BBVA negocia con KKR y Fortress la venta de la cartera de activos de Unnim

BBVA ultima la venta de los activos tóxicos de Unnim a dos grandes fondos norteamericanos: KKR y Fortress. Estos dos inversores son los que han entrado en la fase final del Proyecto Dakar, con el que la entidad presidida por Carlos Torres quiere sacar de su balance créditos e inmuebles valorados en 500 millones de euros. El segundo banco español y su asesor, Alantra, tienen que elegir en las próximas semanas al ganador de esta subasta —en el mercado se ve como favorito a KKR—.

BBVA compró Unnim en marzo de 2012, en una subasta que dirigió el Fondo de Reestructuración (FROB) tras el rescate de las antiguas cajas catalanas: Manlleu, Sabadell y Terrassa. El banco entonces presidido por Francisco González se impuso en el proceso a Ibercaja y Popular y dio su primer gran salto en Cataluña —Unnim tenía 30.000 millones en activos—, antes de la adquisición de Catalunya Banc en 2014.

Aunque la venta fuera dirigida por el FROB, el encargado de pagar la factura de la subasta de Unnim fue el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), que financian los bancos con aportaciones anuales. Esta institución semipública asumió pérdidas por valor de 953,3 millones en la venta a BBVA —por un euro— y firmó un esquema de protección de activos (EPA) para una cartera de activos de 7.400 millones. Todas las pérdidas que generara esta cartera serían asumidas en un 80% por el FGD y en un 20% por BBVA, con vencimiento en octubre de 2021.

Es la llegada a esta 'meta' lo que ha hecho a BBVA sacar al mercado el Proyecto Dakar. La entidad quiere aflorar todas las pérdidas posibles en la cartera de Unnim antes de que caduque el EPA. El Fondo de Garantía ha pagado durante estos últimos nueve años 1.279 millones al segundo banco español, y a finales de 2019 calculaba que la factura podría ascender a casi 2.000 millones, adicionales a los 953 millones de la subasta de 2012.

Grandes fondos

El favorito en el proceso es KKR, que controla en España una de las principales gestoras de activos impagados —Hipoges— y se ha hecho recientemente con una cartera similar a la de BBVA: el Proyecto Aura, con el que Sabadell ha traspasado los últimos activos del esquema de protección de activos (EPA) de CAM.

Por su parte, la irrupción de Fortress en el proceso de BBVA es la primera apuesta seria de este fondo oportunista por el mercado español en los últimos años. Esta gestora, considerada de las más agresivas a nivel global —entra en momentos de mayor riesgo—, es dueña del 'servicer' global DoValue, dueño de Altamira, antigua plataforma inmobiliaria de Santander.

BBVA está acelerando el desagüe de activos tóxicos antes de la mora del covid

Al margen del Proyecto Dakar, BBVA acumulaba créditos dudosos valorados en 8.300 millones en España a finales de septiembre, lo que suponía una tasa de morosidad del 4,3%. Junto a ello, el segundo banco español tenía en junio unos 4.500 millones en exposición inmobiliaria, entre activos adjudicados y créditos morosos a promotores. El grueso de sus inmuebles heredados de la crisis del ladrillo fue vendido a Cerberus en 2017, dando origen a la inmobiliaria Divarian.

Como el resto de entidades, BBVA está tratando de agilizar la venta de activos tóxicos antes de que empiecen a llegar los nuevos morosos de la crisis del covid-19, lo que se espera progresivamente entre 2021 y 2022.