La CNMC evita la pelea con Ribera y acepta la pérdida de poder en favor de la nueva CNE

La Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) ha evitado entrar en polémicas con el Ministerio para la Transición Ecológica de Teresa Ribera y finalmente ha avalado el plan del Gobierno para el regreso de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), que aglutine las competencias en la materia ahora en manos del regulador integrado desde 2013.

Según fuentes próximas a las deliberaciones, el pleno del consejo ha votado a favor del Informe de Propuesta Normativa sobre el Anteproyecto de Ley de restablecimiento de la Comisión Nacional de la Energía. Aunque no hubo unanimidad, el IPN ha sido aprobado por amplia mayoría, señalan varias fuentes al tanto del mismo consultadas por este medio. Desde la CNMC no han hecho comentarios.

Tras aprobarse el anteproyecto de restablecimiento de la CNE el pasado 20 de febrero por el Consejo de Ministros, este fue enviado a la CNMC para su consulta y posteriormente se hará lo mismo con el Consejo de Estado. Finalizados estos trámites y remitidos sendos informes al Ministerio para la Transición Ecológica, volverá al Consejo de Ministros para que apruebe el proyecto de ley y lo remita a las cortes, donde se tramitará para su aprobación definitiva.

La CNMC fue muy crítica tras conocer la idea del Gobierno de restablecer la CNE, ya que consideraba que el organismo regulado, con competencia y los sectores regulados bajo el mismo paraguas, funcionaba mejor. Un planteamiento apoyado por la exvicepresidenta primera, Nadia Calviño. El criterio de la actual presidenta del BEI finalmente pesó menos que el de Ribera sobre Moncloa.

Tras confirmar el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, su deseo de escindir las competencias energéticas en su discurso de investidura, la institución presidida por Cani Fernández entendió que esta era una decisión política que emanaba del parlamento y que la institución es un organismo técnico que no debía ir contra dicha voluntad.

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Eso se confirma ahora que los consejeros de la CNMC han apoyado dicha propuesta. Más allá de las posturas que técnicamente defienda cada uno, han entendido que, si esa era la voluntad del Gobierno, no sirve ir contra ella. Más ahora, con Calviño fuera del Gobierno. Hay expertos sectoriales, sin embargo, que defienden el modelo separado en varios reguladores, algo que ocurre en muchos países de Europa. La nueva CNE asumirá las competencias energéticas de la actual CNMC. Su diseño se compondrá de un presidente y siete consejeros.

Ahora, la CNMC se limita a hacer recomendaciones y matices técnicos, que sirvan para hacer la escisión. Para ello, propondrá la creación de una comisión paritaria entre ambas instituciones que sea capaz de articular la separación. Por ejemplo, con lo que tiene que ver con los inmuebles. El proyecto de creación de la CNE pide que el inmueble donde se ubica actualmente la CNMC vuelva a su dominio, como ocurría hasta 2013. Para ello, se hacen recomendaciones que permitan que dicho traspaso se pueda hacer de la forma más operativa, ya que la CNMC dejaría el inmueble de Alcalá y se ubicaría en el contiguo de la calle Barquillo, ambos en el centro de Madrid. Las cuestiones de discrepancias dentro del pleno de la CNMC, señalan los consultados, son de ámbito técnico y no entran a juzgar la filosofía de este proyecto normativo.

Al albur de la inestabilidad política

Con el plácet de la CNMC y previsiblemente en breve el del Consejo de Estado, el Gobierno se enfrenta al paso más difícil para la vuelta de esta institución y es el paso por las cortes generales. En primer lugar, el Ejecutivo deberá articular técnicamente cómo habilita presupuestariamente la institución, ahora que se conoce que no habrá nuevos presupuestos para 2024 y estos han sido prorrogados. No obstante, las fuentes consultadas señalan que se podría dotar de una partida extraordinaria en algún otro proyecto de ley que apruebe el Gobierno.

El problema que ven los conocedores de este plan es el calendario político. Con el ciclo actual de elecciones (vascas, catalanas y europeas) creen que se ralentizará el trabajo en el Congreso y el Senado. Y ahora está por ver cómo logra el Gobierno salir con todos los apoyos tras los comicios de los próximos meses. Con todo, no creen que antes de final de año se pueda poner en marcha la nueva CNE, que el Gobierno quiere dar salida cuanto antes. La cuestión no es baladí ya que sus competencias son clave para dictaminar la retribución de todas las redes eléctricas y gasistas, un coste importante de la factura de luz y gas.

El deseo del Ejecutivo es que la sede de la institución esté en Madrid. Sin embargo, en el último momento, el Gobierno decidió retirar esta referencia del borrador, lo que abre la puerta a que alguno de sus socios pueda pedir que se lleve fuera de la capital.