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Galán y Florentino o cómo dejar sin luz a las ministras de Energía
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Galán y Florentino o cómo dejar sin luz a las ministras de Energía

El presidente de Iberdrola le ha endosado una derrota abrumadora a la responsable del Gobierno de bajar los precios de la electricidad, que en su día apoyo al presidente de ACS

Foto: El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán. (EFE)
El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán. (EFE)
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Hacía tiempo que no se veía en España cómo una parte del llamado Ibex 35, el grupo de poder al que se le adjudica el mal del país, zarandeaba a una ministra como esta semana ha hecho Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, con Teresa Ribera, la responsable del Ministerio de Energía, ahora tuneado con lo de Transición Ecológica. La rectificación por parte de la abogada y profesora universitaria del hachazo que iba a infligir a las compañías energéticas, tal y como lo anunció el pasado 14 de septiembre, para cumplir con la enésima promesa de Pedro Sánchez de bajar el precio de la luz al nivel de 2018, ha sido una derrota por seis a cero en términos tenísticos de la institución, el Gobierno, que gestiona el Boletín Oficial del Estado (BOE), del que dependen todas las multinacionales del sector.

Galán ha humillado a la ministra a la que en sus tiempos aupó a organismos internacionales en favor del cambio climático, beneficioso para sus inversiones en energías limpias. El ingeniero salmantino animó a Ribera una semana atrás a corregir los errores cometidos por falta de información, por no conocer los detalles técnicos de cómo se fragua la factura de la luz. El empresario se ha salido con la suya, como prueba que la cotización ha recuperado el 20% que perdió cuando Sánchez se puso gallito a la vuelta del verano.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

Con un lenguaje beligerante nunca visto —"rectificar es de sabios", le llegó a decir— a la par de condescendiente con su pupila, a sabiendas de que tragaría con sus quejas, de que la tenía pillada, Galán le ha doblado la mano a Moncloa, cuyo inquilino, que obviamente no paga la factura, se inventó el último domingo un cheque de 100 millones para ayudar a las personas e industrias más afectadas por el encarecimiento de la luz. Cuatro perras que nunca llegarán o lo harán tarde.

Galán, secundado desde la distancia por Pepe Bogas, consejero delegado de Endesa, con una posición más constructiva dada su amistad con la ministra, y con el silencio de Naturgy (Paco Reynés), el mayor comercializador de gas, se ha salido con la suya por dos motivos muy sencillos. En primer lugar, porque tenía razón. Porque el encarecimiento de la luz no es responsabilidad directa de Iberdrola, Endesa o Naturgy, sino de un mercado del gas manejado por Rusia y en menor medida por Argelia y los países de Oriente Medio, de los que España es cliente, cliente de segunda.

El impetuoso presidente de la eléctrica vasca se movió con la velocidad, astucia y furia necesaria para detener un real decreto populista que le quitaba hasta 2.000 millones de beneficio operativo en seis meses, la duración temporal de la norma. Lo hizo en el Parlamento español, con la callada explícita del Partido Popular, al que, curiosamente, también le dobló la mano en los tiempos en los que Álvaro Nadal, el ministro de Energía de Rajoy, le apretaba con el carbón. Y con el apoyo expreso del PNV, al que en mayo le negó la instalación en el País Vasco de una fábrica de electrolizadores en favor de Guadalajara (Castilla-La Mancha) por falta de subvención pública. Una inauguración a la que no faltaron Pedro Sánchez; la ministra del ramo; la de Turismo, Reyes Maroto; y el presidente de la comunidad autónoma, Emiliano García-Page. Todo un despliegue de aplausos gubernamentales para una inversión de 60 millones para castigo del mismo PNV que ahora le ha ayudado.

Foto: costes-beneficios-resultados-empresariales-bolsas-bra

Pero sobre todo lo consiguió en la Comisión Europea, que tumbó la dos ocurrencias de Sánchez y Ribera. Los socios de la Unión, con Alemania, que es quien manda, a la cabeza, despacharon con ninguneo la idea de comprar gas de forma colectiva y la última propuesta de salirse como país del mercado común de la electricidad. Una especie de ahora me salgo porque no me conviene y ya volveré cuando se pase el invierno. Otra derrota, la tercera en una semana, de la ministra de Energía, que en un país normal sería sustituida o dimitiría, sobre todo porque debería saber —al menos sus técnicos del Ministerio— desde el primer día que jurídicamente no le podía meter mano a las compañías del Ibex con tal expropiación.

