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El dilema de la cúpula de Unicaja: seguir el modelo Sabadell, Bankinter o Ibercaja
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El dilema de la cúpula de Unicaja: seguir el modelo Sabadell, Bankinter o Ibercaja

La entidad andaluza debe decidir en los próximos meses cuál es su sistema de gobernanza del futuro con el BCE siguiendo de cerca todos sus pasos

Foto: Sede de Unicaja en Málaga. (EFE/Jorge Zapata)
Sede de Unicaja en Málaga. (EFE/Jorge Zapata)
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Unicaja Banco tiene delante un papel en blanco en el cual debe dibujar en los próximos meses cómo será su cúpula a partir de ahora. La entidad malagueña tiene el reto de dejar atrás su crisis de gobernanza y conseguir que el nuevo equipo levante la actividad comercial, que ha sufrido altibajos debido a la fusión.

El consejo de este grupo ya tiene claro los primeros pasos que tiene quedar: buscar un nuevo consejero delegado tras la renuncia de Manuel Menéndez y retirar las funciones ejecutivas a su actual presidente, Manuel Azuaga, antes de agosto. La letra pequeña de estas decisiones marcarán por qué modelo de gobernanza opta la entidad a medio y largo plazo.

Foto: Manuel Azuaga (i), presidente de Unicaja Banco, Manuel Menéndez (c), CEO de Uninicaja Banco, y Braulio Medel (d), expresidente de la Fundación Unicaja. (EC)

Una de las primeras determinaciones que deberá tomar la Comisión de Nombramientos es si el nuevo CEO es de la casa o llega de fuera. Hasta el día de hoy, solo ha habido el caso de una entidad que ha apostado por un externo, Banco Sabadell, con César González-Bueno, en un proceso que llegó impuesto por el Banco Central Europeo (BCE) en un momento de inestabilidad por el covid.

El resto de cambios de consejero delegado que ha habido en España en los últimos años siempre se han hecho con hombres de dentro: Héctor Grisi en Santander, Onur Genç en BBVA o Eduardo Ruiz de Gordejuela en Kutxabank.

placeholder El consejero delegado del Banco Sabadell, César González-Bueno. (EFE/Alejandro García)
El consejero delegado del Banco Sabadell, César González-Bueno. (EFE/Alejandro García)

La elección de un CEO interno o externo tiene sus implicaciones positivas y negativas para la entidad. Uno de fuera aportaría ideas nuevas, pero tiene el riesgo de que desconoce la entidad y que el nivel de sueldos de Unicaja es bajo para la media del sector. En el caso de uno que esté ya en el banco, daría más estabilidad, pero sería percibido externamente como una apuesta menos sofisticada.

Una u otra decisión marcará el resto. En caso de que sea externo, el mercado y el supervisor entenderían sin objeciones su encaje con Azuaga, cuyo mandato expira en 2025. En caso de que sea interno, el BCE podría sugerir que el puesto de presidente sea ocupado por un consejero independiente, según fuentes próximas al supervisor consultadas por este medio. Este deseo no es algo exclusivo a Unicaja, ya que la institución lleva empujando a ello a todo el sector, de momento sin gran éxito. Tan solo han conseguido de momento que algunas presidencias pasen a ser no ejecutivas, como en Sabadell e Ibercaja.

La difícil vía vasca

Se abren, de este modo, dos posibles caminos. El primero, que Unicaja hiciera un guiño al supervisor y optara por un modelo como el de Bankinter, en el que el día a día recae sobre la consejera delegada, María Dolores Dancausa, y el presidente, Pedro Guerrero, tiene vocación de independiente. Con los matices de que lleva ya en el cargo más de dos décadas, por lo que tiene la consideración de externo, y que esta entidad tiene, además, un vicepresidente ejecutivo, Alfonso Botín, que representa al mayor accionista (Cartival).

El segundo camino sería que el grupo defendiera ante el supervisor seguir el modelo de Ibercaja, entidad en la que los dos primeros cargos están ocupados por profesionales que han hecho carrera en el banco y nombrados por su principal accionista: Francisco Serrano (presidente no ejecutivo y dominical) y Víctor Iglesias (CEO).

placeholder El presidente de Kutxabank, Antón Arriola. (EFE/Miguel Toña)
El presidente de Kutxabank, Antón Arriola. (EFE/Miguel Toña)

Totalmente inalcanzable por los pactos de fusión sería alcanzar el ejemplo de Kutxabank, en la que su presidente, Antón Arriola, es ejecutivo, con Ruiz de Gordejuela como CEO. Junto a Santander, BBVA, Abanca y CaixaBank, son los únicos bancos que mantienen la excepción ibérica de presidencias ejecutivas, que tanto critican en Fráncfort.

Con el ejemplo de Ibercaja, Azuaga conviviría con un consejero delegado de la casa como número dos. Pero este camino podría ser más tortuoso por la posición del supervisor, que ve diferencias por el hecho de que Unicaja cotiza en bolsa, al contrario que Kutxabank e Ibercaja, y que su principal accionista, la Fundación Unicaja, tiene un menor porcentaje del capital (30%) que la BBK (57%) y la de Ibercaja (87%). A esto se suma que el supervisor lleva pidiendo más de un año que Unicaja tenga siete independientes, frente a los seis actuales cuando se repongan las últimas salidas. El grupo malagueño se enfrenta, de este modo, a un reto importante en los próximos meses.

Unicaja Banco tiene delante un papel en blanco en el cual debe dibujar en los próximos meses cómo será su cúpula a partir de ahora. La entidad malagueña tiene el reto de dejar atrás su crisis de gobernanza y conseguir que el nuevo equipo levante la actividad comercial, que ha sufrido altibajos debido a la fusión.

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