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Rubalcaba convence a Zapatero para colocar a su protegida Salgado al frente de Economía
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FUENTES SOCIALISTAS DAN POR HECHO LA DESAPARICIÓN DE VARIOS MINISTERIOS, ENTRE ELLOS EL DE VIVIENDA

Rubalcaba convence a Zapatero para colocar a su protegida Salgado al frente de Economía

Ni David Vegara, ni Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ni Joaquín Almunia, ni Miguel Sebastián... La gallega Elena Salgado, el tapado que no puede faltar en toda crisis

Foto: Rubalcaba convence a Zapatero para colocar a su protegida Salgado al frente de Economía
Rubalcaba convence a Zapatero para colocar a su protegida Salgado al frente de Economía

Ni David Vegara, ni Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ni Joaquín Almunia, ni Miguel Sebastián... La gallega Elena Salgado, el tapado que no puede faltar en toda crisis de Gobierno que se precie, ha roto los pronósticos y será, con toda probabilidad, la nueva vicepresidenta del área económica en sustitución del hace tiempo amortizado Pedro Solbes, según adelantó ayer, en exclusiva nacional, este diario, a través de la crónica dominical de J. Cacho.

El artífice de esa mayúscula sorpresa -con permiso de José Luis Rodríguez Zapatero, el único capaz de confirmar un nombramiento que ayer se daba prácticamente por hecho en La Moncloa- no es otro que su amigo, protector y mentor político, Alfredo Pérez Rubalcaba, que ya logró colarla como ministra de Sanidad en el primer Gobierno de Zapatero, en 2004, cuando la estrella política de Salgado, que siempre ejerció papeles de segundona en los Ejecutivos presididos por Felipe González, parecía a punto de extinguirse.

El ministro del Interior, según las fuentes socialistas consultadas por este periódico, ha logrado persuadir a Zapatero de que la todavía responsable de Administraciones Públicas está suficientemente capacitada para relevar a Solbes y hacer frente a una crisis económica que, lejos de haber tocado fondo, amenaza con despeñarse por el precipicio de la "recesión profunda" anunciada el pasado viernes por el demoledor informe del Banco de España.

Falta de peso político

Pero el entusiasmo de Rubalcaba por su pupila no es unánimemente compartido en las filas socialistas. Salgado puede encajar en el papel de gestora eficaz -fue directora general de Costes de Personal, a las órdenes de Josep Borrell, en el Ministerio de Economía y Hacienda-, pero carece del peso político y el prestigio profesional que se le suponen a quien deberá lidiar con una recesión de aristas espeluznantes.

"A Salgado le falta iniciativa política. Vamos, que es lo que se dice una mandada", apunta un diputado socialista. "A no ser que Zapatero siga depositando su confianza, como hasta ahora, en Vegara [secretario de Estado de Economía] y Javier Vallés [director de la Oficina Económica de La Moncloa], y ella se limite a dar la cara y ejecutar los planes que diseñen otros, la verdad es que el perfil de Salgado no parece el más adecuado para un puesto de tanta responsabilidad". 

Además de Rubalcaba, el otro gran valedor del previsible ascenso de Salgado ha sido el jefe de Gabinete de Zapatero, José Enrique Serrano, otro felipista recalcitrante -de hecho ejerció con González el mismo cargo que ocupa ahora-, con quien la futura vicepresidenta económica mantiene excelentes relaciones personales. Serrano, por cierto, podría abandonar su actual cometido para pasar a formar parte del nuevo Gobierno, según las fuentes consultadas, aunque nadie se atreve a pronosticar de qué cartera se haría cargo este incombustible fontanero de La Moncloa.

Un momento inoportuno

Se barruntaba que la remodelación del Gobierno iba a ser inminente, porque la gota malaya de los pésimos indicadores económicos hacía insostenible la continuidad de un Ejecutivo tan quemado como desorientado. Pero la crisis le ha estallado a Zapatero, que siempre ha presumido de manejar con precisión los tiempos políticos, en el momento más inoportuno: justo cuando estaba en Praga, a varios miles de kilómetros de Madrid -hasta mañana no regresará de Turquía, última etapa de su largo periplo europeo-, saboreando el almíbar propagandístico de su ansiada foto con Barak Obama.

No resulta difícil imaginar el enfado de Zapatero por la inoportuna filtración de los inminentes cambios en el Gobierno, que le van a robar buena parte -si no todo- del protagonismo que tenía asegurado tras su cita de 45 minutos con el presidente estadounidense, ayer en Praga. Hasta el punto de que algunas fuentes apuntaban que Zapatero podría retrasar la crisis hasta después de Semana Santa -con tiempo suficiente para meditar, durante su descanso en Doñana, el alcance y los nombres propios de la remodelación- en lugar de abordarla, como se especula, mañana mismo.

Pero si sorprendente puede considerarse el nombramiento de Salgado, no menos lo sería el de Manuel Chaves, también como vicepresidente, al frente de las relaciones con las comunidades autónomas, lo que supondría, en la práctica, la desaparición del Ministerio de Administraciones Públicas que hasta ahora ocupaba Salgado.

Chaves sería, junto a Salgado, Rubalcaba y Serrano, el cuarto felipista que, directa o indirectamente, sale claramente beneficiado de esta crisis de Gobierno. Una circunstancia que no pasó ayer inadvertida a algunos dirigentes socialistas, sobre todo los más jóvenes, porque Zapatero corre el riesgo de transmitir a la opinión pública la idea de que ni hay banquillo en el PSOE ni los tentáculos de González, como parecía, han sido amputados.

Blanco, a Fomento

El otro peso pesado en quien Zapatero parece confiar para salir de la crisis es el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, que, al menos de momento, seguiría compatibilizando su labor como número dos socialista con su nueva responsabilidad al frente de Fomento. Blanco, de esta forma, relevaría a una Magdalena Álvarez que, después de haber sobrevivido a más de un entierro político, parece que, esta vez sí, saldrá del Gobierno.

Las fuentes consultadas también dan por hecho que, además de impulsar esos nombramientos, Zapatero está decidido a reducir el número de ministerios, suprimiendo algunos a los que, como el de Beatriz Corredor, la recesión ha dejado prácticamente sin competencias. El Ministerio de Vivienda desaparecería, según esas fuentes, y sus competencias serían absorbidas por Economía.

Tal vez no siga el mismo camino el departamento de Bibiana Aído; y no precisamente por su carga de trabajo, sino porque eliminar el Ministerio de Igualdad al año de su creación sería para Zapatero tanto como reconocer que uno de sus proyectos estrella ha resultado un fiasco. 

Ni David Vegara, ni Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ni Joaquín Almunia, ni Miguel Sebastián... La gallega Elena Salgado, el tapado que no puede faltar en toda crisis de Gobierno que se precie, ha roto los pronósticos y será, con toda probabilidad, la nueva vicepresidenta del área económica en sustitución del hace tiempo amortizado Pedro Solbes, según adelantó ayer, en exclusiva nacional, este diario, a través de la crónica dominical de J. Cacho.