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Este gaditano triunfa exportando hormigas a cien países: "El Black Friday fue una locura"
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Este gaditano triunfa exportando hormigas a cien países: "El Black Friday fue una locura"

Roberto Huertas es el jefe de Anthouse, una tienda y fábrica 'online' que vende hormigas y terrarios para cría desde una nave situada en un pequeño pueblo andaluz

Foto: Roberto Huerta con una de sus hormigas reina. (Guillermo Cid)
Roberto Huerta con una de sus hormigas reina. (Guillermo Cid)

A la entrada de Trebujena, un pequeño municipio en la frontera de Cádiz y Sevilla, hay un monumento dedicado a la industria local por excelencia: el vino. La figura muestra dos manos que recogen un racimo de las uvas que han puesto este enclave en el mapa. Pero, si de dar a conocer el nombre de la localidad se refiere, puede que dentro de poco haya que añadir a esa escultura otra tan diferente como simbólica del sitio: una hormiga. Allí, en un pueblo de poco más de 5.000 habitantes, crece una empresa convertida en multinacional puntera de su sector, la venta de hormigueros ornamentales y la cría de estos insectos. La campiña gaditana es la base de Anthouse, un proyecto que empezó con pequeños pedidos para aficionados y ahora es proveedor de otras tiendas, tiene fábrica propia e inventos patentados en un mundo moda gracias a internet.

Si se pasa por este apartado lugar, no hay nada que te indique su papel protagonista en el mundo de las hormigas. Ni siquiera la propia compañía parece querer dar una idea de su existencia, como si prefiriera seguir oculta. Y en parte es un poco así, "es que he tenido que poner carteles de 'no pasar' porque se me cuela la gente en la fábrica a hacer fotos, lo de las hormigas llama mucho la atención", señala Roberto Huerta, fundador, jefe y figura detrás de Anthouse al recibir a El Confidencial. Él lo es todo en la empresa y ahora se encuentra con la nave a tope, trabajando de cara a Navidad y dando los últimos coletazos del Black Friday. "Ahí quedan aún unas cuantas cajas de esa fecha que van para Estados Unidos. Ahora estamos un poco más tranquilos, pero fue una locura".

Foto: Foto: Unsplash.

Huerta y su empresa son uno de los mejores ejemplos a nivel global de la locura por la mirmecología que ha explotado en internet, llegando incluso a atraer, como contaban en un artículo en la revista 'National Geographic', a los propios investigadores relacionados con esta rama de la entomología que acuden a los aficionados a las hormigas para que los ayuden en sus estudios e, incluso, les piden consejos para manejar sus colonias. La red, sobre todo en los últimos años, ha sido el escondite perfecto para todo tipo de aficiones de nicho, pequeñas comunidades como se les conoce ahora, que, gracias a la comunicación en línea, se conectan y se apoyan de forma orgánica y las hormigas no han pasado de largo.

Los terrarios de estos animales como decoración han vivido diferentes momentos de auge en el pasado al estilo de las peceras, sobre todo en países como EEUU, pero nada comparado con lo que ha conseguido la red (y más tras la pandemia). Los foros sobre su crianza se multiplican, hay vídeos, canales, libros, 'influencers' que se saben hasta el más mínimo detalle de las más de 10.000 especies diferentes de este himenóptero y lo muestran incluso en TikTok, eventos, congresos... Todo un negocio detrás que Anthouse explota como pocos.

placeholder Huerta levantando uno de los hormigueros que fabrica. (G. C.)
Huerta levantando uno de los hormigueros que fabrica. (G. C.)

Creciendo sin alardear ni volverse locos, como deja claro el propio Huerta, estos gaditanos han pasado de una tienda 'online' hecha por él mismo (informático de formación) en 2008 tras ver el interés de un foro también levantado con su firma, a una fábrica con 14 empleados estables (el pico del covid les obligó a ampliar la plantilla en dos personas y han llegado a contar con 21 en determinados momentos) y unas cifras de negocio que, aunque el dueño prefiere no dar números, asegura que mueve "miles de pedidos", le da para vivir y ser feliz. "Yo ya no pido más. Me gusta mi negocio, me gustan las hormigas desde pequeñito y encima damos trabajo en una zona deprimida con una compañía con producción propia totalmente española y que reparte a más de 100 países. ¿Qué más quieres?".

