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¿La próxima alcaldesa de Madrid?
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ANA BOTELLA PODRÍA SER PRIMERA EDIL SIN NECESIDAD DE PASAR POR LAS URNAS

¿La próxima alcaldesa de Madrid?

Ana Botella puede convertirse en la próxima alcaldesa de Madrid sin pasar por las urnas y con una despreocupada mayoría si se cumplen los vaticinios de

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¿La próxima alcaldesa de Madrid?

Ana Botella puede convertirse en la próxima alcaldesa de Madrid sin pasar por las urnas y con una despreocupada mayoría si se cumplen los vaticinios de las encuestas. A menos de 100 días para las próximas elecciones municipales, el futuro del principal Ayuntamiento de España está hoy más abierto que nunca. Porque ya nadie en el consitorio duda de que ésta es la última batalla madrileña de Alberto Ruiz-Gallardón y que su futuro está ligado al de Mariano Rajoy. Sin un plazo fijo, Botella camina decidida a ocupar la exclusiva butaca que Gallardón compró para su despacho en el palacio de Cibeles. Cuenta a su favor con una baza importantísima que solo ella pueda exhibir: el apoyo incondicional de su marido, José María Aznar, que ya ha hecho llegar a Génova sus preferencias familiares.

El clan de los Aznar, Famaztella, quiere volver a la primera línea del poder y la ciudad de Madrid se vislumbra como el próximo destino. La futura marcha del alcalde en pos de mayores responsabilidades políticas junto a Rajoy en la lista al Congreso, traerá consigo, si el PP gana las elecciones, un ascenso meteórico del actual alcalde y, por ende, de Ana Botella, número dos en las últimas listas del PP al Ayuntamiento. 

¿Qué puesto ocupará Gallardón en el futuro Gobierno? Nadie se atreve a decirlo, pero lo que si señalan fuentes de Génova 13 es que “es bastante probable que se de esa circunstancia y entonces quede vacante su puesto” al frente de la Alcaldía. Muchos se llevan las manos a la cabeza con solo imaginarse a Botella, con su natural desparpajo, en un puesto de tan alta responsabilidad. Pero  en el PP y en el PSOE trabajan ya con esa hipótesis. A ningún concejal le sorprende la pregunta.

“Sería un suicidio colectivo para la ciudad de Madrid y para el PP que Ana Botella fuese alcaldesa”, responde el concejal socialista Alejandro Inurrieta, que ha tratado con ella en decenas de comisiones municipales. “Es un engaño a los ciudadanos de Madrid, porque si quiere ser alcaldesa que se presente a las elecciones”, añade la socialista Ángeles Álvarez. Del lado del PP, tampoco tienen muchas dudas: “Ana es una persona muy de partido y muy del PP de Madrid y eso es algo que se echa de menos en el equipo actual de Gallardón”, explica uno de los ediles más afines a Botella. “Es difícil ver a  concejales como Pedro Calvo o Manuel Cobo en un acto del PP en el que no esté presente el alcalde. Ana, en cambio, es un proyecto de partido y no un proyecto tan personal como Gallardón”.

Presiones de Aznar

El propio José María Aznar, de modo directo o a través de terceros, les habría hecho saber a Mariano Rajoy y a la Dirección Nacional del PP su interés porque su esposa ocupe el puesto. El propio alcalde, que le debe mucho a Aznar puesto que el ex presidente le ha apoyado siempre e incluso lo ha tenido entre sus candidatos a suceder a Rajoy si se hubiese llegado a dar esa circunstancia, cuenta con que sea Ana Botella su sucesora.

Eso significaría que Botella ocuparía la alcaldía antes de las elecciones de 2015, y después encabezaría la lista en esa convocatoria electoral. Pero no todo el mundo en el PP está conforme, pues su figura despierta recelos incluso dentro de su propio partido: “No está preparada para ocupar ese puesto, le viene grande, y no tiene la simpatía de la gente como sí la tiene Gallardón a pesar de haberles subido los impuestos a los madrileños”.

