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Indra, Prisa y Mediaset: la letra pequeña del 'terrible' Oughourlian
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Indra, Prisa y Mediaset: la letra pequeña del 'terrible' Oughourlian

La triangulación entre Prisa-Indra-Moncloa forma parte del riesgo que Oughourlian ha asumido, aunque nunca conozcamos cómo ha funcionado la tramoya

Foto: Joseph Oughourlian.
Joseph Oughourlian.
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Joseph Oughourlian se ha puesto él solito bajo los focos. Su irrupción en el capital de Indra, donde el 'holding' público SEPI es accionista de referencia, para erigirse como ariete que deshiciera la mayoría de control formada por los consejeros independientes, ha sido el broche necesario para ser etiquetado como el aliado capitalista de Pedro Sánchez. De poco ha servido lo declarado en su primera entrevista publicada en diciembre de 2020 en el diario 'El País' cuando ejercía como presidente interino de Prisa, de la que es máximo accionista: "No he invertido 300 millones para poder hacer favores al Gobierno".

Sin embargo, el financiero franco-libanés está dispuesto a cargar con esa percepción, simplista para algunos, grosera para otros. Lo cierto es que pese a su condición de inversor activista, su estilo no se ha caracterizado por el nivel de exposición actual. Con casi veinte años de trayectoria en el mercado español, casi la mitad ya bajo la marca Amber Capital, sus formas de hacer dinero son de sobra conocidas por el 'establishment' corporativo español. ¿Puede un gestor meticuloso y calculador como él, escrupuloso en la estrategia, firme en la ejecución, pero diplomático en las formas, triturar sus credenciales con una sola operación?

Invertir en Indra ahora puede ser una oportunidad. La tecnológica española cotiza casi al mismo precio que hace siete años, cuando Fernando Abril Martorell y Javier Lázaro, reconocida como una de las mejores duplas gestoras del mercado, se echaron a la espalda la reestructuración de la compañía, como hicieron antes en la quebrada Prisa. Sin embargo, pese a estar saneada y a la coyuntura favorable para todas las compañías con intereses en el sector de Defensa, los inversores no le han reconocido todavía el mismo valor (o potencial) que a sus pares europeos, como la francesa Thales o la alemana Hensoldt.

Foto: Sede de Prisa en Gran Vía, Madrid. (EFE)

Nadie ha puesto el grito en el cielo porque Oughourlian crea la tesis en torno a Indra, si no por las maneras con las que su participación ha sido decisiva para cesar de golpe a cinco consejeros independientes (en total han salido siete). Nadie ha recordado, sin embargo, que algo parecido ocurrió en la propia Prisa a finales de 2017, cuando Amber Capital, que ya era inversor de referencia con casi con el 20%, apostó a que un cambio en la vieja gerencia del grupo de medios, con Juan Luis Cebrián a la cabeza, serviría para ejecutar un nuevo plan de negocio de más valor para los accionistas. Entonces, la osadía del francés fue alabada.

Prisa había perdido más de un 90% de su valor en bolsa durante la presidencia de 'Janli' (2012-18). Además de Oughourlian, en el capital del grupo estaban pillados Telefónica, La Caixa y Banco Santander. Aquel sonado relevo en noviembre de 2017, que terminó con el trampantojo de Manuel Polanco (hijo del fundador Jesús Polanco) como presidente, dio pie a una profunda renovación del consejo de administración, con el cese en bloque de cinco consejeros independientes (vinculados al anterior mandato) y el nombramiento de otros tantos nuevos: Javier Monzón, Javier de Jaime, Francisco Gil, Sonia Dulá y Javier Gómez Navarro.

Pocos descalificaron la legitimidad de los cambios, ni se acusó de concertación a los accionistas/acreedores de referencia de Prisa, ni tampoco se vinculó la configuración de una nueva mayoría de control a la voluntad de Mariano Rajoy, entonces presidente del Gobierno. Sin embargo, aquel movimiento, que en realidad culminaría con la llegada de Monzón a la presidencia un año después, sirvió de aprendizaje para Oughourlian. El activismo a la española no funciona exactamente igual que en los mercados genuinamente anglosajones o en el francés, donde sí controla el mapa de las relaciones de poder.