Basta darse una vuelta por su nave e, incluso, por su tienda 'online' para darse cuenta de cómo ha crecido este mundo. En su porfolio hay más de 200 modelos de hormigueros cuyos precios van de 10 a 100 euros e, incluso, cuenta con algunos realizados con motivos especiales como algunos dedicados a Star Wars o Among Us, que ellos mismos diseñan, prueban y desarrollan. Pero su mundo va mucho más allá. En su web vende también libros de distintos autores sobre hormigas, más de 20 especies que se ofrecen de forma gratuita por cada pedido (una colonia o una reina por pedido), algunos otros insectos y 'merchandising' que va desde un calendario a camisetas o figuritas. "Es que estos mundos son muy especiales y frikis, al que le gusta lo vive de verdad".

placeholder Máquinas de impresión 3D funcionando en la fábrica de Anthouse. (G. C.)
Máquinas de impresión 3D funcionando en la fábrica de Anthouse. (G. C.)

Para sostener todo eso, en la nave, Huerta tiene estanterías llenas de productos propios y algunos comprados, más de 30 máquinas de impresión trabajando sin parar para crear todo tipo de piezas para los terrarios que luego van ensamblando y su inversión se dispara en otro de los espacios. En una de las salas incluso cuentan con varias máquinas de corte de metacrilato (unos 300.000 euros de coste calcula Huerta) que maneja un especialista y en la que también prueban sus proyectos de I+D. "Hazle una foto a estos modelos, aquí estamos pensando cómo hacer la puerta si con la apertura arriba del metacrilato o a un lado".

El salto con 'cameo' en 'El hormiguero'

Parte del mérito de Anthouse es que es un ejemplo extremo de negocio pionero. Este jerezano de nacimiento y trebujenero de adopción vio claro el nicho antes que la mayoría (montó en 2003 el foro lamarabunta.org que ahora mismo tiene más de 9.500 miembros y 353.000 mensajes) y supo levantar un modelo de la nada. Ahora, disfruta de su posición con un sector que ha llegado a su madurez y sus números cuadran, pero todo o casi se lo han inventado ellos, sin lugar en el que fijarse, ni nadie que confiase en ellos fuera de su comunidad. "Incluso ahora sigue costando encontrar personal cualificado, cuando oyen lo de las hormigas mucha gente sale corriendo, se creen que es un chiringuito. Pero, bueno, nosotros somos muy claros y ahí está nuestro trabajo", añade.

Huerta también tuvo sus momentos de dudas, pero es, como tantos otros, hijo de la crisis de 2008. En ese momento trabajaba como informático en Jerez, pero el golpe fue tan duro que el empresario le dijo que solo le podría pagar las últimas nóminas en piezas. Así que cogió el dinero del paro y arriesgó tirando de su 'hobby' y de la comunidad que había creado. "La gente me pedía por el foro los hormigueros para sus hijos y demás, así que pensé que quizás un negocio sobre esto podía funcionar". Empezó tirando de familiares más cercanos y, gracias al trabajo, y a la suerte (aclara Huerta), no pararon de crecer. "Solo un año después nos llamaron de 'El hormiguero', que querían lanzar un hormiguero propio de los de gel, sencillos para niños, y se lo hicimos. Lo vendieron por todas las grandes superficies y fue un espaldarazo tremendo cuando estábamos empezando".

placeholder El Halcón Milenario de Star Wars versión terrero. (G. C.)
El Halcón Milenario de Star Wars versión terrero. (G. C.)

Reinvirtió todo lo ganado con ese golpe de suerte para hacer crecer su negocio y ha seguido dedicando gran parte de las ganancias a ese cometido, enfocados siempre en la red. Además de su propia tienda 'online', tiene un gran espacio en plataformas como eBay o Amazon y se ha convertido en fabricante y proveedor, adelantándose incluso a la ahora soñada reindustrialización. "Ni una de nuestras piezas es china, todos los materiales son españoles. La mayoría, como el filamento que ves de las máquinas 3D, o el metacrilato, viene de Cataluña, pero también hacemos hormigueros de muchos otros materiales", comenta Huerta.

"Ahora tengo aquí unos 82 paquetes que la gente me ha pedido que le guarde por el miedo al desabastecimiento en Navidad, y mira que les digo que eso a nosotros no nos pasa, que nosotros no fabricamos fuera", comenta el inquieto gaditano, que ha surfeado la pandemia con ventaja en todas las fases. El estar encerrados llevó a muchos padres a interesarse por estos hormigueros para encontrar nuevos pasatiempos, y ese interés se ha quedado en el ambiente. Ampliaron la plantilla con la desescalada y dos puestos se han quedado desde entonces. Otra "suerte" que intentaron convertir en una mejora empresarial.

placeholder Dos de los modelos que están probando ahora. (G. C.)
Dos de los modelos que están probando ahora. (G. C.)

