Sin vuelta a la oficina: las multinacionales implantan el teletrabajo más allá del covid
El teletrabajo al que se ha recurrido por obligación se está implantando por vocación entre las grandes corporaciones que, además de sus productos y servicios, exportan por todo el mundo su cultura
Desde hace siete años, Jesús, informático de una empresa con sede en Madrid, teletrabaja desde su casa de Toledo y solo viene a la capital un día a la semana. Fue un destino buscado, que le ha permitido equilibrar su carrera con la de su mujer y tener cuatro hijos. Tras nueve años en la capital, consiguió volver a su provincia de origen con un empleo presencial que, sin embargo, seguía sin satisfacer todas sus aspiraciones, algo que cambió cuando se movió a su actual empresa. El círculo acababa de cuadrar: perdió algo de salario, pero ganó calidad de vida, mantuvo su poder adquisitivo y, todo ello, sin renunciar a ambiciones laborales ni personales.
Hasta ahora, casos como el de Jesús han sido la excepción, pero pueden convertirse en la norma si, como muchos expertos empiezan a vaticinar, el teletrabajo al que se ha recurrido masivamente por obligación, debido a la pandemia del coronavirus, empieza a implantarse por vocación. Algo que ya está ocurriendo entre las grandes multinacionales que, además de sus productos y servicios, exportan su cultura corporativa por todo el planeta, lo que se está traduciendo en un cambio también de sus filiales en los diferentes países donde están, incluida España.
Mark Zuckerberg ha anunciado que en diez años la mitad de la plantilla de Facebook trabajará desde casa; Twitter ha dado libertad a su plantilla para, si así lo prefieren, quedarse en casa "para siempre"; el fabricante de ordenadores Dell cree que la mitad de su plantilla optará por el teletrabajo cuando termine esta crisis; Standard Life ha comunicado oficialmente que la mayoría de su plantilla continuará en casa hasta 2021; en Amazon y Microsoft la línea se ha marcado hasta octubre… y después se verá, porque las compañías están analizando qué hacer y cómo hacerlo.
"Las empresas tecnológicas y las grandes multinacionales ya tienen un gran camino andado en este sentido, ya que desde hace tiempo están liderando este nuevo modelo de gestión del trabajo". Quien hace esta afirmación es Ángel Sáenz de Cenzano, máximo responsable de LinkedIn en España y Portugal, empresa que está "recomendando a todos los empleados que sigan trabajando desde casa hasta final de año", mientras terminan de definir cómo será la nueva normalidad en la vuelta a las oficinas.
Con la autoridad que le confiere liderar en España la mayor red profesional del mundo, Sáenz de Cenzano asegura que este cambio ha llegado para quedarse. "El trabajo desde casa ya era un modelo muy solicitado por los trabajadores. En 2019, el informe de tendencias de talento que publicamos anualmente ya indicaba que la flexibilidad laboral era una demanda que debía ser atendida por los responsables de gestión de talento. Aunque flexibilidad y teletrabajo no son lo mismo, sí son formas que contribuyen a mejorar la conciliación entre la vida familiar y personal".
Más que teletrabajo, flexibilidad
Flexibilidad es la nueva palabra mágica, y las multinacionales que operan en España lo saben bien. ING llevaba un año dándole vueltas y, tras comprobar cómo han seguido funcionando los equipos durante el estado alarma, han decidido implantar a partir de septiembre un modelo 100% flexible, en el que cada uno de sus 1.400 empleados en España pueda organizar sus obligaciones personales y profesionales sobre la base de la autorresponsabilidad y los avances tecnológicos.
En Ikea, que ya contaba con el programa 'Harmony' de flexibilidad horaria y corresponsabilidad para el personal de oficina, el covid-19 le ha hecho ir un paso más allá. "Un claro exponente ha sido nuestra plantilla del servicio de Atención al Cliente. Todos ellos, alrededor de 500 empleados, han estado operativos desde casa con una dinámica de trabajo que organizamos de forma muy ágil: en menos de 48 horas. En tiempo récord, alrededor de una semana, habíamos adaptado ya todos nuestros sistemas y requisitos técnicos. Tras esta experiencia hemos visto que somos capaces de extender y potenciar esta forma de trabajar todavía más y, actualmente, estamos estudiando nuevas formas para el futuro", explican desde la compañía.
Los nuevos titanes del mundo empresarial, como LinkedIn, Facebook, Twitter, Amazon o Ikea están implantando modelos de flexibilidad y teletrabjo
Otro ejemplo es Makro, que tras el cierre de colegios implantó el teletrabajo en sus oficinas centrales, con unos resultados que le han llevado a replantearse ahora la forma de trabajar: "A partir de la semana que viene, simultanearemos la presencia física en la central junto con el teletrabajo, siguiendo las recomendaciones que propone el Gobierno. Durante el verano mantendremos esta opción y contemplaremos la opción del teletrabajo como una alternativa" de cara al futuro.
Pero, para que el teletrabajo realmente funcione, tanto en el terreno empresarial como en el personal, será clave que los altos directivos, quienes tienen en sus manos la toma de decisiones, sean honestos y vean en esta nueva revolución una oportunidad de hacer las cosas bien y avanzar, en vez de un simple ajuste de costes.
