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Ideas para hacer de una metrópoli como Madrid una ciudad más humana
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ARQUITECTOS EXPLICAN CÓMO APROVECHAR EL ESPACIO URBANÍSTICO

Ideas para hacer de una metrópoli como Madrid una ciudad más humana

Hasta no hace mucho tiempo la mayoría de ciudades del mundo se construyeron sin tener en cuenta al ciudadano. Nueva York, Londres, México D.F., Río de

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Ideas para hacer de una metrópoli como Madrid una ciudad más humana

Hasta no hace mucho tiempo la mayoría de ciudades del mundo se construyeron sin tener en cuenta al ciudadano. Nueva York, Londres, México D.F., Río de Janeiro, París o Madrid son buen ejemplo de ello. Grandes urbes en las que las oficinas, cines, bancos, restaurantes, tiendas y centros comerciales han acaparado todo el espacio, convirtiéndose en protagonistas y reduciendo al habitante a su mínima expresión. Ahora sin embargo, el término ‘ciudad humana’ se ha puesto de moda. Tanto, que la tendencia actual de la planificación y desarrollo de la mayoría de estudios se ha convertido en la de transformar el espacio en un instrumento para que el ciudadano se pueda desenvolver emocional, profesional y por qué no, también físicamente.

Según el decano del Colegio de Arquitectos de Madrid, José Antonio Granero, “ha llegado el momento de centrar el urbanismo en el ciudadano. Un urbanismo en tres dimensiones que recupere la escala humana”. Se trata de recuperar la calidad de vida del ciudadano y un buen ejemplo según el decano es Berlín. “Esta metrópoli ha pasado de ser una ciudad muerta a una de las más vivas de Europa; es la prueba de cómo una ciudad puede pasar de ser un problema a la solución”.

“Cuando en las calles no hay gente, no son calles. La ciudad tiene que ser una concentración de flujos y lo que hay que saber es manejarlos”, añade José Antonio Granero.

No le falta razón. Todos los arquitectos parecen coincidir en que una ciudad se vuelve más "humana" desde el momento en que se apropia del espacio y hace uso del mismo, y esto solo se logra con peatones, ciclistas y usuarios del transporte público porque son los que mantienen un contacto más directo con su entorno.

Un nuevo concepto de ciudad

Pero, ¿por qué se ha originado este cambio ahora y no antes? Todo apunta a que es ahora cuando el ciudadano reclama un papel político, económico y social más activo, es decir, exige un lugar en el que desarrollarse como persona. Como apunta el arquitecto David Arroyo, antiguamente la ciudad era la medida de las relaciones humanas y del hombre; hoy en día es la medida de la relación entre empresas. El ciudadano ha ido quedando relegado cada vez más a ser un mero espectador de la construcción de la ciudad, en lugar de ser la base y objetivo de su generación. 

En El Confidencial hemos pedido a éste y otros profesionales de la arquitectura sus propuestas para hacer de Madrid una ciudad más humana.

Según Arroyo la primera de las medidas es el desarrollo de un urbanismo ‘experiencial’, que consiste en “ofrecer un tránsito peatonal lleno de experiencias para ganar la necesaria batalla contra el coche, ya que el desplazamiento a pie no sólo es más sostenible sino que también favorece las relaciones humanas”. Para el arquitecto esto pasa por la recuperación del espacio público con un diseño de las vías más creativo y personalizado, mejorar la accesibilidad para la gente de movilidad reducida y una mayor relación entre vías y espacios verdes.

Para lograr una ciudad reconquistada se tiene que conceder el protagonismo al ser humano y entender cuál es su actividad básica dentro de una ciudad, que no es otra que caminar. Pero, ¿a qué velocidad? Aproximadamente a 5 Km/h. A partir de este concepto, el urbanista Jan Gehl hace una diferenciación entre una ciudad construida en relación a 5 Km/h y otra a 50 Km/h. En el primero de los casos, la arquitectura se caracterizaría por el predominio de los espacios pequeños, basados en la corporeidad humana; señales pequeñas, legibles para el peatón; y edificios a escala humana con detalles para ser apreciados; mientras que en la arquitectura de una ciudad que se mueve a 50 km/h los grandes espacios son mayoritarios, primando las nociones estéticas sin considerar a la persona; la señalización responde a una escala que permite ser leída desde el interior de los automóviles; y los inmensos edificios carecen de detalles apreciables en un paseo.

Más transporte público

Uno de los puntos más demandados por asociaciones ecologistas y ciudadanos, es el favorecimiento del peatón y el uso de transporte público y bicicletas para moverse por Madrid. Un año más, Ecologistas en Acción denunció la “inactividad” del Gobierno regional ante la contaminación por ozono troposférico que se sufre en la ciudad. Desde esta confederación de más de 300 grupos ecologistas de toda España, se recordó que "la Directiva europea marca un límite anual de 25 superaciones del Umbral de Protección a la Salud a lo largo de 3 años, periodo que comenzó en enero de 2010". Según manifestaron, "en lo que va de año son ya 11 estaciones las que rebasan este umbral marcado por esta entidad", y "si se atiene a las recomendaciones de la OMS, la totalidad de las 23 estaciones de la red autonómica sobrepasan este umbral de largo".