A sus 42 años, Huerta es todo una eminencia de mirmecología 'amateur' y se nota la madurez del negocio. Sus hormigueros, y sus hormigas gaditanas, llegan a toda Europa en desarrollos propios "la forma de mantener a las hormigas a baja temperatura también es un invento nuestro", manda estas construcciones a EEUU (no permiten el envío de hormigas vivas y tampoco podrían llegar vivas) e incluso prepara fletes para lugares como Australia que luego son desinfectados a su llegada a Oceanía. "Hemos ido aprendiendo y mejorando sobre la marcha. Ahora nos llaman hasta de tiendas para que seamos sus mayoristas y clientes superfieles con un trato casi personal".

Su público, comenta Huerta, suelen ser padres de niños que quieren regalarles algo diferente, pero también incluye cada vez más verdaderos fans de estos insectos, adultos que quieren recuperar una afición pasada o gente que descubre por internet este mundo. Y las hormigas que más se piden son las comunes en España 'Messor barbarus', que se caracterizan por ser buenas para principiantes y ser recolectoras de semillas. Eso sí, mantienen ese principio por la divulgación y el conocimiento pidiendo que leas los libros que ellos mismos venden y te informes bien antes de lanzarte a probar con una colonia. "Son como una pequeña sociedad, por eso son tan interesantes. De ahí que también colaboremos con colegios y demás, porque pueden enseñar más con esto que con un conejo o una pecera".

Hormigas reina

La tienda de Huerta es una imagen perfecta de cómo las hormigas se han convertido en una de las modas que seguramente no esperabas, pero que demuestran que en internet todo es posible, sin embargo, no es el único. Nuestro país juega un papel importante en todo el esplendor de la mirmecología 'amateur' y, además de Anthouse, hay casos como el del 'youtuber' del canal El Mundo de las hormigas que, aunque ahora ha dejado algo de lado el canal, acumula más de un millón de seguidores, y no es el único.

Términos como 'hormigas' acumulan más de 158 millones de visualizaciones en TikTok y en inglés, 'ants', sube hasta los 1.000 millones. Allí destaca el español El Reino de las hormigas, con casi 500.000 seguidores, aunque el número uno global en la red es Antscanada, con casi cinco millones de suscriptores solo en YouTube y vídeos que alcanzan los 40 millones de visualizaciones mostrando cómo sus hormigas intentan escaparse de su hormiguero como si de una película de Hollywood se tratase. Tras el canal está Mike Bustos, un cantante filipino-canadiense que ha inspirado incluso a niños para que se metan en este nuevo mundo de las colonias.

Lo más curioso y que une a gente como Huerta o Bustos es que todos ellos son fans de las hormigas que, como sus queridos animales, han ido convirtiéndose en las propias 'hormigas reinas' de sus entornos para extender las colonias de fanáticos de nación en nación apoyados por la red de túneles ocultos, pero comunicados, que es internet. John Ye es otro ejemplo de ello. Este joven asiático se hizo famoso en 2020 por montar la primera tienda física de hormigas en Singapur. Su historia, como se lee en medios locales como CNA no es muy diferente de la del emprendedor jerezano, aunque con una pequeña diferencia: Ye es una nueva generación, de los que descubrieron este mundo en internet y ahora se lanzan a difundir la palabra.

Esta nueva generación tiene ejemplos de los que beber como Anthouse y modelos que seguir, aunque uno también se cansa de liderar siempre, como comenta Huerta. Él apenas tenía lugares en los que fijarse, solo algún pequeño proyecto internacional, pero 12 años después la cosa ha ido cambiando y el negocio ha crecido tanto que si nota algún achaque ese es el cansancio. "De las hormigas no me canso, pero las personas... Eso sí que cuesta, y cualquiera que quiera emprender debe tenerlo clarísimo".

A la entrada de Trebujena, un pequeño municipio en la frontera de Cádiz y Sevilla, hay un monumento dedicado a la industria local por excelencia: el vino. La figura muestra dos manos que recogen un racimo de las uvas que han puesto este enclave en el mapa. Pero, si de dar a conocer el nombre de la localidad se refiere, puede que dentro de poco haya que añadir a esa escultura otra tan diferente como simbólica del sitio: una hormiga. Allí, en un pueblo de poco más de 5.000 habitantes, crece una empresa convertida en multinacional puntera de su sector, la venta de hormigueros ornamentales y la cría de estos insectos. La campiña gaditana es la base de Anthouse, un proyecto que empezó con pequeños pedidos para aficionados y ahora es proveedor de otras tiendas, tiene fábrica propia e inventos patentados en un mundo moda gracias a internet.

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