Foto: Sede de Indra. (EFE/Luis Millán)

Esa curva de aprendizaje le ha costado mucho tiempo y dinero. Oughourlian entró en Prisa a finales de 2014 con un ticket del 3%, aprovechando los mínimos históricos en bolsa, cuando capitalizaba 'solo' 600 millones. Había hecho lo mismo en Cie Automotive y Ence. Comprar abajo para vender con la recuperación del ciclo económico, una ola que debería haber respaldado también a su apuesta por el grupo de medios. Sin embargo, casi diez años después, sigue atrapado y más expuesto, sobre todo tras comprar la posición a uno de los inversores de Amber, lo que hace que más de la mitad del 29% sea suyo de forma indirecta y con minusvalías millonarias.

Todo este relato, apoyado en testimonios de personas de su entorno, contextualiza la deriva del financiero galo. Ha ganado mucho dinero en bolsa española, sobre todo en los años previos a la crisis financiera, pero desde la caída de Lehman Brothers, donde tenía exposición, su carrera se ha ceñido a una boutique activista (más de 1.000 millones bajo gestión) en busca de transacciones donde su rol precipite cambios en la estrategia o en los equipos gestores, como pretende hacer en Indra facilitando una nueva mayoría al presidente Marc Murtra. Es un patrón que ya ha ejecutado con éxito antes, aunque el ejemplo más reciente y sonado es Lagardere.

Este manual no ha servido todavía en Prisa, donde negocios y poder cohabitan en la cuenta de resultados. Oughourlian necesita poner en valor su 29% y ha vendido en persona su hoja de ruta ante quien ha considerado necesario, incluido el propio Pedro Sánchez como inquilino del Palacio de la Moncloa, tras convencerse de que la dupla Monzón-Mirat, que rescataron a viejas glorias como Augusto Delkader, Daniel Gavela o Sol Gallego Díaz, tampoco era útil para cumplir su único objetivo: recuperar el dinero invertido. Para ese viaje, reposicionamiento editorial incluido, ha subcontratado los servicios de los Migueles (Barroso y Contreras).

Foto: The mediaset headquarters is seen ahead of the commercial broadcaster's annual general meeting in cologno monzese

La triangulación entre Prisa-Indra-Moncloa forma parte del riesgo que Oughourlian ha asumido, aunque nunca conozcamos cómo ha funcionado la tramoya. Lo cierto es que su acción ha desbloqueado la gobernanza de la tecnológica sin cirugía, resolviendo lo que Murtra fue incapaz de resolver durante un año. El de Amber, que ya ganó un pulso al Santander por cuenta propia, no ha temblado para cuestionar a Terol (doce años consejero de Indra y cuñado de otra independiente), ni para cesar al empresario mexicano Roberto Alcántara como consejero de Prisa, donde ha estado casi año y medio sin participar en las reuniones del órgano de gobierno.

Todos estos frentes abiertos, cuando empieza a calar un horizonte político de cambio entre las élites financieras, es lo que más despista de la agresiva puesta en escena de Oughourlian, que ha pasado de reconocido 'enfant terrible' de la bolsa española a lacayo de la Moncloa en solo doce meses. Hasta su irrupción en el capital de Mediaset, propio de una estrategia 'event driven' para aprovechar la ineficiencia en la oferta de la matriz de Berlusconi, ha dado pie a interpretaciones retorcidas. Hay un nuevo villano en la corte del Ibex y el protagonista, lejos de importarle, está dispuesto a cargar con ese peaje si es una herramienta para lograr su fin.

Joseph Oughourlian se ha puesto él solito bajo los focos. Su irrupción en el capital de Indra, donde el 'holding' público SEPI es accionista de referencia, para erigirse como ariete que deshiciera la mayoría de control formada por los consejeros independientes, ha sido el broche necesario para ser etiquetado como el aliado capitalista de Pedro Sánchez. De poco ha servido lo declarado en su primera entrevista publicada en diciembre de 2020 en el diario 'El País' cuando ejercía como presidente interino de Prisa, de la que es máximo accionista: "No he invertido 300 millones para poder hacer favores al Gobierno".

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