Pere Viñolas, consejero delegado de Colonial, lo explica de una manera muy comprensible: "El teletrabajo es como el colesterol, está el bueno y el malo. Si se apuesta por el bueno, con políticas flexibles que permitan a la plantilla organizarse para trabajar algunos días desde casa, por ejemplo, redundará en el bienestar de la compañía; en cambio, el malo se basa solo en reducir costes. A partir de este punto, si detrás del discurso de retención del talento y flexibilidad, al final solo hay reducción de costes, no funcionará. Pero si quieres ser una compañía de alto valor añadido, te da un gran acceso al talento".
Además de algunos de los edificios de oficinas más importantes de Madrid y Barcelona, Colonial es dueña de SFL, la patrimonialista más importante de París, a la sazón, la plaza más relevante en este mercado de toda la Europa Continental. En la capital del Sena, donde el coste de la vida es muy superior a España, este cambio de paradigma que están implantando las multinacionales, probablemente, vaya todavía más rápido que en España, sostiene Viñolas, quien no duda que "los conceptos de flexibilidad se van a imponer".
¿Significa esto el fin de la oficina? Para nada, pero sí que habrá ajustes. "A corto plazo, a mismo número de empleados, las superficies de oficinas se van a mantener estables, porque se van a tener que respetar unas reglas de distanciamiento y seguridad sanitaria que van a hacer que no haya una reducción, salvo que se recorte plantilla o haya un ERE. Pero también es cierto que las empresas van a apostar cada vez más por el teletrabajo, y a medio y largo plazo, sí que podremos ver una reducción del espacio de oficina", explica José Luis Guillermo, socio director de la consultora InmoSpace.
Nuevo modelo
Pero cuidado con los vendedores de recetas mágicas y soluciones fáciles, porque este nuevo escenario que está empezando a abrirse tiene también muchos grises. "El futuro dependerá de muchos factores, y todavía estamos en la fase de análisis. Por ejemplo, el tipo de empleado. Se está viendo que los jóvenes prefieren ir a la oficina, socializar con los compañeros; mientras que los trabajadores con familia solicitan más el teletrabajo", añade Guillermo.
Un reciente informe de Accenture ve este reto como una oportunidad de oro que tiene las empresas para reinventarse. "Para afrontar la reapertura y superar la incertidumbre, es necesario un plan de reinvención. Esta es la oportunidad —también una necesidad— para que muchas compañías desarrollen aquellas capacidades en las que desearían haber invertido antes: ser más digitales, 'data-driven' y estar en 'cloud'; contar con estructuras de costes más variables, con operaciones ágiles y automatizadas y ser fuertes en 'e-commerce' y seguridad".
El Servicio de Estudios de CaixaBank estima que uno de cada tres empleados en España puede, potencialmente, trabajar en remoto, frente al 8,3% que lo hace actualmente, porcentaje muy alejado del 16,1% de la media de la eurozona.
Ismael Clemente, consejero delegado de Merlin, reconoce que "el debate que está ahora mismo en la calle es el teletrabajo, pero hay que tener cuidado, porque el debate muchas veces hace que parezca que la disrupción es atractiva, cuando todavía nadie sabe realmente cuál va a ser el futuro. Nosotros vemos dos vectores: el primero es que la gente ha podido seguir trabajando desde casa, pero el otro es la necesidad de distanciamiento social que se va a requerir a partir de ahora en las oficinas. Qué fuerza será más potente? Aún no se sabe".
Los que sí tienen claro en la socimi es que "el modelo de no tener sitio asignado es incompatible con las medidas sanitarias postcoronavirus, y al de espacios abiertos, con los profesionales trabajando a pocos centímetros de distancia, le ocurre algo similar. Probablemente, lo que termine ocurriendo es que, como se necesitará más espacio, las empresas apuesten por fórmulas mixtas. Pero habrá que tener cuidado para no provocar una fractura entre empleados tipo A, generalmente los puestos más altos y que se verán beneficiados por la flexibilidad, y tipo B, cuyo trabajo es de menor valor añadido y que, además, al trabajar desde casa, poco a poco se van quedando aislados del centro y la toma de decisiones", añade.
Esta reflexión enlaza con el reto que Alberto Terrón, vicepresidente de la firma de búsqueda de directivos, Kingsley Gate Partners, hace: "Se abre una puerta muy buena hacia la autorresponsabilidad de los empleados, a medir el éxito por la contribución, no por las horas que eches, se va a objetivizar mucho qué aporta realmente cada persona. Estamos hablando de un cambio que ha llegado para quedarse, no tengo ninguna duda. Obviamente, necesitamos socializar, pero se va a dar, se están dando ya, un movimiento hacia la flexibilidad".
Terrón habla por experiencia propia, ya que su firma está totalmente deslocalizada, hasta el punto de que cuenta con tres consejeros delegados, cada uno ubicado en una ciudad distinta de Estados Unidos: uno está en Cleveland, otro en Washington y, el tercero, a caballo entre Dallas y Sillicon Valley. "La tecnología lo que hace es acercar y las nuevas generaciones van a buscar este tipo de modelos de manera muy clara", advierte.
Desde hace siete años, Jesús, informático de una empresa con sede en Madrid, teletrabaja desde su casa de Toledo y solo viene a la capital un día a la semana. Fue un destino buscado, que le ha permitido equilibrar su carrera con la de su mujer y tener cuatro hijos. Tras nueve años en la capital, consiguió volver a su provincia de origen con un empleo presencial que, sin embargo, seguía sin satisfacer todas sus aspiraciones, algo que cambió cuando se movió a su actual empresa. El círculo acababa de cuadrar: perdió algo de salario, pero ganó calidad de vida, mantuvo su poder adquisitivo y, todo ello, sin renunciar a ambiciones laborales ni personales.
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