Otra medida para frenar la contaminación asociada a la emisión de gases de efecto invernadero consiste en incentivar y premiar la construcción y uso de vehículos, edificios e industrias menos contaminantes con bonificaciones y exenciones fiscales locales. Además, para apoyar la movilidad saludable han surgido diferentes iniciativas que promueven el uso de la bicicleta como medio de transporte en la ciudad. Uno de estos grupos es Bici Crítica, que todos los últimos jueves de cada mes organizan un paseo por la ciudad con el objetivo de concienciar a la población sobre los beneficios de moverse en este medio de transporte.

En este sentido, una de las grandes aportaciones para la consecución de un Madrid más humano sería la creación de un carril bici, que complementaría al ya existente Anillo Verde Ciclista. En España, muchos de los ciudadanos de las grandes capitales disfrutan ya de este servicio. Sin embargo, Madrid todavía no dispone de este modo de transporte alternativo presente en diez ciudades españolas. La Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU), ha elaborado un análisis de los servicios públicos de alquiler de bicicletas implantados en muchas de las grandes ciudades de nuestro país. La primera conclusión que se extrae de él es que Barcelona es la ciudad española con mayor implantación de este sistema, al contemplar un total de 6.000 bicicletas y 420 puestos de recogida y entrega. Sin embargo, Sevilla es la que mejor proporción habitantes-bicicletas tiene, ya que con 2.900 habitantes cuenta con dos por cada 242 habitantes. La capital hispalense, junto a Valencia, cuenta con otras ventajas respecto al resto de ciudades, ya que dispone de un servicio ininterrumpido 24 horas. Un aspecto fundamental puesto que “no sólo basta con plantear redes de carril bici y de transportes públicos, sino que también hay que optimizarlas para que puedan competir en condiciones con el coche”, apunta el arquitecto David Arroyo. El éxito de los autobuses de tránsito rápido implementados en ciudades como Barcelona se debe a su gran eficacia, gracias a carriles exclusivos, estaciones con accesibilidad universal y cuidado diseño, y pago en la propia estación para minimizar el tiempo de parada, sumando a todas estas ventajas el bajo coste de implementación frente al metro.

Madrid 'Open City': una ciudad más abierta

Otra de las propuestas para la consecución de una ciudad más humana gira alrededor del concepto ‘Open City’ (Ciudad Abierta), expuesto a El Confidencial por el estudio de arquitectos KCAP (Kees Christiaanse Architects&Planners), y que consiste en la creación de un lugar donde los diferentes grupos sociales coexisten, la diversidad cultural está presente, las diferencias de escala son visibles y se da innovación y desarrollo urbano. El señor Arroyo encuentra un ejemplo de esto en el barrio madrileño de Chueca, donde la convivencia sin exclusión ha llevado a su crecimiento económico y cultural.

Por último, una ciudad humana debe ser sinónimo de una ciudad participativa, es decir, involucrar al ciudadano en la reconquista del espacio público, hacerle protagonista de los cambios y no relegarle a ser un mero espectador. Experiencias como la creación de huertos y jardines urbanos gestionados por los vecinos es un camino a seguir para fomentar una ciudad de relaciones humanas. La misma tónica sigue la recuperación de edificios emblemáticos de Madrid para la cultura. Tras las obras de rehabilitación que se han llevado a cabo, el centro de Madrid cuenta con tres centros culturales más, al servicio de los ciudadanos. Según Alberto Ruiz Gallardón: “Matadero Madrid es el gran centro de creación actual; el Palacio de Cibeles, un espacio de reflexión sobre la ciudad, y Conde Duque, guardián y difusor de los bienes culturales del Ayuntamiento ligados a la memoria de Madrid. Una memoria que reivindicamos como elemento del presente”.

Madrid está por tanto en el camino de ser una ciudad humanizada, para alcanzarlo deberá seguir avanzando al ritmo que lo hacen sus ciudadanos.

Hasta no hace mucho tiempo la mayoría de ciudades del mundo se construyeron sin tener en cuenta al ciudadano. Nueva York, Londres, México D.F., Río de Janeiro, París o Madrid son buen ejemplo de ello. Grandes urbes en las que las oficinas, cines, bancos, restaurantes, tiendas y centros comerciales han acaparado todo el espacio, convirtiéndose en protagonistas y reduciendo al habitante a su mínima expresión. Ahora sin embargo, el término ‘ciudad humana’ se ha puesto de moda. Tanto, que la tendencia actual de la planificación y desarrollo de la mayoría de estudios se ha convertido en la de transformar el espacio en un instrumento para que el ciudadano se pueda desenvolver emocional, profesional y por qué no, también físicamente.