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El PSOE se resigna y vaticina una debacle histórica de Lissavetzky en Madrid
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PODRÍA OBTENER SOLO 14 CONCEJALES

El PSOE se resigna y vaticina una debacle histórica de Lissavetzky en Madrid

Ni escondiendo a José Luis Rodríguez Zapatero durante la campaña ni suprimiendo el tradicional mitin talismán de la Plaza de Vistalegre. El PSOE de Madrid y

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El PSOE se resigna y vaticina una debacle histórica de Lissavetzky en Madrid

Ni escondiendo a José Luis Rodríguez Zapatero durante la campaña ni suprimiendo el tradicional mitin talismán de la Plaza de Vistalegre. El PSOE de Madrid y su candidato oficial a la cabeza, el aún hoy secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, se enfrentan a los peores vaticinios. Las encuestas que maneja el propio partido no hablan de otra derrota más en la capital de España, sino del peor resultado electoral de la historia, que dejaría de nuevo a Gallardón cómodamente instalado en la mayoría absoluta.

 

A solo 73 días de la cita clave del 22 de mayo y sin una oposición firme y contudente, Lissavetzky y su equipo manejan unas encuestas demoledoras por las que empeoraría aún más los resultados de Miguel Sebastián en 2007 y dejarían el suelo electoral del partido en solo 14 concejales, cuatro menos que en la actualidad. Si los datos se confirman, sería una caída en picado catastrófica pues Miguel Sebastián ya perdió otros tres ediles en 2007 de los 21 que consiguió arañar Trinidad Jiménez en 2003.  

 

Con estos datos, Lissavetzky, que se está valiendo de su cargo en deportes para incrementar su notoriedad como candidato, tiene difícil revalidar de nuevo los 487.887 votos que su desencantado partido obtuvo en las últimas municipales. En su mayoría, votos procedentes de los barrios obreros del sureste de la ciudad que están más alejados del centro. Y todo a pesar de que, en esas elecciones de 2007, por ser el desconocido Sebastián el candidato elegido a dedo por Zapatero, muchas agrupaciones del PSM se negaron incluso a pegar los carteles electorales como medida de protesta.

 

Ahora, con un partido recientemente enfrentado en primarias y muy tensionado tras la elaboración de las listas, Lissavezky depende de los votos de la derecha más desencantada y del votante de centro para poder apear del poder a Gallardón, o, por lo menos, hacerle algo de sombra.

 

El propio portavoz del PP en la Asamblea de Madrid, David Pérez, responsable también del programa electoral de Esperanza Aguirre, reconoce que sus encuestas también vaticinan un desplome socialista sin precedentes, tanto en el Ayuntamiento como en la Comunidad. “No solo se revalidaría la mayoría absoluta del PP, sino que asistiremos al mayor crecimiento de voto de la historia”, explica. “El PSOE va a bajar de una forma brutal y, probablemente, muy por debajo de su suelo de voto”.

 

No ataca al alcalde en ninguno de sus puntos más débiles

 

Muchos se preguntan, sin embargo, por qué el rival de Gallardón todavía no ha atacado en corto al alcalde por ninguno de sus puntos más débiles: deuda histórica, austeridad, despilfarro o su más que posible sucesión en Ana Botella. Porque ya nadie duda de que una futura marcha del alcalde en pos de mayores responsabilidades políticas junto a Mariano Rajoy traiga consigo, si el PP gana las elecciones, un ascenso meteórico del actual alcalde y, por ende, de la esposa de José María Aznar, número dos en las últimas listas. 

 

Mientras tanto, Gallardón, experto en política de imagen, retó ayer a su amigo Lissavetzky a ofrecer un ‘cara a cara’ en las redes sociales, que éste aceptó encantado. En ese ‘tú a tú’, el secretario de Estado de Deportes debería preguntarle por los 279 millones que destinaba en el presupuesto para obra nueva y que ahora va a dedicar a finalizar los proyectos prometidos en su programa electoral. También debería exigirle una respuesta sobre el congelado Plan E, cómo va a reducir la contaminación, cuándo va a pagar a sus proveedores y por qué gastará 15,7 millones en acicalar el Palacio de Cibeles, cuando corren tiempos tan austeros. Pero ni con sólidos argumentos parece fácil que un PSOE en horas bajas consiga salvar el tipo.

Ni escondiendo a José Luis Rodríguez Zapatero durante la campaña ni suprimiendo el tradicional mitin talismán de la Plaza de Vistalegre. El PSOE de Madrid y su candidato oficial a la cabeza, el aún hoy secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, se enfrentan a los peores vaticinios. Las encuestas que maneja el propio partido no hablan de otra derrota más en la capital de España, sino del peor resultado electoral de la historia, que dejaría de nuevo a Gallardón cómodamente instalado en la mayoría absoluta.

Banco de España Alberto Ruiz-Gallardón