Un ejemplo de ello lo ha vuelto a protagonizar Ana Botella esta mima semana, en la que ha revolucionado el patio de las redes sociales con sus reflexiones sobre la “buenísima” calidad del aíre de la capital (“la mejor de la historia”). Botella podría convertirse en una alcaldesa querida y odiada a partes iguales. “Ana no tiene complejos, cosa que en el partido en general sí que los hay porque muchos tratan de esconder lo que piensan”, explica su compañero de filas en el ayuntamiento para justificar su actitud ante la prensa. “Es cierto que cuando uno cambia de puesto y de responsabilidades, cambia también su actitud y estoy seguro de que eso también se verá si llega a ser alcaldesa”.

Pero para los concejales socialistas que han lidiado con ella durante los últimos años, sus polémicas respuestas sobre la contaminación de la ciudad no son más que otro ejemplo de su proceder habitual. Botella respondió al tema de la polución en Madrid echando culpas al Gobierno de la nación y explicando que  “el paro asfixia más que la contaminación”. Una respuesta de manual en su guión político que conocen bien en las filas del PSM.

“Su perfil político es bajísimo, hasta unos niveles que sonrojan”, añade Inurrieta. “Es una mujer de una ignorancia supina que trata de argumentar cualquier asunto con banalidades o con disparos generales al presidente del Gobierno. Y tiene un gran desconocimiento de la maquinaria de la administración municipal y de las cosas de su propio departamento. No contesta directamente nunca a las preguntas que le hacemos y siempre usa circunloquios sobre la crisis o sobre el PSOE para defenderse”.

Duelo de damas con Esperanza Aguire

Esos recelos en algunos sectores en Génova 13 han hecho que, por ahora, “Rajoy no haya tomada decisión alguna, porque no hace esas cosas, no anticipa lo que pueda pasar si antes no se han pronunciado las urnas”. Esa ambigüedad del líder del PP daría pie a otra alternativa más del gusto de algunos miembros de la actual Dirección del partido que preferiría que sea la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, la que sustituya a Gallardón al frente del Ayuntamiento.

“Hay risas contenidas de sus propios compañeros cuando ella habla en la comisión de Medio Ambiente”, añade Inurrieta. ”Su director general Antonio de Guindos, hermano de  Luis de Guindos, es una persona a la que se le ve claramente que sufre con lo que hace Botella y con el desparpajo con el que explica las cosas”. Otros concejales en el PSOE apuntan también que las caras del propio Gallardón ante las estridencias de su teniente de alcalde en algunas de las comisiones son todo un poema. 

Obviamente las circunstancias no serían las mismas, ni tampoco los tiempos, porque Aguirre vuelve a presentarse este mes de mayo a la Presidencia de la Comunidad, y no puede ir en las dos listas, Comunidad y Ayuntamiento. Si se produce el abandono de Gallardón a mitad de la legislatura, lo que proponen los partidarios de Aguirre es que al alcalde lo sustituya un segundo de perfil bajo que sencillamente agote ese tiempo.

Y es que, Aguirre, que habrá cumplido tres legislaturas al frente de la Comunidad, podría concurrir así como cabeza de lista al Ayuntamiento de Madrid en 2015, y terminar su carrera política como alcaldesa. “Aguirre si tiene mucho apoyo en Madrid, sería una alcaldesa al estilo de Rita Barberá en Valencia, muy popular”, y nadie oculta que ser alcaldesa de Madrid, en términos de popularidad y de importancia política, conlleva más glamour  que la Presidencia autonómica.

Pero Botella tiene el aval del “presidente” Aznar, tal y como ella misma se refiere a su marido siempre. Y frente a eso, está por ver qué capacidad de maniobra le queda a la actual inquilina de la Puerta del Sol.

Ana Botella puede convertirse en la próxima alcaldesa de Madrid sin pasar por las urnas y con una despreocupada mayoría si se cumplen los vaticinios de las encuestas. A menos de 100 días para las próximas elecciones municipales, el futuro del principal Ayuntamiento de España está hoy más abierto que nunca. Porque ya nadie en el consitorio duda de que ésta es la última batalla madrileña de Alberto Ruiz-Gallardón y que su futuro está ligado al de Mariano Rajoy. Sin un plazo fijo, Botella camina decidida a ocupar la exclusiva butaca que Gallardón compró para su despacho en el palacio de Cibeles. Cuenta a su favor con una baza importantísima que solo ella pueda exhibir: el apoyo incondicional de su marido, José María Aznar, que ya ha hecho llegar a Génova sus preferencias familiares.

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