Zapatero se la juega a Montilla: la inversión pública en Cataluña cae un 43%

Lo dice el saber popular. Una cosa es predicar y otra dar trigo. Y lo cierto es que la inversión pública en Cataluña se está comportando muy por debajo de lo presupuestado. Y, por supuesto, evoluciona de forma muy alejada a lo que pactaron en su día Zapatero y el presidente Montilla.  Lo dice el último informe de la Cámara Oficial de Contratistas de Obras de Cataluña, que estima un recorte del 43% de la inversión pública del Estado durante los primeros nueve meses del año.

 

En concreto, y según la Cámara, la contratación de obra pública en Cataluña por parte de cualquiera de los organismos estatales ascendió hasta septiembre a 875 millones de euros, muy por debajo de los 1.593 millones registrados un año antes en igual periodo. Lo peor, sin embargo, es lo que está por venir. Según la Cámara, “si la contratación disminuye en 2009 ello implica, necesariamente, una disminución de la inversión en 2010”.

Lo datos son elocuentes porque reflejan una recaída importante de la inversión pública en Cataluña pese a los repetidos compromisos políticos del Gobierno, que a menudo ha dicho que solucionaría el déficit histórico de gasto en infraestructuras por parte del Estado. La Cámara de contratistas recuerda en su informe, sin embargo, que si se toma una serie temporal más amplia, (entre el año 2000 y el 2009), se puede observar que los datos de este año son equivalentes a la media del periodo. Es decir, que sólo en 2007 y 2008 -los años posteriores a la entrada en vigor del Estatut- se produjo un aumento importante del esfuerzo inversor (2.125 millones y 1.593 millones, respectivamente), lo que da a entender que se ha agotado el impulso derivado del pacto político entre la administración central y la autonómica.

Esfuerzo inversor

El desplome de la inversión en Cataluña no es, desde luego, monopolio del Estado. La Generalitat ha gastado hasta septiembre un 57% menos en obra pública que en igual periodo del año anterior. La única administración que ha aumentado su esfuerzo inversor es la local, pero en este caso se debe al Plan E, cuya vigencia finaliza el próximo 31 de diciembre. En el caso de Cataluña, lo significativo es que las inversiones del Ministerio de Fomento están muy concentradas en un único tipo de infraestructura: el AVE Barcelona-Girona-frontera francesa. Como dicen los contratistas catalanes, “el resto de infraestructuras competencia del Ministerio de Fomento sufre retrasos importantes”.

De hecho, mientras que las inversiones del Grupo Fomento (que supone las dos terceras partes de las inversiones del Estado) caen un 7,3% en los últimos doce meses, en el caso de Cataluña el retroceso es del 41,2%.

Lo peor, como se ha dicho, puede estar por venir. Los contratistas catalanes sostienen que las perspectivas de las empresas constructoras de obra pública en Cataluña son “muy negativas” ya que, si bien las empresas implicadas en las grandes infraestructuras (AVE, autopistas de peaje en la sombra, etc.) tienen obra en marcha, no están renovando su cartera de pedidos. Mucho peor, sin embargo, lo tienen las pequeñas y medianas empresas de obra pública ya que ni tienen perspectivas de futuro ni presente.

Los cierres de empresas, en este caso, no se deberán a “una mala gestión empresarial sino a una incomprensible caída de su cartera de pedidos”, aseguran los contratistas.  Y en este sentido recuerdan que las empresas “se ven obligadas a hacer descuentos desproporcionados en sus ofertas (bajas temerarias) para intentar sobrevivir, aunque ello sólo hará prolongar su agonía”.