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Las grandes superficies y el pequeño comercio ignoran la huelga
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GRAN DESPLIEGUE POLICIAL EN PRECIADOS Y GRAN VÍA

Las grandes superficies y el pequeño comercio ignoran la huelga

A las diez de la mañana, el centro comercial por excelencia abría sus puertas al público. Las puertas de El Corte Inglés de Preciados, tantas veces

Foto: Las grandes superficies y el pequeño comercio ignoran la huelga
Las grandes superficies y el pequeño comercio ignoran la huelga

A las diez de la mañana, el centro comercial por excelencia abría sus puertas al público. Las puertas de El Corte Inglés de Preciados, tantas veces inmortalizadas por las cámaras de televisión con el comienzo de las Rebajas, son también un termómetro habitual cada vez que se quiere medir la efectividad real de una huelga general. La cadena presidida por Isidoro Álvarez abrió al público, como siempre, pero gracias a la presencia disuasoria de dos hileras, perfectamente ordenadas, de agentes de policía.

 

La calle Preciados, una de las arterias comerciales más importantes de la capital de España, amaneció tan protegida que muchos ciudadanos podrían haber pensado que el centro comercial estaba tomado por efectivos policiales. Se quería imponer la normalidad, pero salvo los grandes almacenes, pocos comercios de estas arterias se atrevieron a abrir sus puertas y salvo la prensa desplazada que siguió la jornada, pocos ciudadanos transitaban a primera hora por estas calles.

En el centro de Madrid, los pequeños locales prefirieron no ser objeto de las iras de los sindicatos. También las grandes marcas como Zara dejaron sus establecimientos sin servicio o retrasaron su hora de apertura. En todo el resto de la calle, solo FNAC, otro de los grandes almacenes por excelencia, y una óptica y una farmacia hicieron día de no huelga. “Por ahora no hemos tenido ningún problema”, contestaron en la Óptica, “no vamos a vender mucho, pero al menos estaremos abiertos por si viene alguien”.

Sin embargo, la presencia de un centenar de piquetes sindicales consiguieron que establecimientos como Starbucks y Pans and Company, en la plaza de Callao, echaran el cierre. En la tienda de bocatas, donde este miércoles trabajaron tres dependientas de origen latino, hubo una gran confusión. “¡Con la mierda de sueldos que os pagan!”, gritaban los piquetes. Al final, se echó el cierre, aunque fuera solo por unos minutos y para contentar a los sindicalistas más radicales. Porque una vez que la marabunta y sus banderas y sus bocinas se marcharon, la normalidad volvió al establecimiento.

La movilización de los piquetes ha conseguido pequeños hitos. FNAC ha cerrado temporalmente sus puertas. No ha ocurrido lo mismo con los grandes establecimientos de consumo o centros especializados como Leroy Merlin, Ikea, Media Markt o Decathlon, emplazados en su mayoría en polígonos comerciales en la periferia de los centros urbanos. Otra cosa fueron las calles del centro de Madrid, donde los sindicalistas se hicieron oír al grito de  “La reforma y el pensionazo, pa’ Zapatero y pa’ Botín”, “Botín, cabrón, trabaja de peón” y, por último, un “escucha, Zapatero, como luchan los obreros”.

Poca incidencia en otras partes de la ciudad

Pero el panorama casi desértico de Callao y de Gran Vía de primera hora fue un espejismo de cómo se vivió este 29-S en el resto de la ciudad. En la calle Orense, por ejemplo, una de las paralelas al Paseo de la Castellana que concentra un buen número de oficinas y comercios, el ritmo de la mañana fue trepidante. Todas las cafeterías abrieron, así como los bancos y las principales marcas de ropa. Aquí, El Corte Ingles de Nuevos Ministerios ni siquiera necesitó de policías para abrir con normalidad.

Y es que, en esta otra parte de la ciudad, el día comenzó como siempre, con mucho tráfico de mañana y con un buen número de personas por la calle. Nada que ver con la desolada imagen que este centro financiero de Madrid ofrece un domingo de mañana. Como estaba previsto, todo funcionó con normalidad más allá del centro neurálgico de Madrid. Esas eran las previsiones y se cumplieron según lo esperado. Los grandes de la distribución y los pequeños comercios, más allá de los escrutados por el recorrido de los sindicatos, funcionaron con normalidad.

De acuerdo con los datos provisionales ofrecidos por de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged), las grandes superficies tuvieron una apertura "absolutamente normal" de sus establecimientos y cifraron el seguimiento de la huelga entre el 5% y el 6% del total de trabajadores. Según informaron a Europa Press, la incidencia del paro en sus empresas asociadas fue"muy escasa". En puntos "aislados" se concentraron piquetes informativos a las puertas de los establecimientos, pero sin registrarse incidentes reseñables.

Aunque la normalidad fuera la tónica general, El Corte Inglés cerró media hora las puertas de sus dos grandes almacenes en Zaragoza, después de que centenares de trabajadores se concentraran a las puertas de uno de ellos al grito de 'Viva la lucha de la clase obrera'. En Barcelona, alrededor de 200 personas de diferentes sindicatos se concentraron ante El Corte Inglés de Sabadell, que no pudo abrir inicialmente ante la presión de los piquetes.

Optimismo sindical

Por otro lado, desde las Federaciones Agroalimentarias de UGT y CCOO informaron de que alrededor de un 80% de los trabajadores de su sector ha secundado la huelga. Son destacables los datos de Murcia y Extremadura, con un seguimiento del 100%, de Andalucía, con un seguimiento de aproximadamente el 90% y de Asturias, con más de un 85% de apoyo dentro del sector. En León pararon su actividad un 80% de los trabajadores de la agroalimentación, y en Galicia un 65%.

En cuanto a las empresas que han destacado por su apoyo a la huelga han sido Azucarera Ebro, Campofrío, Corporativa Alimentaria Peñasanta, Mahou, Heineken y Nutrexpa, donde todos los trabajadores ejercieron su derecho a la huelga. En Danone, Panrico, Arias y Damm han parado más del 90% de sus trabajadores, y en Pepsico un 85%. Además, en la industria de las bebidas refrescantes el éxito de la convocatoria fue máximo, según explican en su comunicado.

A las diez de la mañana, el centro comercial por excelencia abría sus puertas al público. Las puertas de El Corte Inglés de Preciados, tantas veces inmortalizadas por las cámaras de televisión con el comienzo de las Rebajas, son también un termómetro habitual cada vez que se quiere medir la efectividad real de una huelga general. La cadena presidida por Isidoro Álvarez abrió al público, como siempre, pero gracias a la presencia disuasoria de dos hileras, perfectamente ordenadas, de agentes de policía.