto, fue su padre quien presentó en 1985 el recurso ante el Tribunal Constitucional contra la primera ley del aborto que despenalizó la interrupción del embarazo en tres supuestos y que sirvió para fijar la primera doctrina del Alto Tribunal sobre la materia. Una doctrina a la que ahora, según explicó esta misma semana el propio ministro, se quiere volver, finiquitando de un plumazo la era Zapatero en esta materia. Fue también Ruiz-Gallardón padre quien presentó ante el TC otro recurso, esta vez contra la reforma impulsada por el ministro socialista Fernando Ledesma, para que los vocales del CGPJ fueran elegidos por las Cortes y quedasen adscritos a cuotas partidistas, entonces, mayoritariamente de izquierdas.

Vuelta a los orígenes

Una semana después del fallecimiento de Manuel Fraga, mentor político del exedil, Gallardón se adentra de nuevo en sus orígenes políticos, mucho más conservadores y a la derecha de lo que él ha tratado de vender a lo largo de tantos años de coqueteo con la izquierda, que le ha cuidado, especialmente, desde las páginas del diario El País. Periódico en el que el ministro de Justicia siempre ha sido presentado como el ala moderado de un partido dividido entre halcones y palomas y en el que su siempre rival en el poder, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, representa al ala más liberal y conservadora.

El endurecimiento de su discurso queda claro con un ejemplo: Gallardón fue el primer dirigente del PP que hace ocho años se atrevió a dispensar la píldora del día después gratuitamente a todas las adolescentes que la solicitaran, incluidas las menores de 16 años, que entonces no les exigía ningún permiso paterno ni ir acompañadas de ningún mayor de edad para solicitarla. Ahora, ya como ministro de Justicia, anuncia que cambiará la ley del aborto para que las jóvenes de 16 y 17 años que pretendan interrumpir su embarazo estén obligadas a contar con el permiso paterno. Un derecho que los socialistas ofrecieron a las menores y que Gallardón ha cortado de cuajo.

Ha tenido que ser precisamente él, Alberto Ruiz Gallardón, el otrora verso suelto del PP y hombre situado siempre en los sectores más progresistas del partido, el que ha propinado el giro de mayor calado político conservador anunciado hasta la fecha por el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy. El exalcalde de Madrid que casó a parejas homosexuales cuando el asunto se trataba casi como un tema tabú, ha dado un imprevisto giro político de180 grados en la primera curva de su nueva etapa como ministro de Justicia y con una batería de medidas de marcado carácter conservador que acentúan, de nuevo, su alargado instinto político.