Galán, consciente de que tenía todas las de ganar en los tribunales, como históricamente ha ocurrido con todos los pulsos entre empresas y gobiernos, se aprovechó de esta ingenuidad y debilidad de Moncloa, que utilizó todos sus altavoces habituales y los menos visibles para que la tropa se echara encima de las eléctricas. Pero, por si acaso, le explicó a Ribera lo que supondría en millones llevarse fuera de España la sede social de Iberdrola, además de recordarle que si España estaba escasa de gas era porque ella, cuando estaba en el Gobierno de Zapatero, apadrinó y aprobó el gaseoducto del Castor de Florentino Pérez, que tuvo que ser cerrado por los riesgos sísmicos y que le ha costado ya 1.700 millones a los españoles.

Galán le recordó a la ministra que fue ella quién validó el gaseoducto del Castor, que ha costado ya 1.700 millones a los españoles

Una infraestructura improductiva, que se terminará de pagar en 2044, con capacidad para 1.900 metros cúbicos, un tercio de la demanda de gas de España durante 50 días, que ha acabado en los tribunales y del que el presidente de ACS, su enemigo número uno, se ha lavado las manos. "Me vas a cargar a mi 2.000 millones y al otro le regalaste 1.350 millones", le vino a decir, según cuentan fuentes próximas a las tensas conversaciones.

La ministra, cuya palabra empieza a tener el mismo valor que la de su mentor, salió este viernes al paso para negar "con rotundidad" que España, como ya han avisado otros países de Europa, vaya a sufrir apagones de luz por falta de gas. Ribera aseguró en Onda Cero que la estructura local de producción energética "es muy potente" y cubre los picos de demanda. Unas declaraciones hechas apenas 24 horas después de hacer un viaje relámpago (el segundo del Gobierno en un mes) a Argelia para asegurarse el gas del Magreb y buscar barcos al mejor postor por el Mediterráneo para transportar el hidrocarburo argelino, con un coste adicional que pagará Naturgy, que a su vez se lo cobrará a los clientes.

Porque, efectivamente, el problema de España es que no tiene un plan energético nacional. O el que se diseñó fue un juego de intereses más político que industrial en favor de los partidos nacionalistas, tanto vascos como catalanes, que se repartieron Iberdrola, Repsol y Gas Natural (ahora Naturgy), con proyectos de fusiones fallidos durante la etapa de Rodrigo Rato y José María Aznar, construcciones masivas de centrales de ciclo combinado alimentadas por gas, muchas de ellas paradas, sustituidas después por parques eólicos y fotovoltaicos menos contaminantes, pero con una remuneración a los inversores que el país no se puede permitir.

Podemos, con Bellarra y Echenique, a la cabeza, deberán validar el nuevo real decreto que beneficia a sus 'amigas' las eléctricas

El citado real decreto tendrá que ser validado dentro de un mes por el Congreso, con el voto a favor del PSOE y del PNV, obviamente, y la oposición o abstención del PP. Pero la clave será que dice Unidas Podemos, cuyo líderes, con Ione Belarra y Pablo Echenique a la cabeza, alentaron en redes sociales el texto original como una victoria contra las ricas eléctricas. Si lo tumban, la crisis de Gobierno, calentita por la reforma o modernización de la reforma laboral, puede estallar por los aires.

Ajena a esta trifulca, la lluvia se ha hecho con España en el primer fin de semana puramente otoñal de la temporada, con el cambio de hora incluido. El ciudadano de a pie empieza a notar el frío en sus casas y va a encender la calefacción con miedo por la subida infinita del precio de la luz, mientras asiste, sin comprender nada, a un cruce de declaraciones entre los presidentes de las principales eléctricas del país y la ministra de Transición Ecológica para no responsabilizarse de la próxima y encarecida factura que pagará el contribuyente. Los bajo cero llegarán en enero y febrero, cuando Galán (12 millones), Reynés (4,5 millones) y Bogas (2,8) anuncien sus resultados anuales y sus sueldos.

Hacía tiempo que no se veía en España cómo una parte del llamado Ibex 35, el grupo de poder al que se le adjudica el mal del país, zarandeaba a una ministra como esta semana ha hecho Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, con Teresa Ribera, la responsable del Ministerio de Energía, ahora tuneado con lo de Transición Ecológica. La rectificación por parte de la abogada y profesora universitaria del hachazo que iba a infligir a las compañías energéticas, tal y como lo anunció el pasado 14 de septiembre, para cumplir con la enésima promesa de Pedro Sánchez de bajar el precio de la luz al nivel de 2018, ha sido una derrota por seis a cero en términos tenísticos de la institución, el Gobierno, que gestiona el Boletín Oficial del Estado (BOE), del que dependen todas las multinacionales del sector.

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