Apertura de peón de rey de Junqueras en el pulmón de Fira de Barcelona

Fira 2000 no es Fira de Barcelona. Pero Fira 2000 es el pulmón de Fira de Barcelona. Fira 2000 es el propietario de los terrenos, remodela las ampliaciones y pone las bases para que salones como el Mobile World Congress puedan seguir creciendo. El presidente de ERC Oriol Junqueras ha hecho una curiosa apertura de peón y ha colocado al frente de Fira 2000 a un hombre de su confianza, David Poudevida como nuevo director general de Fira 2000, una empresa con unos fondos propios de 222 millones y donde siempre había ido todo como una balsa de aceite. Hasta ahora, en que el aterrizaje del protegido de Junqueras ha sido más bien accidentado.

En Fira 2000 las decisiones se tomaban por consenso. Hasta ahora. El principal accionista es la Generalitat, que cuenta con el 50,3% y es la que asume el grueso de las pérdidas. Sin embargo, la Generalitat nunca ejercía el poder que le daba esta mayoría en el consejo. Desde la época en que era conseller de Obras Públicas, Josep Maria Cullell, en la era dorada del pujolismo, cuando se crea Fira 2000, decisiones como el nombramiento del director general eran tranquilas y se consensuaban con el resto de socios: el Ayuntamiento de Barcelona, el Ayuntamiento de L’Hospitalet y la Cámara de Comercio. De nuevo, hasta ahora.

Las tres entidades pidieron un cambio del orden del día cuando vieron que se sometía a votación el nombramiento de Poudevida La Generalitat se negó ejerciendo su mayoría. Fuentes cercanas a la Fira de Barcelona explican que su presidente, Pau Relat se alineó con los ayuntamientos, pero cuando intentó que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, pacificase las aguas, fracasó en el intento. Aragonès se lavó las manos dando a entender que un poder superior, Oriol Junqueras, avalaba el movimiento, según explican fuentes empresariales conocedoras de estos contactos. Poudevida había sido delegado de la Generalitat en Argentina durante tres años. Antes fue director de comunicación y marketing de los supermercados Bon Preu.

Al final, David Poudevida llegó a la dirección general de Fira 2000, según adelantó esta semana La Vanguardia. En contra de su nombramiento votaron tanto la Cámara de Comercio de Barcelona, en abierta mala relación con la Generalitat en este momento, como los ayuntamientos de Barcelona y L’Hospitalet. El consenso histórico voló por los aires y todavía no se entiende el motivo de fondo. Portavoces de la conselleria han explicado que el relevo en Fira 2000 ha sido algo normal, que Poudevida tiene un currículum perfecto para este cargo, que se informó al resto de socios de manera previa y que tras cuatro meses del nuevo ejecutivo este tipo de decisiones entran dentro de lo esperable. Sobre la relación entre Poudevida y Junqueras aseguran que no les consta.

El perfil del saliente

En esta crisis inesperada hay que tener en cuenta el perfil del saliente. Joaquim Ferrer era el típico cargo convergente de toda la vida. Tan típico que seguía afiliado al PDeCAT y no hizo el salto a JxCAT, algo no tan raro como podría parecer. Lo había nombrado Jaume Giró, cuando era conseller de Economía. Ferrer había gestionado la marcha de Porcelanosa, para poder derribar su edificios y hacer un nuevo pabellón de 60.000 m² clave para la ampliación de la Fira. Consiguió financiación del BEI esa misma expansión de la entidad por valor de 110 millones. Ferrer se entendía bien con Pau Relat y la Fira funcionaba de forma automática gracias a esa correa de transmisión bien engrasada.

La ampliación de Fira de Barcelona, que tutelará Fira 2000, implicará un importante volumen de concesiones y contratos públicos. Una manera de influir de manera indirecta en constructoras y empresas de servicios que ahora quedará en manos de ERC que además los republicanos han precipitado de una manera un tanto abrupta a las puertas de las municipales.

* Si no ves correctamente este formulario, haz click aquí

En la Cámara de Comercio la imposición ha sentado especialmente mal cuando a ellos se les obligó a buscar consenso para nombrar a los nuevos consejos, la Cámara quería colocar a dos personas de su cuerda en el consejo de Fira y tuvieron que contentarse con la empresaria Anna Navarro Schlegel. Aquí se llegó a un acuerdo, aunque se puso de manifiesto la debilidad de la Cámara, que preside Mònica Roca. Roca y su equipo no entienden esta doble vara de medir y lo han interiorizado como un agravio más por parte de una Generalitat ahora en manos de ERC.

Otras claves

Es evidente que cuando Giró hizo el cambio no se produjo en el clima de hostilidad que se ha vivido ahora. Tampoco se prevé grandes cambios, al contrario. Fuentes del sector de las ferias en Barcelona prevén que la gestión de Poudevida esté marcada por el continuismo con lo que ya había hecho Ferrer. En realidad, Fira 2000 es como una gran inmobiliaria, tampoco hay tanto margen para poder desplegar nuevas políticas.

Fira 2000 ha unido a la independentista Mònica Roca con la españolista Núria Marín

La situación creada ha sido tan inusual que, ahora que tanto se habla del fin de la política de bloques en Cataluña, algo así se ha vivido en el seno de Fira 2000: la muy independentista Mònica Roca votando en el mismo sentido que la muy española Núria Marín, la alcaldesa de L’Hospitalet. Un voto de protesta contra la imposición del protegido de Junqueras.

Declive de la Cámara

Tras estos movimientos se encuentra un cierto declive de la Cámara de Comercio de Barcelona y que no es imputable a la actual dirección nacida de la candidatura soberanista Eines de País. Cuando nació Fira 2000, la Generalitat tenía un 33%, lo mismo que la Cámara y los dos ayuntamientos. Se partía, por tanto, de un sistema de equilibrios que requería consensos Pero la Cámara empezó a debilitarse por cambios coyunturales –el final de las cuotas empresariales– malas decisiones empresariales –la participación en la aventura de Spanair– y el cambio del entorno económico. De manera que no podía acudir a las sucesivas ampliaciones de capital. Como muchas veces que falla el capital privado, el recursos fue cubierto por fondos públicos. En este caso de la propia Generalitat, que de manera paulatina fue pasando de tener el 33% hasta su participación actual, por encima del 50%. Y es justo esa posición la que le permite ahora imponer al director general. No se había hecho porque hasta ahora primaba una cortesía. Ya no es así. Ahora el dinero manda. Y Oriol Junqueras también, claro.