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Zapatero quiere ser como Bill Clinton
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ASPIRA A CONVERTIRSE EN REFERENTE MUNDIAL DE LA IZQUIERDA

Zapatero quiere ser como Bill Clinton

José Luis Rodríguez Zapatero quiere auparse al liderazgo global del pensamiento de izquierdas. Ser quien marca las pautas en esa corriente de pensamiento que durante la

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Zapatero quiere ser como Bill Clinton

José Luis Rodríguez Zapatero quiere auparse al liderazgo global del pensamiento de izquierdas. Ser quien marca las pautas en esa corriente de pensamiento que durante la última década han dirigido, sucesivamente, Bill Clinton y Tony Blair. A falta de otros referentes de peso y con una derecha que vuelve con fuerza al poder en la vieja Europa, al presidente español le ha llegado su momento. Si Obama y Hillary, claro está, se lo permiten.

El encargo parecía a todas luces un premio de consolación para quien había sido compañero de faenas políticas y ministro de Trabajo y Asuntos Sociales. Pero el encarguito de Zapatero a Jesús Caldera para que lidere la FAES socialista encierra el deseo del presidente de aumentar su influencia global. Al tiempo que le ofrece la posibilidad de renovar su discurso sin la necesidad de perder fuelle y morir de éxito. Caldera ya ha hecho sus primeros deberes y ayer presentó ante la Ejecutiva Federal la ponencia marco que centrará el 37 Congreso del partido del 4 y 6 de julio.

El cónclave es el punto de inflexión que se ha marcado Zapatero para tomar las riendas del socialismo internacional. El presidente piensa, tal y como expuso ante la Ejecutiva de su partido, que ante determinados problemas como el cambio de modelo productivo, los retos del cambio climático o los cambios sociales y demográficos, la izquierda está mejor preparada para ofrecer soluciones. Respuestas de altura a nivel mundial que sean a su vez, revulsivo del programa socialistas. Según explicó José Blanco, se trata de que el PSOE siga siendo la principal fuerza de cambio y renovación. “No queremos anquilosarnos en el Gobierno y que los ciudadanos nos envíen a renovarnos a la oposición. Queremos renovar nuestras ideas y proyectos mientras gobernamos, queremos cambiar a la misma velocidad que la sociedad española”.

Dicho y hecho. Objetivo: “adelantarse a los cambios que están por venir y proponer horizontes seductores de libertad y bienestar a todos los españoles”, según se recoge en la ponencia marco. En otras palabras, ser referentes. “El partido socialista lleva muchos años instalado en este enfoque de la política, siempre a la vanguardia, intentando transformar la sociedad en beneficio de la ciudadanía y, sobre todo, de lo que menos tienen. Somos progresistas, modernos, innovadores”, señala, en otro punto, la ponencia marco que ahora deben debatir y analizar la militancia del PSOE.

“El futuro no llega. Al futuro se llega”

El trabajo de Caldera de crear un gran tanque de ideas es, desde esta perspectiva y según se recoge en la ponencia un gran desafío. El de crear un “centro de referencia internacional del pensamiento socialista del siglo XXI”. El documento señala en este sentido que el PSOE tiene “la obligación de aumentar la exportación de pensamiento político ante la gran demanda existente en el entorno internacional de políticas que están siendo aplicadas en nuestro país por un gobierno socialista y que están siendo ejemplo fuera de nuestras fronteras”.

“El futuro no llega. Al futuro se llega. Y gana el futuro quien es capaz de prepararlo, quien es capaz de influir en el perfil que dibuja ese futuro”, concluye la ponencia. “Es la acción o la inacción política la que es capaz de prefigurarlo. Son los logros materiales, los avances individuales y los proyectos colectivos los que determinan su contenido”. Zapatero se lanza, pues, a por la izquierda mundial, casi huérfana de referentes y marca discurso antes de que un posible triunfo demócrata en Estados Unidos le robe protagonismo. “Los socialistas nacimos internacionalistas y estamos más preparados que nadie para ser globales. Nuestros valores lo son. Y lo han sido y son nuestras políticas”.

José Luis Rodríguez Zapatero quiere auparse al liderazgo global del pensamiento de izquierdas. Ser quien marca las pautas en esa corriente de pensamiento que durante la última década han dirigido, sucesivamente, Bill Clinton y Tony Blair. A falta de otros referentes de peso y con una derecha que vuelve con fuerza al poder en la vieja Europa, al presidente español le ha llegado su momento. Si Obama y Hillary, claro está, se lo permiten.

Jesús Caldera